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La acción humana


Enviado por   •  12 de Octubre de 2020  •  Ensayos  •  1.947 Palabras (8 Páginas)  •  119 Visitas

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Agustiniano Instituto Filosófico-Teológico

Historia de la Filosofía VI

5° Semestre de filosofía

Mtra. Blanca Estela Aranda Juárez

Por Fr. Juan Carlos Sixtos Rojas

30 de septiembre del 2020

La acción como condición propiamente humana

El tema que quiero tratar, es la acción como condición propiamente humana, pues hoy en pleno siglo XXI vivimos condicionados al trabajo, dándole el valor más alto de nuestra existencia, no lo vemos como un medio para realizarse, sino como un fin que define quién soy, en base a esta cuestión quiero indagar en la propuesta de Arendt, para rescatar el sentido del hombre, puesto que no podemos vivir condicionados únicamente por el trabajo y mucho menos darle un grado más alto. Teniendo en cuenta las siguientes interrogantes, ¿el ser humano es el único que puede actuar?, ¿cómo se relaciona mi acción con el otro?, ¿cuáles son las características de la acción?, ¿cuáles son los límites de la acción? y ¿dentro mi actuar puedo ocultarme y fingir para no mostrarme quién soy?, que trataré de responder en esta pequeña reflexión.

 Arendt nos dice que la primera actividad  fundamental de la vida activa, es la labor  aquello que  nos acerca a lo biológico y a la mera faena de vivir, sobrevivir y ganar el sustento; se refiere a las actividades necesarias para sostener la vida, pero que no perduran, es decir, que se agotan en el momento en que son realizadas y consumidas; mientras que el trabajo es aquella actividad que produce obras y resultados; incluiría la construcción, la artesanía, el buen oficio, el arte y, en general, los artificios.  Se refiere a  actividades tales como la fabricación de instrumentos de la labor o  de los objetos de uso o de las obras de arte (incluso la realización de las obras de caridad). El trabajo “es la actividad que corresponde a lo no natural de la exigencia del hombre, que no está inmerso en el constantemente repetido ciclo vital de la especie, ni cuya mortalidad queda compensada por dicho ciclo.  El trabajo proporciona un “artificial” mundo de cosas, claramente distintas de todas las circunstancias naturales.  Dentro de sus límites se alberga cada una de las vidas individuales, mientras que este mundo sobrevive y trasciende a todas ellas.  

Y La acción que es la actividad que nos lleva al individuo, es decir la acción es lo propio del hombre, porque los humanos representamos en la acción la igualdad y la diferencia que existe entre unos y otros. Esto hace aparecer la pluralidad, porque si todas las personas fueran iguales no se requeriría ningún discurso, sino que meros sonidos o signos bastarían para transmitir necesidades que, al ser de los mismos sujetos, serían idénticas. La acción sería un lujo innecesario, una invasión caprichosa de las leyes generales del comportamiento, si los hombres fueran iteraciones infinitamente reproducibles del mismo modelo, cuya naturaleza o seres son tan predecibles para todos como la naturaleza o la esencia de todos los demás. La pluralidad es la condición de la acción humana porque todos somos iguales, es decir, humanos, y por tanto nadie es igual a todo el que ha vivido, vive o vivirá[1].

Esta pluralidad nos permite reconocer la diferencia con los demás, la distinción entre unos y otros. A diferencia del otro, lo que cada uno de nosotros debería aparecer permite la diferencia entre la acción y el otro, es decir, la identidad. Para nuestra Autora, como puede verse, no existe una naturaleza humana previa o de alguna manera predeterminada, solo podemos hablar de la "condición humana": estar en el mundo no agota quienes somos; las condiciones de la existencia humana no explican qué somos ni quiénes somos. Sólo con la acción nace, no "algo", sino "alguien". Así lo privado se hace público a través de la acción, se revela y así entra al mundo: “con palabra y el acto encajamos en el mundo humano, y esta introducción es como un segundo nacimiento [...al que...] la necesidad no nos obliga, como lo hace la labor, ni la utilidad nos impulsa, como ocurre con el trabajo. "[2]

Y es un segundo nacimiento porque si alguien comienza con él; eso quiere decir que con el acto comunicativo no revelamos el “qué” sino el “quién”, y “al actuar y hablar, los hombres muestran quiénes son, revelan activamente su identidad única y personal y aparecen en el mundo humano como su la identidad física está representada en la forma única del cuerpo y el sonido de la voz sin necesidad de ninguna actividad propia. El descubrimiento de "quién" en oposición a "qué" es alguien - sus cualidades, dotes, talentos y deficiencias que revela u oculta - está contenido en todo lo que alguien dice y hace”[3]. Al actuar y hablar, la gente muestra" quiénes "son" (el "qué" se revela por el hecho puramente biológico de que pueden hablar) y, por lo tanto, aparecen en el mundo.

De manera que la acción no está presente en los animales, pues ellos aunque puedan manifestarse entre ellos, no desarrollan algo nuevo, algo diferente que los haga transcender su propia naturaleza, ya que ellos carecen del lenguaje, capacidad propiamente humana. Y la acción junto con el discurso forman un papel central en la vida humana, porque hemos dicho que el actuar y el lenguaje es propiamente humanos, capacidades que el hombre ha de utilizar para mostrarse en el mundo, de modo que siempre que alguien actúa y habla, puede mostrar a los demás quién es él, es por esta razón que la acción viene siendo el valor más elevado que el hombre puede alcanzar, pero es necesario tener en cuenta que es únicamente  la pluralidad el lugar donde yo puedo manifestarme, de tal manera que no necesito de objetos, vestiduras, posesiones para que los demás puedan conocerme, puesto que basta mi acción para que mostrar quién soy.

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