Liderazgo
febo_melissa21 de Octubre de 2014
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Liderazgo primario
Descubriendo el poder de la inteligencia emocional
por Daniel Goleman, Richard Boyatzis y Annie McKee
RESUMEN EJECUTIVO
Normalmente, los líderes suelen estar muy bien preparados
en los que a habilidades de tipo cognitivo se refiere. Sin
embargo, cuando se trata de manejar sus propias emociones y
las emociones ajenas, es muy poco lo que saben.
La importancia de ser emocionalmente inteligente yace en el
hecho de que el líder debe ser en principio un remodelador de
las emociones de su equipo de trabajo. El líder debe saber
leer y aprovechar las emociones de los miembros del equipo
con el fin de crear un clima de trabajo más idóneo.
En este texto, los autores presentan un panorama general de
las habilidades emocionales que un líder debe poseer, una
relación de los estilos de liderazgo y la influencia que estos
ejercen sobre los empleados, y algunas recomendaciones para
llegar a ser un líder efectivo.
Liderazgo resonante
La mayoría de la gente reconoce que el humor de un líder juega
un papel fundamental en cualquier compañía. Sin embargo,
el humor es visto normalmente como demasiado personal e
incuantificable como para poder hablar al respecto de modo
significativo. Pero recientes estudios en el área de las emociones
han revelado no sólo cómo medir el impacto de las
emociones de un líder, sino además, cómo se las arreglan los
mejores líderes para entender y mejorar el modo de encarar las
emociones propias y ajenas.
Entender el poderoso papel que juegan las emociones en el
lugar de trabajo destaca a los mejores líderes del resto no sólo
en lo que a elementos tangibles (mejores resultados comerciales,
etc.) se refiere, sino además, en lo que a elementos intangibles
se refiere (alta moral, motivación y compromiso).
La tarea emocional del líder es primaria en dos sentidos. No
sólo es la tarea original del líder, sino además, su quehacer más
importante.
Si el líder despierta el entusiasmo entre la gente, el desempeño
de esta última mejorará notablemente. Pero, si el líder produce
ansiedad y enojo en la gente, el desempeño se vendrá a menos.
Dependiendo del tipo de emociones que despierte el líder,
tendremos:
1. Resonancia: el líder despierta emociones positivas.
2. Disonancia: el líder despierta emociones negativas.
Obviamente, un buen líder quiere producir resonancia. La clave
para hacerlo yace en la inteligencia emocional del líder. La
inteligencia emocional tiene que ver con la habilidad de manejar
las emociones propias y ajenas. Un líder emocionalmente
inteligente es capaz de influenciar las emociones ajenas con
tan sólo intervenir los centros cerebrales relacionados con las
emociones.
El primer paso consiste en entender el efecto que causan las
emociones de una persona en los demás. Todos hemos
experimentado alguna vez la caída emocional causada por el
mal humor de otra persona. Asimismo, a veces nos sentimos
inspirados por el líder con el que trabajamos. Pero, ¿por qué
reaccionamos tan personalmente? Después de todo, el hambre
ajena no necesariamente nos produce hambre. Así que, ¿cómo
es posible que la felicidad o el enojo de otras personas tengan
influencia sobre nosotros?
Los científicos han descubierto que el centro cerebral de las
emociones es un sistema abierto, mientras que el hambre es un
sistema cerrado. Este último se autorregula y, por consiguiente,
el hambre ajena no nos da hambre.
Lo que nos hace reaccionar en conjunto cuando estamos en un
concierto, es el sistema límbico abierto. Este sistema es lo que
nos lleva a rescatar a los demás cuando escuchamos una voz de
ayuda. Existe mucha evidencia científica del poder del sistema
límbico. Por ejemplo, es posible que la presión sanguínea de
un paciente baje gracias simplemente al consuelo que le brinda
la presencia de un ser querido.
Otros estudios han demostrado que el humor de una persona
puede ser transferido a otra. Es muy común que los integrantes
de un equipo terminen por compartir el mismo humor, bueno o
malo, tras un par de horas de trabajo en conjunto.
Así pues, una sola persona puede transmitir señales emocionales
a otra persona o a todo un grupo de personas, que pueden
alterar el funcionamiento del corazón, alterar los niveles hormonales,
el sueño y hasta el sistema inmunológico. En otras
palabras, el sistema límbico abierto es una vía de comunicación
a través de la cual los líderes pueden enviar mensajes
importes. Pero, por otra parte, si este es mal empleado, puede
corromper el desempeño de un equipo. Dado que es un proceso
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subconsciente, es muy fácil perder el control.
Los líderes se comportan de un modo arbitrario frente a sus
subordinados. De hecho, tienen un gran poder en este sentido:
pueden castigar o premiar; inspirar o desagradar; despedir o
promover, etc. De modo que los líderes ejercen una inmensa
influencia emocional entre sus subordinados.
Más aún, los líderes hablan más, son escuchados por más
personas, son los primeros en hablar, y suelen darle sentido al
grupo. La gente está pendiente de ellos incluso cuando no
están hablando. En pocas palabras, el líder establece el tono
emocional del lugar de trabajo. Por tanto, es importante que el
líder sepa qué tono emocional quiere propiciar y por qué.
Dado que la gente requiere “leer al líder”, este debe ser abierto.
Debe ser entusiasta y apasionado. Debe tener buen humor y su
risa debe ser contagiosa. Los científicos han demostrado que la
risa es una de las reacciones más sinérgicas de todas. Cuando
una persona ríe, las demás ríen reflexivamente. La razón de
esto es que los sistemas límbicos se activan entre sí.
Así pues, la felicidad o una “atmósfera cálida” se transmiten
mejor que un estado depresivo. La razón de esto es que la
depresión no nos ayuda a concluir nuestras tareas, pues tiene
un menor valor para la supervivencia.
Si bien un estado de ánimo negativo se transmite menos fácilmente
que uno positivo, aquel puede resultar virulento una vez
que comienza. Además, se necesitan horas para reabsorber las
hormonas producidas por un estado depresivo. Las emociones
negativas obstruyen el trabajo.
Hay quienes han tenido la experiencia de ir a una compañía y
percibir una “buena atmósfera”. Se considera que el simple hecho
de cómo se siente una persona trabajando en una empresa
puede influir de 20% a 30% en su desempeño. Asimismo, de
50% a 70% de los empleados atribuyen su estado de ánimo al
desempeño del líder. Así que el líder realmente tiene el control.
Los líderes pueden utilizar su influencia sobre las emociones
de los empleados, para mejorar la organización en su totalidad.
Los cuatro dominios del liderazgo
Los líderes más exitosos son aquellos que saben utilizar el
humor. Eso no quiere decir que tengan que ser comediantes.
Un comentario humorístico no tiene por que ser gracioso. Lo
importante es la intención: sinceridad, expresión facial y verdadero
sentimiento. La clave para saber cuándo y cómo utilizar
dichas herramientas es la inteligencia emocional. A continuación,
cuatro factores típicos de la inteligencia emocional:
1. Interés en alcanzar objetivos.
2. Habilidad para tomar la iniciativa.
3. Habilidades en colaboración y trabajo en equipo.
4. Habilidad para encabezar equipos.
Con el tiempo, estos factores han sido refinados por los expertos
en los siguientes cuatro dominios:
1. Autoconciencia: los líderes saben lo que les gusta, conocen
sus propios valores y, por lo general, se saben reír de sí
mismos. La importancia de la autoconciencia para el líder es
que esta le permite actuar con convicción y sinceridad. La
gente autoconsciente cree en sus intuiciones.
2. Autogerencia: es decir, ser capaz de controlar y supervisar
las propias emociones. Claramente, un líder que no tiene el
control no puede controlar a los demás. Una buena gerencia
comienza con una buena autogerencia.
3. Conciencia social: también se la conoce como empatía.
Esta permite entender a los demás. Las expresiones faciales,
el tono de voz y el lenguaje corporal constituyen mensajes
que estamos constantemente oyendo, viendo, asimilando y
respondiendo. Esta sutil comunicación hace sentir a la gente
que hay una conexión. Aumenta la confianza y crea un área
de comodidad en la cual moverse. Los líderes con conciencia
social siempre llegan más rápidamente
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