Literatura Moderna
rizouzki24 de Septiembre de 2013
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Literatura romántica[editar · editar código]
El romanticismo fue un movimiento de tipo cultural y político, que surgió en Europa a partir del prerromanticismo de finales del siglo XVIII. Los románticos consideraban la libertad como causa suprema, tanto en el arte como en la política y la vida personal. En contraposición al neoclasicismo, el romanticismo se caracterizó por el rechazo de la razón como principio, anteponiendo el sentimiento y la fantasía en el arte.
Entre los rasgos de la literatura romántica se encuentran:
el predominio del "yo" (subjetivismo);
la evasión de la realidad (temas medievales -medievalismo-, místicos, leyendas y el exotismo oriental);
el nacionalismo (interés en el arte popular y las costumbres locales -folclorismo, particularmente los Hermanos Grimm en Alemania-);
la libertad formal (mezcla de prosa y verso, ruptura de las unidades aristotélicas en teatro) frente al academicismo neoclásico;
la búsqueda de la belleza fuera de la armonía y el equilibrio (lo sublime en lo terrible, lo sobrenatural, lo macabro, inicios de la novela gótica -Mary Wollstonecraft Shelley, Frankenstein o el moderno Prometeo, 1818-).
Entre los escritores románticos se encuentran Goethe, Friedrich Hölderlin y E.T.A. Hoffmann en Alemania; Walter Scott, Percy Shelley, John Keats y Lord Byron en Inglaterra; Chateaubriand, Alphonse de Lamartine y Victor Hugo en Francia; Edgar Allan Poe en Estados Unidos; Manzoni y Leopardi en Italia, el Duque de Rivas, José Zorrilla y José de Espronceda en España; Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo Prieto en México, José Hernández en Argentina, etc.
Véanse también: Literatura del Romanticismo en Alemania, Literatura del Romanticismo en Francia, Literatura del Romanticismo en Inglaterra y Literatura española del Romanticismo.
Literatura postromántica[editar · editar código]
Artículo principal: Postromanticismo.
Parnasianismo, simbolismo y decadentismo[editar · editar código]
Entre los autores del parnasianismo defendía una doctrina inspirada en el ideal clásico "el arte por el arte". Destacan los fundadores del movimiento: Théophile Gautier (1811-1872) y Leconte de Lisle (1818-1894).
El simbolismo tuvo un "manifiesto literario" publicado en 1886 por Jean Moréas en el que se define como "Enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva". Sus precursores literarios fueron el norteamericano Edgar Allan Poe y los franceses Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud y Paul Verlaine (llamados "poetas malditos"). Autores simbolistas fueron Stéphane Mallarmé (1842-1898), Auguste Villiers de l'Isle-Adam (1838-1889), Prosper Mérimée (1803-1870), Maurice Maeterlinck (1862-1949, creó el teatro simbolista), Stuart Merrill (1863-1915), Albert Mockel (1866-1945), Jean Moréas (1856-1910), Henri de Régnier (1864-1936), Adolphe Retté (1863-1930), Émile Verhaeren (1855-1916), Fiódor Sologub entre otros.
El decadentismo tuvo influencia de Baudelarie y Rimbaud, pero Verlaine ("yo soy el imperio al fin de la decadencia") fue quien estuvo a la cabeza del movimiento, especialmente después de la publicación de Los poetas malditos (1884). Otro de sus principales exponentes fue Joris-Karl Huysmans, quien publicaría la que posteriormente fue considerada biblia del decadentismo: A contrapelo.
Lírica postromántica española[editar · editar código]
Dos poetas generacionalmente posteriores a la época romántica son las verdaderas cumbres de la lírica española del XIX: Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro (ésta, en lengua gallega).
Realismo y naturalismo[editar · editar código]
A mediados del siglo XIX hubo un cambio en los gustos literarios hacia el rechazo de los "excesos del romanticismo". Se consideraron de mal gusto el sentimentalismo, la anarquía formal y los temas fantásticos, pero se conservó el costumbrismo romántico, que fue llevado a sus últimas consecuencias.
Las características propias de la literatura realista son la documentación y las descripciones puntuales y minuciosas. En la mayor parte de los casos, expresa posiciones políticas progresistas o radicales, en el entorno de las revoluciones liberales (revolución de 1830 y revolución de 1848) y un cierto anticlericalismo o un cuestionamiento de las posiciones religiosas oficiales, que a veces es resultado de una espiritualidad muy profunda.
Pueden establecerse dos modalidades en la novela realista:
La novela social (no confundir con el estilo denominado realismo socialista, propio del siglo XX), la que reproduce los distintos ambientes sociales generados por la progresiva instalación de la nueva sociedad de clases frente a la antigua sociedad estamental y el triunfo de los valores de la revolución burguesa (la movilidad social, el arribismo de los nuevos ricos, el declive del concepto de honor nobiliario -que al extenderse a toda la sociedad produjo paradójicamente una edad de oro del duelo-). Ejemplos destacados fueron la Comedia humana de Honoré de Balzac; David Copperfield, de Charles Dickens; Episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós; El crimen del padre Amaro, de José María Eça de Queirós, etc.
La novela psicológica, que trata los temperamentos y motivaciones de los personajes, cuya psicología se intenta reconstruir no sólo en retratoss (etopeya), sino mediante sus acciones, sobre todo en la relación con los demás y en sus reacciones ante los conflictos: El rojo y el negro de Stendhal; Madame Bovary de Gustave Flaubert; Los hermanos Karamázov y Crimen y Castigo de Fiodor Dostoievski, etc.
También se suele emparentar con el realismo el costumbrismo, restringido localmente, muy desarrollado en cuentos y novelas (en España Ramón de Mesonero Romanos, Armando Palacio Valdés, José María de Pereda, etc.).
El naturalismo surgió como consecuencia de la evolución del realismo, en aras de reflejar aún más objetivamente el mundo exterior. Tuvo influencia del positivismo, del materialismo y del determinismo. Los elementos característicos de la narrativa naturalista son la sátira, la denuncia social, el feísmo, el tremendismo, el anticlericalismo radical, las temáticas de enfermedad, suciedad, locura, pobreza, vicios y prostitución. Su mayor exponente fue Émile Zola (Germinal). En España se suele considerar naturalistas a Leopoldo Alas (Clarín) (La Regenta) y a Vicente Blasco Ibáñez (Cañas y barro).
Frente a las pretensiones de compromiso social y los fundamentos estéticos de realismo y el naturalismo, la literatura de mayor difusión de la época (la segunda mitad del siglo XIX), que coincide con la extensión de las publicaciones periódicas con un público lector cada vez más numeroso, fue la literatura de evasión, cuyo máximo ejemplo eran los folletines por entregas, de calidad muy desigual, pero que desarrolló convenciones de género presentes en muchas obras importantes (El conde de Montecristo o Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas). El escapismo de la realidad cotidiana también era notorio en las novelas de aventuras, género en el que destacó Emilio Salgari, y el inicio de la ciencia ficción, con Julio Verne; mientras que la novela policiaca, que procedía del campo abierto por el gusto romántico por lo morboso y el gusto realista por los ambientes sociales sórdidos, desarrolló productos tan interesantes como la serie de Sherlock Holmes (1887, Arthur Conan Doyle), y más adelante, la novela negra.
Modernismo y Vanguardismo[editar · editar código]
Modernismo[editar · editar código]
Artículo principal: Modernismo.
Véanse también: Literatura española del modernismo y Modernismo anglosajón.
Mientras que en el mundo anglosajón el término modernismo se utiliza como sinónimo de arte moderno, y se suele calificar de modernistas a autores innovadores de la talla de Franz Kafka, James Joyce, Marcel Proust o Bertolt Brecht, al identificarlo con las llamadas vanguardias históricas que llenan toda la primera mitad del siglo XX; en cambio, en la utilización que se hace en la bibliografía en español del término modernismo en las artes, se restringe a un determinado estilo artístico que en las artes plásticas se denomina Art Nouveau (en Francia), Sezession (en Austria) o Jugendstil (en Alemania), y que se desarrolló en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX (hasta la Primera Guerra Mundial). En la historia de la literatura en español, se suele asociar modernismo con la trascendental figura del nicaragüense Rubén Darío.
En España se suele señalar la influencia modernista, en el sentido de la de Rubén Darío, en la Generación del 98, sobre todo en Valle Inclán y Antonio Machado; y también en otros autores, como Jacinto Benavente, Francisco Villaespesa y Juan Ramón Jiménez. En otros países hispanoamericanos, son calificados de modernistas Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera, Enrique González Martínez, Leopoldo Lugones, José Martí, etc. En cambio, con el nombre de modernismo brasileño se hace referencia a movimiento vanguardista de los años 1920 (Mário de Andrade, Macunaíma).
Dentro del concepto anglosajón de modernista, recibe el nombre de High modernism (alto modernismo) la literatura desarrollada en el período de entreguerras y caracterizada por su elitismo frente a la cultura de masas, iniciando la "gran división" entre ese concepto, el de modernismo, y el de la superación de la propia modernidad, que se ha venido en llamar postmodernismo1 (aunque ese
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