Modelo Educativo
jossvier23 de Febrero de 2014
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QUÉ ES UN MODELO EDUCATIVO?
E
l modelo educativo es una representación organizada coherentemente por un cúmulo de intangibles, arreglados en un esquema teórico que funciona como arquetipo y ejemplar. El modelo brinda la unidad e identidad de todo el sistema, y se constituye en una guía para los planeadores, directivos, maestros y alumnos.
En la
Figura 1 se observa el modelo como una caja vacía que habrá de ser llenada para realmente serlo, y requiere considerar primero sus dimensiones, tanto humanas como conceptuales y físicas, definiendo claramente los constructos involucrados, pero no solamente en forma operacional, sino analizando con gran rigor su semántica, su etimología, su semiótica y sus implicaciones lingüísticas. Nadie dijo que era un trabajo fácil, pero si que es un trabajo de gente preparada y con una amplia cultura.
Figura 1. Constituyentes mínimos de un modelo educativo que requieren ser tomados en cuenta previamente al diseño de la institución educativa deseada.
Necesariamente habrá que definir el tipo de hombre que será formado en el modelo educativo, la dimensión humana en los órdenes biológicos, psicológicos y sociales que habrá de alcanzar, los activos de la educación: los conocimientos, valores, hábitos, actitudes y aptitudes con que será enriquecido, los potenciadores que requerirá para continuar aprendiendo continuamente (metodologías, informática e idiomas) y así seguir desarrollándose con éxito en su vida individual y su integración social armónica.
Otro orden de la vida colectiva que es necesario incorporar en el modelo educativo es la cultura, es el mundo en donde se comparten los códigos, los símbolos y los lenguajes que identifican al grupo humano, que lo ligan y articulan a través de valores compartidos socialmente, y que orientan la dirección de su trabajo y su formación.
Quede claro que la primera misión de las escuelas es formar al hombre en todas sus potencialidades individuales y sociales, después será posible (antes no) que se forme para la vida cultural y la función productiva del trabajo. De otra forma estaríamos formando patanes, bárbaros, personajes mediocres sin cultura y sin visión, sin capacidad de análisis crítico, con un apetito febril por las cosas materiales, esclavos manipulables sin conciencia de su esclavitud.
Decía Ortega y Gasset (1976) desde 1930 que “este personaje medio es el nuevo bárbaro retrasado con respecto a su época, arcaico y, primitivo en comparación con la terrible actualidad y fecha de sus problemas. Éste nuevo bárbaro es principalmente el profesional, más sabio que nunca, pero más inculto también -el ingeniero, el médico, el abogado, el científico-… Y lo mismo diría de quien no poseyese una mente medianamente ordenada de los grandes cambios históricos que han traído a la humanidad hasta la encrucijada de hoy (Todo hoy es una encrucijada). Y lo mismo de quien no tenga idea alguna precisa sobre cómo la mente filosófica enfronta al presente su ensayo perpetuo de formarse un plano del Universo o la interpretación que la biología general da a los hechos fundamentales de la vida orgánica… Es preciso que el hombre de ciencia deje de ser lo que hoy es con deplorable frecuencia: un bárbaro que sabe mucho de una sola cosa”.
La Dimensión Conceptual de modelo necesariamente traza un eje articulador de lenguaje que indica en un documento los términos utilizados, tras un proceso de análisis donde éstos se depuran y se llenan de contenido etimológico pertinente.
La Dimensión Física del modelo es más pragmática, pero no menos importante, y tiende a la definición de los espacios geográficos e intelectuales que cubrirá el modelo previsto. Aunque su carácter es adjetivo con respecto a la humana y la conceptual, no es menos importante.
A partir de los primeros conceptos de las dimensiones, permiten concentrar la atención en los componentes del modelo en lo filosófico, lo académico y en el modo organizacional previstos.
El componente filosófico viene a ser una suerte de síntesis de los principios, los valores, las creencias y las orientaciones que rigen la misión y la visión, lo teleológico del sistema educativo, sus fines académicos y sociales. Los primeros fines hacen referencia al ámbito del capital humano y el capital intelectual involucrados en la escuela, en tanto que los segundos lo hacen hacia las tendencias y realidades del medio educacional y las formas de actualización del conocimiento humano.
Derivado del componente filosófico, es necesario desplegar a plenitud el componente académico, fundamentalmente centrado en el acto educativo y sus actores. El acto o hecho educativo tradicional enfatiza la centralidad de los modelos en los contenidos, y por lo tanto, su eje fundamental se ubica en la docencia como función sustantiva, y su preocupación, en cómo transmitir conocimientos para que puedan ser aprendidos por el estudiante.
PASOS PARA DISEÑAR LOS PRINCIPIOS DE UN MODELO EDUCATIVO
En síntesis, se puede decir que los pasos para diseñar un modelo educativo son esencialmente cuatro:
• Diseñar los ejes
• Plantear la matriz
• Enlistar los principios del modelo de la matriz
• Diseñar el sistema de acuerdo a sus dimensiones (Humana, conceptual y física), componentes (Filosofía, Académico y Organizacional) y conforme a los procesos (Educativo, Administrativo, Calidad y Planeación)
El modelo es como una caja vacía que habrá de ser llenada para realmente serlo, y requiere considerar primero sus dimensiones, tanto humanas como conceptuales y físicas, definiendo claramente los constructos involucrados, pero no solamente en forma operacional, sino analizando con gran rigor su semántica, su etimología, su semiótica y sus implicaciones lingüísticas. Nadie dijo que era un trabajo fácil, pero si que es un trabajo de gente preparada y con una amplia cultura.
Necesariamente habrá que definir el tipo de hombre que será formado en el modelo educativo, la dimensión humana en los órdenes biológicos, psicológicos y sociales que habrá de alcanzar, los activos de la educación: los conocimientos, valores, hábitos, actitudes y aptitudes con que será enriquecido, los potenciadores que requerirá para continuar aprendiendo continuamente (metodologías, informática e idiomas) y así seguir desarrollándose con éxito en su vida individual y su integración social armónica.
Otro orden de la vida colectiva que es necesario incorporar en el modelo educativo es la cultura, es el mundo en donde se comparten los códigos, los símbolos y los lenguajes que identifican al grupo humano, que lo ligan y articulan a través de valores compartidos socialmente, y que orientan la dirección de su trabajo y su formación.
Quede claro que la primera misión de las escuelas es formar al hombre en todas sus potencialidades individuales y sociales, después será posible (antes no) que se forme para la vida cultural y la función productiva del trabajo. De otra forma estaríamos formando patanes, bárbaros, personajes mediocres sin cultura y sin visión, sin capacidad de análisis crítico, con un apetito febril por las cosas materiales, esclavos manipulables sin conciencia de su esclavitud.
NUEVAS TENDENCIAS EN EL CONTEXTO EDUCATIVO QUE ORIENTAN LOS MODELOS
L
a Modernidad se refiere al gran proyecto humano cuyos orígenes históricos se remontan al siglo XVIII -El Siglo de las Luces-. Se caracteriza como una gran revolución ideológica en contra de los poderes teocráticos, que sustituye las creencias religiosas como un método para explicar el mundo por el análisis y la razón. Se acompaña de un optimismo y una fe ilimitados en que el progreso científico e industrial traería abundancia de bienestar para las sociedades humanas. Se inician en ésta época los grandes movimientos ideológicos cuyo común denominador era la construcción de modelos sociales, políticos y económicos que hicieran posible la confluencia de lo bueno, lo bello y lo justo. (SNEST, 2004).
Pero hay que considerar que la palabra moderno se utilizó por vez primera en el siglo V para distinguir entre el presente (cristiano) y el pasado (romano y pagano), se ha utilizado por diferentes épocas a fin de considerarse a sí mismas como el resultado de una transición de lo antiguo a lo nuevo. El término moderno apareció y reapareció en aquellos períodos en los que se formó la conciencia de una nueva época a través de una relación renovada con los antiguos y, además, siempre que la antigüedad se consideraba como un modelo a recuperar a través de alguna clase de imitación.
Lo moderno viene a constituirse como una transición paradigmática al estilo que enunciara Laudan (1977) y sus tradiciones, que crecen e incrementan su rango de aplicabilidad, y se desgastan y acaban por desaparecer para ser sustituidas por nuevas tradiciones, de tal forma que la tradición puede terminar sus días con características radicalmente diferentes a las que tenía cuándo se inició. Sin embargo, los partidarios de la nueva tradición serían conminados a clarificar la ruptura para lograr una identidad propia y además, legítima ante los ojos de sus coetáneos. Lo progresista y lo degenerativo vienen entonces a constituir una transición en la que hay pérdidas y recuperaciones.
La edad de la humanidad conocida como modernidad está agonizante, no ha muerto pero languidece ante la nueva realidad mundial que se encarna en la edad posmoderna, en la aparición de nuevos paradigmas y nuevas concepciones de Hombre.
La modernidad encarnó los discursos de salvación del Hombre como sujeto y como persona, de los discursos de la salvación de un
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