Máquina vs trabajador..

Alexis Alonso Mata

A01421031

Campus Cuernavaca

Tutor: Edgar Madrid

Una guerra ética: máquina vs trabajador

Desde la Revolución Industrial la tecnología ha aumentado a pasos agigantados como nunca antes se había visto. Hoy en día existe un enorme desarrollo tecnológico y un gran avance en la automatización. La gran demanda en el mundo ha conllevado a una revolución tecnológica y en consecuencia, ha obligado al hombre a ir más allá de sus límites para poder alcanzar un mejor bienestar.

La automatización ha contribuido a tener un mejor confort en la vida del ser humano, la producción de bienes y productos es ahora más eficiente, los robots de hoy en día pueden incluso hacer arte. Trabajos que a los seres humanos les costaba más esfuerzo y dinero, la automatización ha permitido realizarlos sin exponer en riesgo su vida. Desde la revolución Industrial es sabido que el implemento del desarrollo tecnológico tenía por objetivo minimizar el agotador trabajo de los obreros, pero actualmente nuestras necesidades son diferentes; "Este tipo de manufactura no era suficiente para la demanda requerida de esa época. Es así como se requiere un nuevo actor: la máquina."(Palagot, 2011).

Hoy en día la clase trabajadora y la automatización están jugando una clase de papel en forma de enemigos. Ya que el desarrollo de la automatización ha permitido que los servicios de la clase trabajadora ya no sean más requeridos, es por esto que se ha desencadenado un desempleo en la industria, dejando así a muchas personas sin trabajo, puesto que al aumentar la producción,  las máquinas tienden a disminuir el número de obreros. Al incorporar a la máquina como elemento de progreso en una industria permite que los servicios de un trabajador ya no sean más requeridos, al presentarse este agente como una ayuda más eficiente y económica.

Entonces, tenemos de por medio un problema ético en el cual está involucrada la necesidad de progresar de forma “productiva y acelerada” en un ámbito de desarrollo e innovación, pero que al mismo tiempo atenta con la economía y los bolsillos de las familias al dejar desempleados a los obreros de una fábrica. En este sentido la dignidad del ser humano se ve afectada, puesto que se menosprecia las virtudes del hombre por una máquina, dejándolo en un segundo plano. Por consiguiente, ¿sería ético dejar sin trabajo a los obreros de una fábrica por la excusa de poder tener una mejor eficiencia y administración en la producción industrial?

Para resumir este problema a un caso más específico, se analizará lo sucedido en China según el diario EL MUNDO (2015), cuando la empresa Changying Precision Technology puso a la orden un nuevo programa en el que al menos 600 empleados llegaron a perder su trabajo y fueron reemplazados por 60 robots como una medida de “automatización”. En primera instancia analizando este hecho desde un punto Utilitarista, se retomará una pregunta propuesta en el libro de Rachels; “¿Qué acción produciría el mayor balance de felicidad sobre la infelicidad para todos los interesados?” (Rachels, 2009, p. 152).  Dado este enfoque utilitarista, ¿el imponer este reemplazo de máquinas supondría un mayor de felicidad hacia los individuos involucrados?, o en otras palabras de Jeremmy Bethman, existe ¿”el mayor bien para el mayor número de personas”? (Osorio, p. 157).

Si se observan las consecuencias, se supondría que al imponer esta medida de “innovación y progreso” se esperaría un aumento en el sector de producción y por ende mejores ingresos económicos hacia la empresa, pero dónde queda realmente esa felicidad de los involucrados, magnates y empresarias se llevarían prácticamente todas las ganancias, pero el obrero desempleado ¿qué felicidad o qué bien le resulta al ser reemplazado? Stuart Mill señala “el utilitarismo obliga a aquel [el agente moral] a ser tan estrictamente imparcial como un espectador desinteresado y benévolo” (Rachels, 2009, p. 283). En este caso el agente responsable, dueño de esta empresa actuaría parcialmente y éticamente incorrecto ya que en un enfoque Utilitarista el despedir a 600 empleados por 60 máquinas demuestra un acto de egoísmo y codicia. Las virtudes de generosidad e igualdad son dejadas a un lado y el mayor bien se concentra en el menor número de personas, por consiguiente es un acto éticamente incorrecto.

Si es apreciado este hecho en un enfoque Kantiano encontramos varias discrepancias, al abordar la idea de Kant y el respeto que se le debe tener a las personas descubrimos una formulación fundamentada en el imperativo categórico sobre cómo debe ser el actuar del ser humano con relación a los demás, enunciando la regla fundamental de; “un hombre nunca debe ser tratado meramente como un medio supeditado a los propósitos de otro” (Rachels, 2009, p. 213). Si nos detenemos a analizar en retrospectiva, antes de que la empresa despidiera a sus empleados, observamos un fenómeno en el cuál un industrial o empresa se ve beneficiada de los servicios que un obrero puede ofrecer, pero ¿cuál era realmente el propósito que tenía la empresa para con sus trabajadores?, no necesariamente era ofrecer un empleo sino utilizar al trabajador como un mero medio para conseguir de ellos el beneficio de producción para su empresa y de esta manera el obrero es utilizado para fines egoístas, desde este enfoque Kantiano esta acción sería vista éticamente incorrecta.

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