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Ponencia, Platón Vs. La Teoría Del Amor Contemporánea


Enviado por   •  6 de Julio de 2015  •  1.769 Palabras (8 Páginas)  •  238 Visitas

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EL HOMBRE COMO ANIMAL LIBERTINO

El tema de esta ponencia irá dirigida a explicar la repercusión del amor en la libertad. A través de “personajes” como Michel Onfray y Sartre descartar ideas que fueron desarrolladas por Platón. En la primera parte de la ponencia se explicaran las dos posiciones, para que el la segunda, se logre determinar un equilibrio sano, tanto para las emociones como para la parte racional y animal del hombre.

Platón da al amor una orientación ontológica y epistemológica, según la cuál se tiende al bien subsistente que es el conocimiento. Para Platón, la belleza y la bondad juegan un papel importante y se plantean ya como propiedades de todas las cosas que son dignas de ser amadas y como necesarias para la tendencia a procrear lo bello.

Se dice comúnmente que el ser amado es capaz de sacar de cada uno lo mejor; esta frase tiene mucho sentido, porque por amor se hacen las acciones más elevadas, se desarrollan virtudes, se crece. Y nadie jamás podrá negar que las virtudes son bellas y buenas. Desde la experiencia ordinaria, la cuestión es evidente. Toda creación se espera que sea bella, un “deleite” en conveniencia a su intelecto y voluntad. Definir el amor como un deseo, es un tema bastante polémico, aunque para mi, es una verdad innegable; así como también es incuestionable que el deseo o atracción por las cosas bellas, no siempre es amor.

En el diálogo “El Fedro” , Platón describe el amor como locura o delirio del hombre por el conocimiento, como recuerdo o reminiscencia de un saber ya adquirido por el alma, que el hombre recupera yendo, a través de la multiplicidad de lo percibido por los sentidos, hacia la unidad de la idea “absoluta”. El alma está compuesta por tres partes: la Concupisible, la Irascible y la Racional, que son explicados por Platón en el mito del “carro alado”, en el cuál hace visible el amor en dos modos diferentes, el “virtuoso” (eros noble) y el “carnal” (eros vulgar). Siendo el primero, de origen divino que tiene como motor el bien verdadero y la perfección del ser amado; aquél afecto puro, generoso y paciente, en cambio, el segundo, que es repudiable moralmente ya que tiende a la mera satisfacción de los apetitos sexuales, encierra a los placeres de la piel, la seducción, copulación, incluso, superficialidad.

Pero, ¿Es posible una sociedad en que el placer y el deseo no sean vistos como algo negativo y algo que hay que censurar en nombre de un supuesto bien común? ¿Llegaremos alguna vez a comprender que deseo, placer y realización son conceptos y acciones unidas a la libertad y que no puede haber libertad en donde halla deseo reprimido?

Citando a Sartre, “el amor es una empresa contradictoria condenada de antemano al fracaso” . El hombre, que en el sistema de Sartre es el «ser para sí» (conciencia) es también «ser para otro». El otro aparece en el ámbito de la conciencia como alguien que contempla desde fuera nuestra propia subjetividad. La fuerza de su mirada desconcierta y tendemos a hacer del otro un objeto de conciencia, hundiéndolo en la subjetividad, para evitar sentirnos sometidos a su mirada. Como la libertad del otro es irreductible, debemos asumir, como proyecto la idea de hacernos amar por el otro: si deseamos poseer a los demás, no basta poseer el cuerpo, hay que adueñarse de la subjetividad, es decir, del otro sujeto en cuanto ama . «Amar es, en esencia, el proyecto de hacerse amar» . La empresa es imposible y siempre condenada al fracaso, porque hacerse con la subjetividad del otro es hacerse con su libertad, y ofrecerse a la libertad del otro es constituirse en objeto, alienar la propia libertad. Es una empresa de dioses, imposible para el hombre, y por eso «el hombre es una pasión inútil» .

El “amor” posesivo carece de buen sentido, es el culpable de inhibir las funciones racionales de cada persona. Es perjudicial con las interacciones sociales ajenas a la relación, además de que el amante buscará ser superior al amado guiándolo hacia un punto sin retorno de ignorancia, en la que como consecuencia se verá obligado a alejarse aún más de la perfección de su alma que conllevará a la pérdida intelectual.

“El hombre enamorado verá con impaciencia a uno que le sea superior o igual para con el objeto de su amor, y trabajará sin tregua en rebajarle y humillarle hasta verle debajo. [….] Estos defectos y aun otros más vergonzosos regocijarán al amante si los encuentra en el objeto de que ama, y en el caso contrario, procurará hacerlos nacer en su alma, o sufrirá mucho en la prosecución de sus placeres efímeros. Pero, sobre todo, será celoso; prohibirá al que ama todas las relaciones que puedan hacerle más perfecto, más hombre; causará un gran perjuicio, y en fin, le hará un mal irreparable, alejándole de lo que podría ilustrar su alma; quiero decir, de la divina filosofía; el amante querrá necesariamente desviar de este estudio al que ama, por temor de hacerse para él un objeto de desprecio.” (Platón, El Fedro)

Michel Onfray en su libro “Teoría de un Cuerpo Enamorado” nos propone ocuparnos en diseccionar el cuerpo enfermo de la sociedad contemporánea, enumerar sus males y proponer remedios. Y cuando la terapia proviene del acervo materialista, la dificultad

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