ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

San Agustin De Hipona


Enviado por   •  23 de Junio de 2014  •  1.539 Palabras (7 Páginas)  •  198 Visitas

Página 1 de 7

El presente ensayo trata sobre uno de los más grandes defensores de la fe de la historia de la iglesia antigua. Fue el último sobreviviente de la era de los gigantes de la iglesia. Considerado un teólogo prolífico por su ingenio y creatividad, tuvo un comienzo bastante difícil en la fe, su duda era grande, El camino a la conversión de San Agustín fue realmente difícil, pero fue influenciado creyendo que era Dios el que le estaba hablando, y siguió leyendo el manuscrito de Pablo, basado en Romanos 13:13-14, fue influenciado de corazón por las predicaciones de Ambrosio. Pero fue convertido por algo que escuchó de unos niños gritaban “toma y lee, toma y lee” que penetraron hasta el corazón del gran maestro de retórica que bajo una higuera clamaba ¿Hasta cuándo Señor, hasta cuándo?, él tenía una lucha intensa contra el pecado, contra la inmundicia, pues se había dedicado a los placeres que Cartago le ofrecía. Cuando decidió romper con el maniqueísmo. Tuvo un cambio radical y decidió dedicarse por completo a una vida religiosa, y a una vida dedicado al estudio de la Palabra y como uno de los escritores que más han influenciado la fe de tantos católicos, como protestantes.

San Agustín Nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, pequeña ciudad de Numidia en el norte de África romana. Su padre, llamado Patricio, era un pequeño oficial romano. Su madre Mónica le enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y al ver cómo el joven Agustín se separaba del camino del cristianismo se entregó a la oración constante en medio de un gran sufrimiento. Años más tarde Agustín se llamará a sí mismo “el hijo de las lágrimas de su madre”.

San Agustín estaba dotado de una gran imaginación y de una extraordinaria inteligencia. Se destacó en el estudio de las letras. Mostró un gran interés hacia la literatura, especialmente la griega clásica y poseía con gran elocuencia. Sus primeros triunfos tuvieron como escenario Madaura y Cartago, donde se especializó en gramática y retórica. Durante sus años de estudiante en Cartago desarrolló una irresistible atracción hacia el teatro. Al mismo tiempo, le gustaba en gran medida de recibir halagos y fama, que encontró fácilmente en aquellos primeros años de su juventud. Durante su estancia en Cartago mostró su genio retórico y sobresalió en concursos poéticos y certámenes públicos. Aunque se dejaba llevar por sus pasiones, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó sus estudios, especialmente los de filosofía. Años después, el mismo Agustín hará una fuerte crítica sobre esta etapa de su juventud en sus Confesiones.

En su búsqueda incansable de respuesta al problema de la verdad, Agustín pasa de una escuela filosófica a otra sin que encuentre con ninguna una verdadera respuesta a sus inquietudes. Finalmente abraza el maniqueísmo creyendo que en este sistema encontraría un modelo según el cual podría orientar su vida. Varios años siguió esta doctrina y finalmente la abandonó después de hablar con el obispo maniqueo Fausto. Ante tal decepción, se convenció de la imposibilidad de llegar a alcanzar la plena verdad, y por ello se hizo escéptico.

A través de la poderosa intercesión de su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San Agustín. El mismo comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los sermones de San Ambrosio en el Cristianismo. Asimismo, leyó la historia de la conversión de un gran orador pagano, además de leer las epístolas de San Pablo, lo cual tuvo un gran efecto en el para orientar su corazón hacia la verdad de la fe Católica. Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó a Dios, “Hazme puro… pero aún no”. Un día cuando San Agustín estaba en el jardín orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño cantándole: “Toma y lee; toma y lee”. Con ello, él se sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos capítulo 13:13-14: “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos… revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante él estuvo firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida. Esto sucedió en el año 386. Al año siguiente, San Agustín fue bautizado

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (9 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com