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Schiller Y La Educación Estética

candyx31 de Octubre de 2013

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Jairo Rojas

Introducción

Schiller se percata que el hombre a pesar de tener uso (y en ocasiones vanagloriarse) de la razón anda desfragmentado, incompleto y actuando de una forma que se aleja de lo humano. Es decir, la decadencia de la sociedad tiene su raíz en esa suma de individuos truncados que, por esta condición, crea caos y ciertamente un ambiente donde se tolera reacciones cercanas a lo bestial.

Ahora bien, Friedrich Schiller conocido como poeta y dramaturgo también es filósofo inclinando, sus reflexiones al mundo de la estética donde, la obra de arte tiene un valor elevado. Quizá sea por el hecho de su oficio como creador artístico pero, lo cierto es que sólo por medio del arte -nos plantea éste autor- que se encontrara la verdadera esencia de nosotros.

Estas reflexiones se encuentran señaladas en un libro titulado Cartas sobre la educación estética del hombre. Ya el título nos avisa del contenido y las observaciones aquí apuntadas nos refiere al proceso de cómo el sujeto se vuelve receptivo a la obra de arte, sensible a las emociones estéticas.Todo basado desde el punto de vista del juego.

Nuestro autor nos adentrará al punto en que la sociedad moderna tiende a considerar al hombre más que bajo su aspecto profesional, y, por tanto, a limitarlo y hacer de él un ser fragmentario y especializado. Será necesario, pues, reestablecer la armonía del ser humano global, capaz de dignidad y libertad. Éste es el papel del arte.

“…tenemos que dejarnos invadir por ese arte que nos une; ya sea a través de la música, de la plástica, de la literatura, del cine y comenzar a reconocernos a nosotros mismos en nuestra esencia, en nuestra identidad, a través del arte que es el único mundo en el que podemos encontrar la revelación autentica de nuestro ser. El ser autentico lo revela el arte como portador de la belleza, que es ser, es bien y que es verdad”

Tocar y luchar, José Antonio Abreu.

Antesala

¿El arte hace humano al hombre? Algo que también se pregunto el poeta, dramaturgo y filosofo alemán Friedrich Schiller. Para este autor así parece ser. De hecho Schiller escribió, entre sus tantas obras, una en especial titulada “Cartas sobre las educación estética del hombre” -con la cual basamos esta breve investigación- El hombre llega a ser humano, se convierte en hombre porque el arte lo hace hombre.

Es una de las ideas que se desarrolla en éste texto donde encontramos que la belleza es el eje, el centro de las páginas. De allí que haya continuado una penetrante búsqueda del

significado de lo bello, de la libertad, de la creación artística pero esta vez pensada como el “instinto” del juego.

Siempre se dice que es importante educar la mente, esto obviamente implica los estudios en cualquier área, lo que genera que la persona sepa cosas, se cultive para él mismo y la sociedad. Esto como reconocemos se desarrolla en un estadio por lo general netamente racional.

Un rasgo que encontramos en las ideas de Schiller es que propone además de educación mental una que se dirigiera a las emociones, que las limpiara de tal modo que se volviesen más sensibles. Esto último porque es una cualidad inherente al ser humano que, al parecer, anda dormida.

Si esto se logra (educar la emoción) parafraseando al autor resultaría que “la capacidad del hombre para lo bello aumenta”. Vemos entonces un punto que forma parte de aquellas diferencias que lo separaba de otro pensador importante como Immanuel Kant, porque Schiller señala que la razón no debe hacerse enemiga de la sensibilidad, más bien su aliada. “El enemigo que no cambia puede aun revelarse: pero el enemigo que se reconcilia es verdaderamente vencido” (Schiller, 1990, carta V p. 141)

Esa fragmentación o separación razón-sensibilidad hace que el hombre camine incompleto. Y es en este punto donde el arte juega el papel decisivo, pues, es sólo por este medio que el hombre vence esa desfragmentación, se reúne y funda el verdadero hombre.

Este fenómeno de la llegada del arte a la vida de las personas sucede —usando la misma imagen del autor- como el niño cuando aún tiene cierta ingenuidad, pero una tremenda capacidad para el entusiasmo, por la alegría del descubrimiento, el hombre —de igual forma- reacciona a la belleza en la naturaleza, y la recrea en el arte. Crea en él, el potencial de la razón. Como poeta nos dice el valor que le colocaba a la belleza “Lo que recibimos aquí como belleza/Se nos presentara un día como verdad” (Schiller, 1994, p.49)

Lo que percibimos es que esta idea surge como una solución al estado decadente que él percibía. Si nos atrevemos hacer un paralelismo con nuestros días para dar una imagen clara, sería el observar la “civilización” caótica donde la violencia así como el egoísmo y la llamada inconsciencia es el móvil de muchos eventos.

Es decir, falta humanidad, sobra bestialidad. En sus cartas agrego que el arte debe instruir y transmitir obligación moral. El arte acrecienta todas las áreas del conocimiento humano, y a su vez, se enriquece mediante los nuevos descubrimientos en el campo científico.

Schiller

Friedrich Von Schiller (Marbach 10-11-1759 – Weimar 09-05-1805) es conocido por ser el “poeta de la libertad y de los ideales nobles y abstractos” una etiqueta que nos presenta a un hombre de altos principios de humanidad. Durante su infancia recibe una educación de profunda religiosidad, basada en el pietismo, lo que en principio le inclina a realizar la carrera eclesiástica.

Más tarde se orienta hacia el Derecho y posteriormente la Medicina, si bien va realizando sus primeras composiciones literarias. Así, en 1779 publica “Los bandidos”, en el que plasma su espíritu rebelde y contestatario.

Le siguen “La conjuración de Fiesco” e “Intriga y amor”, de 1784, y sobre todo, su drama “Don Carlos”, del periodo 1782-87, en el que, centrado en las relaciones entre el rey español Felipe II y su hijo, analiza con gran tensión dramática la contraposición entre el idealismo rebelde juvenil y el peso agobiante de la estructura política y de pensamiento.

Junto a Goethe, se inscribe en el movimiento literario “Sturm und Drang”, defensor del romanticismo, la Naturaleza y las ideas de libertad y rebeldía ante lo establecido. En 1799 publica “Wallenstein”, iniciando una serie de obras en las que adjudica a un personaje histórico virtudes que Schiller quiere resaltar. Más tarde realiza “María Estuardo”, drama intenso, a la que siguen “La doncella de Orleáns” y “Guillermo Tell”, de 1803.

La tendencia en este momento es a matizar el apasionamiento inicial y a realizar composiciones de mayor hondura y matización ideológica, en especial respecto a otros exponentes del movimiento literario romántico. Gran poeta, escribe versos dotados a la vez de sencillez estilística y grandeza lírica como “Los dioses de Gracia” de 1788, “Los artistas” de 1789”, o sus “Odas” de propósito moralizador.

Una de ellas, la “Oda a la alegría”, sirve a Beethoven para componer su famosa sinfonía. Schiller escribe además ensayos filosóficos, especialmente referidos al pensamiento de Kant, como “Sobre la gracia y la dignidad” (1793) y “Cartas sobre la educación estética del hombre” (1795). Complementa su orientación filosófica con poemas como “El ideal y la vida” o “Las palabras de la fe”.

El tema que predomina en el trabajo de Schiller es libertad y dignidad para todos, y la habilidad de su retórica -su vigor y potencia de inspirar a una audiencia con estos altos ideales, sobrepasado raramente en la literatura dramática. El Idealismo profundo también se expresa en mucha de la Poesía que Schiller escribió en este tiempo, notablemente en La División de la Tierra (1796) y Palabras de Fe, 1798.

Conocedor del pensamiento Kantiano y crítico a su vez, será él quien descubra que existen ciertas actividades que se pueden considerar inútiles para la conservación del individuo, como es el caso del juego, en realidad se podrìa encuentrar con el juego la esencia de la libertad. Es decir, que apunta a desentrañar que debe hacer el hombre para realizarse como individuo, como hombre total, unitario y armonioso.

Como todo filosofo quería la instauración de un estado de la razón y, como muchos otros, deseaba la aparición de una nueva humanidad que no estuviese dividida. Reacción que brotaba ante el ocaso de una sociedad y ante las posturas de Kant (pues Schiller consideraba que esas posturas de la ilustración y las kantianas aún no habían llegado a dar cumplimiento al ideal de un estado verdaderamente racional).

Si un individuo se encuentra en su totalidad armoniosamente y se une con otros tantos en la misma condición, la sociedad como productos de todas estas individualidades, será más equilibrada y sensata.

Era el modelo que servía de norte y encontro que en la Grecia antigua, como señala

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