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Socioemocionales

brayan339 de Noviembre de 2014

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Etapas del desarrollo socioemocional.

Al nacer el niño carece de las aptitudes para relacionarse con los demás y sus emociones dependen de las sensaciones propioceptivas e interoceptivas. El sueño la tensión producidas por el hambre, la incomodidad de sentirse mojado, dará lugar a necesidades y displacer, se romperá el equilibrio y el niño reaccionara con llanto y movimientos de brazos hasta ser atendidos, sus necesidades calmadas y restaura su equilibrio.

Durante el primer mes de vida, los comportamientos del niño se caracterizan por momentos de quietud, asociados con sosiego y momentos de inquietud, asociados con las conductas de displacer y desagrado. Estos momentos los vive el niño como una totalidad en donde todo es placer o todo es displacer. El segundo mes el niño ya ha comenzado un proceso de diferenciación entre tu mundo interno y el externo.

7- Etapas del desarrollo socioemocional según Jean Piaget.

El desarrollo psíquico que se inicia al nacer y concluye en la edad adulta se compara con el crecimiento orgánico y consiste en una marcha hacia el equilibrio o a la estabilidad cada vez mejor de ideas y pensamientos (desarrollo cognoscitivo) o de sentimientos relaciones sociales (desarrollo socioemocional).

Toda acción, movimiento pensamiento o sentimiento responde a un móvil. El ser humano ejecuta todos sus actos movidos por la necesidad existe esta cuando algo esta fuera de nosotros mismos ha cambiado, siendo indispensable un reajuste de la conducta en función de esa transformación. Por ejemplo, hambre, fatiga provocarán la búsqueda de alimentos o de descanso; el encuentro con un objeto exterior pude provocar la necesidad de jugar con él o de utilizarlo con fines prácticos, o puede suscitar una pregunta o problema teórico.

Así pues, una necesidad manifestara un desequilibrio que lleva a una acción cuyo fin es satisfacer dicha necesidad; o en otras palabras, restablecer el equilibrio el cual tiene a ser más estable que aquel que existía con anterioridad.

Para Piaget existe un paralelismo constante entre la vida afectiva y la vida intelectual. Para él toda conducta (concebida con la acción que restablece el equilibrio) supone una técnica e instrumentos (la inteligencia y los movimientos) y supone unos móviles y valores finales (los sentimientos). Así pues la afectividad la inteligencia y la felicidad son indisolubles y constituyen los dos aspectos complementarios de toda conducta humana. No existe entonces un acto puramente intelectual y tampoco hay actos puramente afectivos.

Según Piaget, en el momento del nacimiento las acciones del niño son reflejas: el bebe presenta una reacción automática y hereditaria (no aprendida) que corresponde a tendencias instintivas ligadas a la nutrición. Estos reflejos (como el de succión y deglución) se afinan con el ejercicio; así un recién nacido succiona mejor al cabo de 2 a 3 semanas que al principio.

En este periodo se observa también las emociones las emociones primarias ligadas al sistema fisiológico. Los primeros miedos, por ejemplo: pueden estar relacionados con pérdidas de equilibrio o contrastes bruscos en los movimientos.

El la segunda etapa, en la cual se presenta las primeras percepciones organizadas y los primeros hábitos motores, aparecen una serie de sentimientos elementales o afectos perceptivos como los agradable, lo desagradable, el placer y el dolor, así como los primeros sentimientos de éxito y fracaso, dichos fracasos estados afectivos están ligados en esta etapa en la acción propia y no la consecuencia de las relaciones mantenidas con las demás personas.

Un tercer nivel de la afectividad aparece cuando el niño diferencia un objeto y cuando destaca cada vez mas claramente una serie de objetos concebidos con exteriores al yo independientes de él activos vivos y conscientes. Los sentimientos elementales de alegría y tristeza, de éxito y fracaso se experimentan en función de esa objetivización de las cosas y personas iniciándose los sentimientos interindividuales. El primer objeto afectivo que elige la madre, luego el padre, ampliándose posteriormente próximos y comenzando los afectos simpatía y antipatía.

Actitudes estimulantes de los adultos que favorecen en los niños un adecuado desarrollo socioemocional.

Hemos mencionado la influencia en el niño de las relaciones impropias que la madre mantenga con el. Vamos a detenernos en las actitudes del adulto (madre, sustituta, padre, hermanos. Etc.) Que van a favorecer un desarrollo socioemocional positivo y sano en el pequeño.

La actitud serena y estable, la forma de interacción, la sensibilidad de que se mantengan frente al niño va a determinar en gran parte de las posibilidades de su desarrollo. El niño además de amor, necesita una autoridad firme y unas normas estables que le proporcionen seguridad; él niño necesita sentirse amado y aceptado. El pequeño necesita sentirse aceptado por lo que es y no por lo que hace; si realiza una tontería, o no lleva a cabo conductas esperadas por los padres, no significa esto que el niño sea intrínsecamente “malo” también se presentan situaciones en las cuales aprende a utilizar un comportamiento para conseguir lo que desea.

Es responsabilidad de los padres fijar las metas que se deben alcanzar y definir que es permitido que es permitido y que no, y es responsabilidad de todos los que interactúan con el niño, respetar hacer cumplir esos límites. La memoria del niño es de corto alcance y por tanto no puede interiorizar muchas normas a la vez.

Las normas ordenan el ambiente. Lo hacen coherente y proporcionan seguridad al niño.

Desde que el niño nace necesita afecto y este puede ser expresado de diversas formas:

Háblele: siempre al niño con cariño, mirándolo a la cara, llamándolo por su nombre. No importa que el niño no entienda lo que se dice, lo que importa es que el establecimiento de una comunicación a la cual pronto va a responder con sonrisas y gorjeos.

Acarícielo: cuando le hable, le cambie el pañal.

Acójalo: siempre que busque atención. En este aspecto es importante tener en cuenta la forma de cómo el niño busca aquella. Hay algunos que para conseguirla patalean, lloran, pegan etc. Hágale saber al niño, suave y a la vez firmemente que lo atenderá cuando se lo pida sin llorar sin golpear, cumpla esto.

Celebre: todo comportamiento que considere un éxito o progreso.

Mantenga una actitud de simpatía o empatía con el niño: cuando el bebe se sienta alegre ría con el exprésele su entusiasmo; así mismo en sus contratiempos, cuando se sienta triste o malgeniado, hágale comprender que usted entiende esa situación; hágale comprender que usted entiende esa situación.

Proporcióneles experiencias: ofrézcales situaciones a los niños bajo las cuales pueda satisfacer sus intereses. Permita que el niño se esfuerce para agarrar el objeto.

Si le ha prometido algo al niño, cúmplale, así el aprenderá a confiar en usted.

Es importante adaptarse a las condiciones del niño, incorporándose en su juego, sentándose en un banco o en el suelo, con el objetivo de estar a la altura de él.

Evite comentarios frente al niño que lo pueda lastimar.

Evite medios coercitivos para lograr que el niño obedezca.

El establecimiento de normas y hábitos para cumplirlas va permitir que disminuya los problemas de disciplina. En caso de presentarse alguno, siempre hay una forma mas adecuada que los medios coercitivos físicos y psicológicos.

La madre, especialmente durante los primeros años de vida del niño, es insustituible, ya que el vínculo establecido entre ambos es la base de un desarrollo sano de la personalidad. Si una madre trabaja y no puede cuidar de su niño, debe elegir cuidadosamente a la persona que atienda a su hijo, buscando que esta sea cariñosa, comprensiva, madura, capaz de captar las necesidades emocionales del pequeño, alegre, espontánea, y que sepa brindar la estimulación necesaria y adecuada para un buen desarrollo del niño.

Aplicando el concepto de líneas de desarrollo de Anna Freud, puede considerarse una edad adecuada para entrar al jardín infantil cuando se han cumplido etapas importantes.

9- Actividades de estimulación socio- emocional para niños.

Desde la segunda semana cuando levante al niño de la cuna, sosténgalo por un periodo corto en diferentes posiciones, vertical, horizontal un poco inclinado, boca debajo de medio lado, etc. Para que vivencie y responda a diversas sensaciones en equilibrio.

Muévase en diferentes sentidos sin salir del campo visual del niño, para favorecer el que siga sus movimientos.

Cuando lo alimente sonríale mirándolo a los ojos.

Sonría al niño con movimientos afirmativos y rostros de frente y cuando el niño responda, celébreselo.

Cuando el bebe muy pequeño lo acaricie. Si le hala el pelo o le hace daños con sus uñas, no lo regañe ya que no tiene una edad adecuada coordinación motriz.

A los 8 meses, cuando deje solo al niño, aléjese de el poco a poco hablándole; así, cuando no lo vea escuchara su voz.

Cuando el niño llore ante una cara de un extraño evite comentarios que le puedan afectar su auto estima.

Desde los 8 meses comience a jugar con el niño pelota.

Cuando el niño en la etapa del “no”, mantenga la calma y sea firme.

Lleve al niño a dar un pequeño paseo fuera de la casa.

Cántele al niño,

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