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Ética nicomaquea. Aristóteles


Enviado por   •  28 de Enero de 2017  •  Síntesis  •  1.223 Palabras (5 Páginas)  •  238 Visitas

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ÉTICA NICOMAQUEA[pic 1]

Aristóteles:

Nació en una pequeña localidad macedonia llamada Estagira, en el año 384 a.C; en su población natal se refieren normalmente a él y es conocido como “El Estagirita”. Nicómano fue su padre y era médico de la corte de Amintas III, o sea el padre de Filipo II de Macedonia y, por consiguiente abuelo de Alejandro Magno. Aristóteles de niño fue iniciado en los secretos de la medicina, de ahí parte su gusto por la ciencia positiva e investigación experimental. Sus padres fallecieron cuando él estaba en plena adolescencia y fue adoptado por Proxeno, a quién años más tardes mostró su gratitud adoptando a un hijo de él con el nombre de Nicanor.

Aristóteles fue enviado a Atenas en el año 367, cuando solo tenía tan solo diecisiete años, llegó a Atenas a estudiar en la Academia de Platón. Se desconoce la relación entre ambos filósofos, pero por lo que reflejan en sus escritos, no se puede hablar de una amistad eterna, siendo así que como se sabe Aristóteles iniciaría su sistema filosófico cuestionando de manera seria al platónico, siendo Platón el maestro de Aristóteles así como también fue discípulo de Eudoxo. Alejandro Magno fue discípulo de Aristóteles en el Reino de Macedonia, un poco antes de su muerte fundó Liceo en Atenas donde únicamente pudo enseñar un año (antes de su muerte).

Libro IV.- De las virtudes morales en particular.

En este libro Aristóteles entiende liberalidad, al hecho de la dación por alguna cosa que le convenga a aquella persona, de no ser así el que se exceda será pródigo, de esta forma el que es liberal recibirá cuanto convenga y de donde convenga.

La prodigalidad menciona que peca por exceso en el dar, y por defecto en el recibir, teniendo en cuenta esto, para él, la avaricia y la prodigalidad son excesos y defectos, y éstos en dos cosas: la dación y en la percepción. Daba a entender que los pródigos reciben de donde no conviene y de esta forma los hace avaros, asimismo no son liberales sus dádivas, puesto que no son hechos por motivo honesto ni son honestos ni lo hacen de manera conveniente. La mayoría disipan el dinero y son gastadores en sus desenfrenos.

El filósofo menciona que la avaricia es multiforme y consiste en dos cosas: en el defecto del dar y en el exceso del tomar (de manera que es irregular). A los que practican este tipo de actos los llama avaros.

Cita a los magníficos, como una persona liberal, pero una persona liberal no necesariamente tiene que ser magnífico. El defecto de este hábito (magnificencia) se llama mezquindad; el exceso de falta de gusto, vulgaridad y otros nombres semejantes.

La magnificencia, pues es la excelencia de la obra en la grandeza. El magnífico se parece al artista, pues es capaz de percibir las proporciones y de gastar grandes sumas armoniosamente. Cabe mencionar que no quiere decir que sea amigo de gastar para sí mismo, sino para la comunidad.

El magnánimo parece ser el que se juzga digno de grandes cosas, y que de hecho es digno; el magnánimo despreciara en absoluto los honores que vengan de gentes cualesquiera o por cosas menudas, por ser inferiores a su merecimiento.

La mansedumbre piensa que es la posición intermedia en las posiciones de la ira, atribuimos la mansedumbre al medio, por más que se inclina hacia el defecto, que es también anónimo, el exceso podría denominarse irascibilidad.

Alude también a los fanfarrones, diciendo que el fanfarrón parece ser el que se atribuye cosas ilustres que no tiene o mayores de lo que son en realidad. En caso que presuma más del dinero, suele ser más repugnante. La fanfarronería es peor que la disimulación. El disimulador por lo contrario, niega cualidades que posee o las atenúa.

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