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America Latina entre la crisis de 1929 y la revolución cubana


Enviado por   •  19 de Febrero de 2019  •  Exámen  •  2.368 Palabras (10 Páginas)  •  319 Visitas

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Realice un ensayo sobre las principales transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales desarrolladas en América Latina entre la crisis de 1929 y la revolución cubana. (Se sugiere mostrar con algunos ejemplos la diversidad de opciones ensayadas por los países latinoamericanos durante este período).

A continuación se detallaran los efectos y los procesos que se desencadenaron con América Latina luego de la crisis de 1929. Este fenómeno supuso una catástrofe económica, social y dio lugar a una debacle política que generó transformaciones profundas en los países del subcontinente latinoamericano, el propósito del siguiente trabajo es observar cuales han sido las características generales del periodo comprendido entre 1929 y 1959, atendiendo en cada caso como las condiciones nacionales preexistentes ayudan a explicar el rumbo que siguió cada país.

Rotas las cadenas políticas del colonialismo español en los albores del siglo XIX, las economías latinoamericanas transcurrieron un proceso de rearticulación y reestructuración en torno a un conjunto de estados-nacionales. En algunos casos, este proceso se habría fortalecido lo suficiente hacía el fin de siglo dando lugar a economías más fortalecidas y mejor integradas al mercado mundial (tal es el caso de Argentina, Chile, o Brasil, aunque la nacionalización aún resultase inconclusa era un proceso ya bien encaminado), mientras que en otros casos las estructuras preexistentes mostraron una mayor resistencia haciendo que la resolución de los conflictos que esta reestructuración político-económica generó se extendiese hasta los primeros años del siglo XX (México o Bolivia, por ejemplo). La expansión del capitalismo en Europa occidental del siglo XIX alargaba sus brazos y penetraba sobre el mundo americano, transformando sus realidades socioeconómicas y encontrando en los centros urbanos más ligados al comercio de ultramar (Lima, San Pablo, Buenos Aires, Santiago de Chile, etc) a una concentrada elite que, influida por las ideas de progreso que emanaban de Francia y Gran Bretaña, y observando el ejemplo de nación en que se estaba constituyendo los Estados Unidos en el propio continente, propugnaba por la constitución de estados nacionales y economías de mercado nacionales articuladas en torno a una economia de exportación de productos primarios: El avance de la agricultura comercial junto a la expropiación territorial, el impulso de reformas liberales y el proceso de emancipación marcan este proceso. Así, la nueva organización del subcontinente vio el surgimiento de un conjunto de estados nacionales que se estructuraban en torno a una producción primaria orientada al mercado mundial, lo que Halperin denomina pacto neocolonial.

Este modelo económico, de integración al mercado mundial a partir de la venta de productos primarios, prevalece, se extiende y profundiza durante los primeros años del siglo XX. Si la primera guerra mundial es una advertencia de la fragilidad del lugar que el subcontinente ocupa es el mosaico del capitalismo mundial cuyo rigor se ve subsanado por la emergencia de los Estados Unidos como nueva potencia mundial- poco más de diez años más tarde la crisis de 1929, cuyo epicentro esta vez es Nueva York, realiza los peligros que se pusieron en evidencia durante la Gran Guerra: La vulnerabilidad de una economía americana cuya prosperidad está atada de los centros capitalistas del mundo.

La debacle comprende lo económico, lo social y lo político. Talvez en ese orden, por eso, comenzaremos diferenciando cuáles fueron los efectos y las respuestas económicas que las jóvenes naciones latinoamericanas han sabido ensayar luego de 1929.

Los graves desequilibrios surgidos entre 1914 y 1918 no condujeron a acciones que lograsen alterar la dependencia estructural de las economías latinoamericanas, los datos económicos de la década de 1920 evidencian el nivel de vulnerabilidad de las economías latinoamericanas frente a fluctuaciones en los centros industriales. Ahora bien, esta fragilidad a la que hacemos referencia no proviene tan solo del lugar que ocupan en el mercado mundial -como proveedores de bienes primarios e importadores de productos industriales- sino que esta agravada por otros factores que acentúan esta condición, a saber, un radical nivel de concentración y una alta apertura de las economías nacionales. Si prácticamente todos los bienes exportados eran de carácter primarios, en diez países el 50% de los ingresos correspondía tan solo a un único bien, por otro lado, los compradores también dan cuenta de una radical concentración, pues casi el 70% de las ventas tenían como destino 4 países. El nivel de apertura economica tambien es muy elevado, solo en el caso de Brasil y Uruguay roza el 40%, mientras que en los casos más extremos representa más del 100% . Estos dos elementos ayudan a comprender que si el lugar que ocupan en el mercado mundial es intrínsecamente frágil por el tipo de producto que comercializan, las condiciones particulares de sus estructuras económicas (poco diversificadas y con un alto volumen de comercio internacional) agravan su situación.

Ahora bien, otro aspecto que complejiza la cuestión, es que con semejante volumen de importaciones y exportaciones, los estados encuentran en los gravámenes que se imponen sobre estos intercambios una cuantiosa fuente de ingresos, constituye en realidad, su principal fuente de ingresos. Así, una baja en los niveles de compra y venta al exterior no solo afecta negativamente la actividad económica interna sino que supone un problema para la salud de las finanzas de los Estados americanos.

En tercer lugar debemos mencionar la importancia que para los países latinos tenía el mercado financiero. Los Estados americanos dependían del flujo de crédito proveniente del exterior para financiar sus economías y poder mantener un “equilibrio” sostenible en sus balanzas de pago. En este sentido, previo a la crisis del 29 el aumento en las tasas de interés que se ofrecen en los mercados de los países centrales genera un problema para las economías periféricas, pues Londres y Nueva York comienzan a ser más atractivos por sus altos rendimientos . Pero luego de la crisis el mercado financiero se estrecha aún más y pasa a ser una opción vedada para los países americanos, y si esto ya supone un desafío que pone en aprietos a los gobiernos y obliga la reformulación de sus políticas financieras y monetarias, las obligaciones contraídas en años anteriores se mantendrán convirtiéndose en un elemento adicional de presión sobre las salud fiscal de los Estados.

Si estas son las condiciones generales que marcan la situación de vulnerabilidad de América Latina para enfrentar las crisis del capitalismo, cada uno de puntos de tensión se verán explotar

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