Dependencia Económica De América Latina

Después de la segunda guerra mundial se impuso en America Latina la necesidad de plantearse los obstáculos al desarrollo en este continente, cuyo principal indicador eran los altos índices de pobreza regional, y de cómo generar estrategias de desarrollo para capear dichos obstáculos. Al amparo de las Naciones Unidas y de su cede regional en materia de desarrollo la CEPAL se formulo el programa económico llamado “desarrollismo”. Su principal ideólogo, Raúl Preich (economista, director de la CEPAL) formulo una serie de recomendaciones desarrollistas para los países, que consistían básicamente en aplicar una política de sustitución de importaciones, para fortalecer el mercado interno y así generar los incentivos para la industrialización, que hasta ese momento solo se había dado en algunos sectores marginales de la económica regional. Esto, pues en la formulación de Preich, Latinoamérica venia sufriendo en el concierto económico internacional un “deterioro de los términos de intercambio”. Este deterioro explicaba que los países latinoamericanos, exportadores de materias primas, registraban un descenso sostenido en el precio de sus exportaciones a la inversa que las importaciones, principalmente bienes durables con alto valor agregado provenientes de los países desarrollados registraban un alza en el tiempo. Los “cepalianos” pensaron que dándole un impulso a la economía nacional, por medio de una fuerte intervención estatal se lograría el desarrollo esperado. Algo de ello se logro, principalmente en Brasil y Argentina.

Con la llegada de la década de los ’60s, todos los países del continente sudamericano presentaban fuertes índices de inflación, regulaciones extremas y complicadas a las exportaciones y una insipiente industria nacional que al no tener competidores externos presentaba bajos niveles de eficiencia. Era evidente que los “cepalianos” habían ignorado algunas variables en sus formulaciones, que se habían traducido en programas económicos que resultaron poco satisfactorios.

Uno de los tantos exámenes de los problemas de las políticas “cepalianas” nació en el ceno mismo de esta institución. Un grupo de cientistas sociales, de entre los que destacan, Fernando Enrique Cardoso, Enzo Falleto, Celso Furtado, Andre Gunter Grass y Teododio du Santos formularon un replanteamiento de los problemas originales del desarrollismo. A este grupo se lo conoce como los dependentistas.

La teoría dependentista le dio mayor historicidad al examen de las causas del subdesarrollo Latinoamérica, puesto que la historia, especifica y compleja de America Latina no estaba integrada en la doctrina “cepaliana” que era solamente económica, atemporal y no histórica.

Teoría de la dependencia: Centro y periferia como relación geográfica y político económica.

Los dependentistas dirán que aquello que se ha conceptualizado como “subdesarrollo en América latina (vinculado a la pobreza) es

distinta a la “ausencia de desarrollo”. Lo último se refiere a aquellas sociedades donde están o estuvieron ausentes las relaciones mercantiles y capitalistas. Ausencia de desarrollo era lo que pensaba la CEPAL que existía en América Latina.

El subdesarrollo en la mirada de los dependentistas es producto de la expansión del capitalismo desde el siglo XVI en adelante. Paradójicamente se produce un “desarrollo del subdesarrollo”. Las economías desarrolladas expandieron sus mercados e introdujeron dinámicas capitalistas en los países de la periferia, en particular en el nuevo mundo hispanoamericano.

Los países del centro crearon “economías de explotación” insertas en el mercado mundial. Esta economía de la explotación tiene su paradigma

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