Iglesia Colonial De Santiago Apostol
wendytareas9 de Marzo de 2013
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Historia
La Ciudad de Natá de los Caballeros es la más antigua del litoral Pacífico de América, y la segunda en tierra firme, después de la Ciudad de Panamá en 1519, pues esta emblemática ciudad de Natá fue fundada el 20 de mayo de 1522.
Los españoles fueron colonizadores y conquistadores de Natá y le correspondió a Don Gonzalo de Badajoz llegar a esta región en 1515, cuando después de haber obtenido gran cantidad de oro de parte del Cacique París, ansiando más, quiso volver a atacar al Cacique sufriendo una fuerte derrota que lo obligó a dejar lo adquirido en la comarca del Cacique Natá, apreciando la gran fertilidad y riqueza de la región bañada por el Río Grande y Río Chico. Así, Natá era una tierra rica de territorio indígena que proveía sustento a Panamá, pero que funcionó como base militar en 1520, y ya como ciudad fue en 1522.
La Basílica Santiago Apóstol y la Capilla San Juan de Dios son dos joyas coloniales de esta ciudad, construidas por los españoles hace ya más de cinco siglos.
La Basílica es una de las primeras que fundaron los colonizadores en el litoral Pacífico americano y es la única que aún se mantiene en pie. Destacan de su arquitectura la alta torre con escalera de caracol, desde donde se divisa Natá y Aguadulce, así como el altar mayor y los altares menores.
La capilla San Juan de Dios de Natá de los Caballeros, construida en el último cuarto del siglo XVII (1670), según recogen en su escritos los historiadores, también tuvo como dependencia el hospital San Juan de Dios, fundado en nuestro país por fray Juan Burgos. Esta capilla fue de gran importancia, por cuanto facilitó el proceso misionero en esta región indígena y contribuyó en la construcción de la iglesia Santiago Apóstol.
Antiguamente también existía la histórica Iglesia de la Soledad, en honor a Nuestra Señora de los Dolores, pero debido a su gran deterioro y con la idea de hacer una avenida Central recta hasta la Plaza Urrutia, fue tumbada en el siglo XX. La misma se encontraba en un lote cercano a la residencia de una familia respetable en todo el corazón de la Central.
Llegada de Gaspar de Espinosa
En 1516 llega a esta comarca el Licenciado Gaspar de Espinosa, Alcalde Mayor de Castilla de Oro, siendo bien recibido por el Cacique Natá, según documentos que reposan en los Archivo de Indias de Sevilla, España. Allí permanece cuatro meses y demarca la nueva población que más tarde se convierte en el centro de futuras expediciones para la conquista y colonización de otras regiones y países del continente.
Al llegar al territorio del cacique Natá, de allí el nombre de la ciudad, no pudieron disimular su asombro al punto que el conquistador Gaspar de Espinosa lo consignó en la cuarta relación que le hizo al gobernador Pedro Arias Dávila sobre sus incursiones por estas tierras.
Le decía Espinosa al gobernador de Castilla de Oro que eran tantos los bohíos que había, que no hubo nadie que no se espantara o tuviera temor ante tan gran población:
“Hallamos allí infinito maíz, tantos venados que se contaron hasta 300, mucho pescado asado, pavas y comida de indios en abundancia”.
Por ello, no fue casual que Natá fuera elegida por Espinosa para articular desde ese lugar la conquista de otros dominios, particularmente el del bravo cacique Urracá. Era la mayor aldea indígena en el Golfo de Parita.
Luego de ser fundada por Pedro Arias Dávila el 20 de mayo de 1522, Natá ostentó el título de Alcaldía Mayor, y su extensión territorial abarcaba desde lo que hoy es Chame hasta los límites con la provincia de Veraguas.
Penonomé, hoy cabecera de la provincia de Coclé, al igual que otros pueblos vecinos como Olá, Antón, estuvieron bajo la jurisdicción de Natá por muchos años. En la época colonial, Natá recibió la llegada de 100 caballeros españoles que fueron enviados por órdenes directas de Carlos V, Rey de España.
Esos caballeros, que fueron escogidos entre las familias más nobles y distinguidas de España, traían la misión de mantener el dominio sobre los indios, conservar la cultura hispana y propagar la fe católica.
Desde esa época a la ciudad se le empezó a llamar Natá de los Caballeros. Don Gaspar Rosas Quiroz, preclaro educador, historiador y escritor penonomeño, en su último libro, titulado "Coclé de Natá", resalta que en el periodo de la conquista española Natá fue reconocida como “El granero del reino”, gracias a su rica producción agropecuaria.
Parece increíble que el pequeño pueblo de Natá de los Caballeros, fue en alguna ocasión más importante que la ciudad de Panamá. De hecho, cuando Panamá La Vieja fue saqueada y destruida por el pirata inglés, Sir Henry Morgan, en 1671, esta pequeña comunidad compartió brevemente con Penonomé, situado a unos 30 Km. al noreste, las funciones de capital colonial del país.
También fue identificada como el principal punto de acometimientos contra el indómito Urracá y el núcleo preparatorio para la colonización de Veraguas, con la consecuente explotación de sus ricos yacimientos auríferos.
Iglesia Colonial de Santiago Apóstol, de Natá de Los Caballeros
La Basílica de Natá, oficialmente declarada como Iglesia Parroquial de Natá y originalmente nombrada Iglesia de Santiago Apóstol, fue construida en lo que actualmente se conoce como Natá de los Caballeros, en la provincia de Coclé, República de Panamá. Su construcción fue iniciada en 1522 y se invirtieron más de cien años para su terminación. Construida en el último tercio de siglo XVII y finales del XVIII, es considerada sin duda la obra arquitectónica cultural religiosa de mayor significado histórico de los españoles en tierras panameñas.
La Iglesia de Santiago Apóstol junto con otras dos iglesias, la de La Soledad y de San Juan de Dios existían en Natá hasta fines del Siglo XIX, siendo la Basílica de Natá la iglesia principal.
Con la fundación de Natá en 1522 por el Gobernador Pedrarias, se señaló el sitio donde debía erigirse la iglesia parroquial. Pedrarias dijo así: "...es mi intención y voluntad de hacer e principiar el dicho pueblo, especialmente dicha iglesia, en él pongo una cruz de madera en los dichos solares adonde se ha de fundar la dicha iglesia, la avocación de la cual declaro que sea y se llame señor Santiago, el cual suplico sea abogado e patrono e defensor e vecinos e pobladores de él para que siempre Nuestro Señor sea servido..."
La Ley promulgada en 1924 mencionaba de referencia que la basílica de Natá había sido declarada monumento histórico nacional por Ley 61 de 1918, sin embargo en 1918 solo se emitieron 34 leyes, y la Ley 61 de 1908 se hacía referencia a reliquias históricas nacionales en el enunciado de la Ley. No es hasta 1941 mediante la Ley 68 donde la Asamblea Nacional decreta como monumento histórico nacional a la Iglesia Parroquial de Natá.
Todas las iglesias en el siglo XVI eran unos grandes ranchos, por consiguiente la Iglesia de Santiago Apóstol, de Natá de Los Caballeros, también era un rancho, después fue reconstruida con piedra, caliche, madera y teja, y era más chica. La estructura del templo guarda un estilo basilical con cinco naves. Los materiales utilizados en las paredes son de la época colonial; cal y canto, una combinación de piedra con una mezcla parecida al cemento.
La medida de la iglesia es 25 m de ancho por 50 m de largo, esas medidas las dio Pedrarias. Su fachada posee dos vanos de acceso con arcos de medio punto y está decorada con pilastras, columnas, mascarones y un remate de ondulado perfil, jaloneado a techos por pináculos y una torre de campanario.
La Basílica tenía cuatro campanas distinguidas con los nombres Santísimo Sacramento y Purísima Concepción, Sr. San Joseph y Santa Roa y Sr. Santiago el Mayor fundidas en 1690. La cuarta fue un obsequio del obispo panameño, Monseñor Manuel Joaquín González, fundida en 1804. La iglesia tiene un campanario de una sola pared que recibe el nombre de espadaña y un campanario de cuatro paredes en la torre que cuenta con una escalera de caracol. Las actuales campanas fueron hechas aquí en Panamá, en la escuela de artes, llegan a Nata el 8 de marzo de 1922.
La Basílica tiene actualmente las puertas originales, las cuales no usan bisagras sino que usan pivotes, y ya han sido restauradas. Tiene 8 altares, 7 son de estilo barroco que son los que están tallados, y el altar mayor es de estilo neoclásico, hecho de madera y yeso. Las pilastras son de madera de níspero y su acabado fue realizado con machete. El techo también es de madera, recientemente restaurado. El amplio interior está dividido en cinco naves en las que se localizan el coro, el baptisterio, dos óleos sobre lienzos, y el impresionante púlpito desde el cual los sacerdotes daban la misa en los tiempos de colonia, en los que se le prohibía a el pueblo acercarse a el altar así como al clero.
El púlpito lleva en la parte superior una especie de una corona que se llama tornavoz; antes, el sacerdote propiciaba su misa desde ahí y el tornavoz hacia que la voz se difundiera por todo el lugar.
El cuadro de la Santísima Trinidad es otro legado interesante. En él, los tres rostros que aparecen son iguales, el Padre el Hijo y el Espíritu Santo. Pero en el pecho de cada imagen está representado cada uno, por ejemplo el Espíritu Santo por medio de una paloma. Este cuadro fue mandado a hacer por el arzobispo Francisco Javier de Luna Victoria y Castro, pintado en 1758 por Joseph Samaniego.
El Retablo de la Virgen Del Rosario es una estructura de dos cuerpos y remate. La predela está ornamentada con
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