LA TRANSICION DEMOGRAFICA Y EL SURGIMIENTO DE LA
bisonte196918 de Julio de 2013
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LA TRANSICION DEMOGRAFICA Y EL SURGIMIENTO DE LA
AGRICULTURA EN MESOAMÉRICA
Lourdes Márquez Morfín y Patricia Hernández Espinoza1
Introducción
E n este trabajol objetivo central de este trabajo es hacer un análisis integral
de los factores que determinaron y condicionaron la primera transición
demográfica en la prehistoria, caracterizada por el aumento abrupto del
tamaño de la población, como proceso generalizado a escala mundial, a partir
del surgimiento de la agricultura como modo de subsistencia que tendería a
ser dominante en los grupos humanos, durante el Pleistoceno, es decir, hace
aproximadamente diez mil años (Armelagos 1990: 127).
La invención de la agricultura tuvo repercusiones biológicas entre los
individuos y sociedades de ese entonces, específicamente al nivel de la salud
(Armelagos 1990:127-128), lo que a su vez se tradujo en un aumento de la
fecundidad como la principal variable responsable del cambio demográfico,
que propició un aumento de la población, como mostraremos en los resultados
de las tasas de fecundidad y natalidad, calculados para grupos prehispánicos
mesoamericanos.
1 Escuela Nacional de Antropología e Historia, División de Posgrado, Instituto Nacional de
Antropología e Historia. Correo electrónico rlmorfin@yahoo.com.mx, patyhernandez@yahoo.com
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Uno de los aspectos fundamentales para el entendimiento del desarrollo
de la población y la cultura, es la investigación sobre los cambios en tamaño y
composición de los grupos humanos en el pasado2, con relación a los distintos
modos de subsistencia. Para ello es necesario partir desde una perspectiva de
muy larga duración, que permita hacer una evaluación del desarrollo de la
dinámica demográfica y de los momentos considerados como de transición.
¿Qué es la transición demográfica?
La noción de transición demográfica, en estudios demográficos actuales, se
refiere al paso de niveles altos y sin control de la fecundidad y la mortalidad, a
niveles bajos y controlados, pasando por una etapa intermedia donde los
niveles de mortalidad bajan, pero la fecundidad se mantiene alta, lo cual
provoca lo que se conoce como explosión demográfica (Lópes Patarra 1976).
Este esquema teórico sirve generalmente de marco de referencia para el
análisis de cambios en la mortalidad y en la fecundidad (Hauser y Duncan
1975).
Los demógrafos reconocen que las principales transiciones
demográficas en el mundo coinciden con descubrimientos y hechos culturales
que han repercutido en el desarrollo tecnológico. Por ejemplo, Buorgois-Pichat
(1969) sostiene que el descubrimiento del fuego, la invención de la agricultura
y de la máquina de vapor, marcan tres transiciones demográficas diferentes,
2 De acuerdo con Aguirre (1998: 26), en ausencia de mortalidad masiva y de éxodos migratorios, la
fecundidad es la responsable de los cambios en la estructura por sexo y edad en las poblaciones de
número de efectivos pequeño, tales como serían las poblaciones prehispánicas, por lo menos la
anteriores al surgimiento de las grandes concentraciones urbanas (”ciudades estado” en términos
arqueológicos, tales como Teotihuacan, Monte Albán, entre otras).
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de gran repercusión en la población mundial. En concreto, la difusión de la
agricultura permitió que la población se multiplicara varias veces, aumentando
el límite de los recursos alimenticios impuestos por los ecosistemas o por los
cazadores recolectores (Livi Bacci 1990: 45).
El desarrollo de la agricultura, como proceso cultural de gran
envergadura el crecimiento de la población, ha sido motivo, entre los
demógrafos, de dos teorías opuestas 1) la teoría “clásica” que parte del
supuesto de que la aceleración de crecimiento poblacional es consecuencia
del mejor nivel nutricional asegurado por el sistema agrícola y por el
descensos en la mortalidad; 2) y una segunda teoría que sostiene, por una
parte, que la dependencia de cultivos poco variados habría disminuido la
calidad de la alimentación, y que la sedentarización y la mayor densidad de
población aumentaría los riesgos de transmisión de enfermedades infecciosas
y su incidencia y por lo tanto habría aumentado la mortalidad. Al mismo
tiempo, la sedentarización facilitaría la crianza de los hijos, disminuyendo los
intervalos entre nacimientos, por lo que la fecundidad aumentaría. En otras
palabras, de acuerdo con Livi-Bacci ( op. Cit.: 46), el desarrollo de la
agricultura habría aumentado la mortalidad, pero aún más la fecundidad
propiciando el aumento de la población.
Por otro lado, la evidencia antropológica sostiene que durante por lo
menos tres millones de años, los homínidos sustentaron su existencia
recolectando, cazando y pescando, e incluso, en los periodos más antiguos,
como carroñeros. Durante todo este lapso, los grupos humanos eran
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pequeños, con un crecimiento demográfico muy bajo, lo que podría ser
resultado, de acuerdo con Dumond (1975 cfr. Handwerker 1983: 5;) de altos
niveles de mortalidad, sin embargo dado que en esta etapa de desarrollo
cultural las escasas sociedades humanas estaban en su máximo de
fecundidad natural3, se mantenía un balance, que daba por resultado una
población estable, posición atribuida a los antropólogos (Acsádi y Neméskeri
1971 Armelagos Op. Cit.: 128).
Algunos arqueólogos sostienen que en los primeros tiempos, la
mortalidad y la fecundidad debieron haber sido elevadas. Hassan (1981),
sugiere un proceso lento en el cual es posible definir cuatro etapas: 1) antes
de la agricultura había un equilibrio entre la fecundidad y la mortalidad, aunque
sus niveles eran muy altos; 2) la fecundidad y la mortalidad pudieron haberse
incrementado, o mantenido en los mismos niveles durante la fase inicial de la
transición a la agricultura; 3) hubo un incremento en la fecundidad, mientras la
mortalidad disminuía y; por último, 4) tanto la mortalidad como la fecundidad
cayeron ( Handwerker 1983:5).
Handwerker revisa las tasas de crecimiento estimadas, para distintas
poblaciones prehistóricas, con la metodología arqueológica de Hassan
3 Louis Henry (1972) acuñó el término de “fecundidad natural” para referirse a aquellas poblaciones que
no practicaban el control deliberado de nacimientos, por medio de la anticoncepción. Sin embargo,
desde la perspectiva antropológica, tal concepto no existe, pues hay evidencias empíricas sólidas que
muestran la existencia del control de nacimientos mediante prácticas culturales como el infanticidio,
tanto masculino como femenino, el aborto y la lactancia prolongada, sin necesidad de acudir a la
anticoncepción mecánica o por medios químicos. Para mayor información sobre este tipo de prácticas
culturales consultar a Daly y Wilson (1988), Harris y Ross (1991) y Nutini y Roberts (1993) entre otros.
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(1981)4, y plantea que los resultados de esta revisión apuntan hacia un
incremento en la población durante la transición del Pleistoceno al Holoceno
como resultado de aumento en la fecundidad,5 refiriéndose a ese momento
como la primer transición demográfica del Homo sapiens la cual, según la
autora, “refleja no el impacto de las decisiones reproductivas, sino el de las
decisiones para mejorar el nivel de vida y aumentar la capacidad productiva”.6
En otras palabras, argumenta que la variación en la fecundidad fue resultado
de un cambio en el comportamiento reproductivo de los individuos y de la
sociedad, a favor de una mayor demanda de niños por factores económicos.
Sin embargo, sus afirmaciones están basadas en el análisis de los cambios en
las tasas de crecimiento y no en las estimaciones de los perfiles
paleodemográficos7 de poblaciones de horticultores nómadas, sedentarios y
sociedades agrícolas, que son los que pueden mostrar si en efecto lo que
ocurrió fue un cambio en los niveles de fecundidad, o de mortalidad, o en las
combinaciones entre ambos fenómenos.
Recientemente Robert McCaa sostiene que “la agricultura no fue la
maquinaria responsable de la transformación demográfica en la prehistoria de
4 La metodología arqueológica para calcular el cambio en el tamaño de las poblaciones se realiza con
base en los estudios del patrón de los asentamientos, el tamaño del área ocupada, el cálculo del número
de edificios habitacionales, el número de cuartos y la estimación del número de individuos que habitaron
en dichos espacios. Hassan (1981) ha desarrollado un modelo para efectuar estos cálculos.
5 Handwerker (1983: 5-25) analizó diversas poblaciones de cazadores-recolectores en un periodo desde
hace 30,000 años el Neolítico. Su objetivo era identificar cuáles fueron los determinantes del
crecimiento demográfico. Durante el Pleistoceno el crecimiento dice la autora era lento, pero hubo un
cambio repentino entre el Pleistoceno y el Holoceno que ella atribuye a la variación en
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