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La empresa capitalista llamada República Dominicana


Enviado por   •  28 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  1.616 Palabras (7 Páginas)  •  493 Visitas

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La empresa capitalista llamada República Dominicana

Como se advierte, una serie de males históricos dominicanos produjo a Rafael Leónidas Trujillo como dictador militar y político de su país.

Una vez en el poder, otra serie de razones le permitió mantenerse en el e hizo posible que el sometiera toda la vida nacional a su voluntad y estableciera un régimen de tal manera, que su tiranía no tiene ejemplo en la historia americana.

Para el mantenimiento de la tiranía trujillista, decisiva fue el papel del dictador como empresario único del desarrollo capitalista en Santo Domingo tras disponer del dominio militar y político del país.

Antes de poder usar el gobierno como instrumento de sus fines económicos, Trujillo tenía que doblegar el poder político a su voluntad. Tenía una fuerza con que hacerlo: era la guardia nacional.

Al mismo tiempo que sometía al gobierno, el dictador se dedicaba a someter al pueblo. Para esta tarea dirigió su acción hacia los partidos políticos, liquidando a sus dirigentes, y creó un partido al cual llamó “dominicano”, y lo estableció como único partido; sólo sus miembros podían tener cargos públicos y aspirar a funciones de elección popular. Simultáneamente comenzó la acción contra toda manifestación escrita o hablada que no estuviera a su voluntad. Los jueces, el congreso y los ayuntamientos pasaron a ser designados por Trujillo.

El pueblo dominicano lucho pero sin organización y sin buena fortuna; y además los años que siguieron a la gran crisis de 1929, fueron de confusión para los países poderosos, que otros pueblos más cultos, más ricos, mas organizados sufrieron situaciones parecidas. En todo el ámbito americano el espectáculo era el del os pueblos dominados por dictadores.

En medio de la pobreza general, Trujillo comenzó a convertir el país en una empresa capitalista de su exclusiva propiedad. Como no disponía de capitales de inversión, se valió de las leyes votadas expresamente para que el pudiera monopolizar ciertos negocios.

Lo que en verdad puso el desarrollo capitalista en sus manos fue un acontecimiento internacional, la segunda guerra mundial de 1939-1945. Esta fue decisiva en la formación del cartel capitalista llamado erróneamente República Dominicana; la política exterior de Estados Unidos pedía aliados incondicionales sin tomar en cuenta su moral, y pedía mercancías, sin importar si esas mercancías estaban siendo producidas por trabajo esclavo. Un año después de haber terminado la guerra mundial Trujillo se había convertido en el latifundista más grande del país.

La clave de esta edificación militar, política y económica que esclaviza Santo Domingo está en la falta de conciencia moral en el beneficiario de la obra. Al carecer de conciencia moral, mide la conveniencia de un acto suyo por el beneficio económico que le rinde.

Con esa naturaleza moral, Trujillo convirtió al país en su empresa económica, el gobierno es solo el servidor legar de la empresa; el ejercito es la policía de la empresa; el territorio de la nación es el ámbito de la empresa; el puedo es el trabajador, productor y consumidor forzoso de la empresa.

América no concibe la incapacidad de los dominicanos para liberarse porque América no tiene experiencia en una situación tan extrema. Cada dominicano está sujeto a tres poderes, el militar, el político y el económico. El rico, el empleado y el pobre son asesinados sin piedad si persisten en no someterse.

En Santo Domingo no hay posibilidad de conflicto porque empresas, gobierno y asociaciones de todo tipo son engranajes de una sola maquinaria, y esa maquinaria aplastante es Trujillo.

El gobierno es el dependiente de una empresa. Los medios económicos del país están a disposición de la empresa; la economía pública viene determinada por la conveniencia o inconveniencia de la empresa. Todo órgano de expresión es propiedad de la empresa; los periódicos, las radios y las televisoras dicen lo que la empresa determina que conviene a sus fines.

La posesión del gobierno le permite usar canales diplomáticos, resoluciones judiciales y legislativas, documentación falsa. Puede usar sin tasa el dinero que le produce una empresa que rige cincuenta mil kilómetros cuadrados. Un mercado interior sin competiciones y un mercado mundial para colocar su producción.

Los defensores del sistema trujillista fundamentan su defensa en el orden físico de Santo Domingo, el progreso estadístico y la limpieza de los centros urbanos. Sin duda, en treinta años de dictadura la población ha crecido; han crecido su producción y su consumo. Pero sucede que en los demás países de América ha ocurrido lo mismo y no ha habido que pagarlo al precio de vidas, dignidad, libertad, atraso cultural, social y político.

Sí, Santo Domingo ha progresado, pero no como pueblo sino como empresa económica. El país se ve limpio pero como propiedad privada, no como colectividad humana.

El propio Trujillo debe conocer de antemano cuál será el juicio de la historia. En el fondo de su ser, el dictador teme a ese juicio. Una cosa lo denuncia: dueño de un poder que pocos gobernantes han tenido en la historia, no se atreve a permitir que su obra sea entregada a la opinión de los hombres libres.

Hay un rasgo psicológico común en casi todos los dominicanos: la susceptibilidad. La mayoría de los dominicanos, es susceptible en grado enfermizo, esto resulta estimulado por el incidente más nimio, y casi siempre provoca en quien la sufre accesos de agresividad que destruyen en un momento nexos familiares y de amistad. En muchos casos esta suplantada por un sentimiento parecido, e igualmente disociador: la envidia.

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