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ANARQUISMO


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2014  •  918 Palabras (4 Páginas)  •  206 Visitas

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No es apelar a otros castigos (y con ello son tan reprochables los métodos occidentales como lo pueden ser los castigos ancestrales de comunidades indígenas con los látigos o de sectores populares con el linchamiento). El fin último del anarquismo, como se pueden sobreentender también en las propuestas abolicionistas más radicales, es el pacifismo como rector social, basado en la búsqueda constante del consenso pero con el reconocimiento fundamental del disenso, es decir, sociedades en donde la conciliación y la aceptación de la diferencia primen sobre el totalitarismo y el castigo. El anarquismo puede alimentar al abolicionismo y viceversa, el primero dando un contexto social que debe superarse para poder abolir la cultura de la pena, y el segundo dando una noción de realismo al ideal de desaparición del Estado, planteando la pregunta como sería un derecho sin pena, sin castigo y sin Estado. Esta respuesta no la debemos dar simplemente a nivel teórico, sino en la cotidianidad elaborando formas de justicia y comportamiento adecuadas a la libertad individual y colectiva.

El centro del debate no es si la cultura del castigo cumple el cometido para lo que supuestamente está diseñada, sino si la sociedad debe basar la armonía social mediante el castigo, o en cambio cimentar un real contrato social en el apoyo mutuo, la solidaridad y la autonomía. No es si el preso se reeduca, sino por que se comete el crimen, por que hace falta que las personas distorsionen la armonía social cometiendo actos en contra de sus semejantes. En el actual sistema de cosas se asume que quien cumple el delito es una persona que con una racionalidad maligna no respeta los acuerdos sociales (como si las leyes realmente fueran acuerdos), cuando lo que se puede observar desde un análisis sociológico y económico es que muchas veces el delito responde más a la desigualdad social sea esta basada en el monopolio de la propiedad, en las estructuras patriarcales o en el consumismo. Si el problema no es el individuo, sino las relaciones sociales en el que este vive, habría que estar dispuesto a buscar una transformación de esas relaciones sociales y no caer en la inocencia de creer que lo que hay que hacer es cambiar al individuo foco, al síntoma y no a la enfermedad. Ahí es donde se ve la gran diferencia entre el análisis del liberalismo capitalista y el anarquismo comunista. En el primero se asume al individuo como un ente aislado que al procurar su mayor beneficio en momentos comete actos irregulares, y por lo tanto es al individuo al que se debe corregir, mientras que en la segunda se asume a la sociedad como un espacio de desigualdad en el que el delito se comete como resultado de la iniquidad, ya sea como víctima (el que no tiene que comer roba) o como perpetuador (una sociedad tolerante a las relaciones patriarcales promueve hombres adultos agresores de mujeres y niños).

Por lo tanto, un derecho anarquista además de revolucionario en cuanto a sus deseos de cambiar la actual estructura social inequitativa, es una propuesta de tratar de forma distinta al criminal y al delito. Evidentemente no lo niega ni lo desvalora. Lo identifica como un problema que debe ser atacado desde la ética libertaria, es decir aquella que promueve la autonomía, la solidaridad y las relaciones antiautoritarias. No se plantea como una cuestión de penas alternativas, o de cárceles dignas, sino la búsqueda de la eliminación del sistema punitivo, y la cultura del castigo que lo engendra. Es la apuesta por una cultura de la prevención, la autodefensa y la comunidad como estrategias para enfrentar los males sociales. Para finalizar, quiero afirmar que igual muchas de las alteraciones que sufre la humanidad, algunas de ellas catalogadas como delitos son parte de lo que significa ser humanidad, y que así como los desastres naturales o las epidemias son inevitables y tenemos que acostumbrarnos a ellas de tal forma que nos afecten lo mínimo. Con algunas rupturas de la armonía social tenemos que aprender a vivir, no tolerando que sucedan sino aceptando buena parte de su inevitabilidad y apoyando colectivamente a las víctimas (un buen ejemplo son los violadores, podemos controlar la acción de los violadores conocidos, pero será imposible descubrir antes del acto a los nuevos). Por más polémico que suene esto, es mejor el realismo que el idealismo cuando pensamos la acción social.

Una sociedad anarquista no es una sociedad sin delito, pero si una en la que será más sobrellevable el enfrentarlo ya que se hará colectivamente buscando la reconciliación y no la culpabilidad. El anarquismo no plantea un futuro paradisiaco, sino uno en el que las preocupaciones sean distintas a las de estar pensando en como ganarse el pan o hacerse escuchar en la sociedad. Por eso, una sociedad anarquista es el ideal de aquellos que creemos que como comunidad nos merecemos una sociedad cualitativamente más libre, en donde el derecho responda a la libertad del individuo en sociedad, esa es entonces la base del Derecho Anarquista.

1Originalmente este escrito estaba pensado para ser la base de la conferencia “Una mirada anarquista del Derecho”dictada en la Universidad de Antioquia el 14 de Julio por invitación del semillero abolicionista “contra el castigo”. Cómo la misma era de tipo divulgativo, la reflexión principal se hizo tras una exposición de la evolución de las ideas y prácticas anarquistas desde su nacimiento hasta la revolución española, y también se hacía una síntesis de lo que es el abolicionismo. Ninguna de estas dos partes se reproducen aquí.

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