Adminsitracion

El camino del hombre en el desarrollo de la Historia no ha pasado desapercibido. De hecho, su huella fue, es y será determinante en el proceso de evolución. Encontrando en su adaptabilidad, creatividad e inteligencia algunas de sus cualidades. Inteligencia que no sólo es una de las más determinantes, sino que al paso del tiempo fue creciendo y mejorando progresivamente, adquiriendo una sabiduría tan basta y empírica que fue necesario dividir su conocimiento en varios campos. Esta segmentación trajo consigo varias ciencias, carrearas, técnicas y especializaciones que hoy día hacen parte de un mundo académico y laboral, tales como las artes, las humanistas, las filosóficas, entre tantas otras, que actualmente son opciones de laburo, crecimiento personal y colectivo; como lo es también la administración o ciencias administrativas.

Si bien es cierto, está en contraste con otras carreras o profesiones es un tanto nueva y tiene un desarrollo a nivel científico relativamente corto, su importancia es notable en una sociedad que cada día se liga más al crecimiento económico y depende en gran medida de algunos entes empresariales para desarrollarlo e impulsarlo. Además su “juventud” no es sinónimo de mediocridad ni sencillez; al contrario, las personas que optan por esta carrera deben tener algunas cualidades que en su proceso educativo tienen que pulir para llegar a ser profesionales competentes y con condiciones sobresalientes a la hora de desempeñarse como tales.

Hoy más que nunca, en pleno siglo 21, nos hemos familiarizado con un término bastante interesante, que haciendo relación con lo mencionado anteriormente en cuanto al mundo administrativo, es complemento uno del otro. Dicho término es: emprendimiento. Es común escuchar que alguien es emprendedor sobre todo cuando vivimos en un contexto académico o laboral. Pero ¿Qué tiene que ver este termino con este escrito en particular? Primero me parece pertinente definir qué es, o a quien se considera una persona emprendedora. Para esto quiero citar al analista y profesor antioqueño Juan Diego Gómez que de forma muy particular define lo que para mí es el significado más apropiado y fácil de entender sobre el termino, ya que el docente afirma que “Un emprendedor no llora, él hace pañuelos” Gómez, J. (2013).

Lo que quiere decir que es capaz de ver oportunidades donde nadie más las ve, se sobrepasa a los problemas con una visión y una proyección privilegiada; y es a partir de este punto donde surge la incógnita principal a la que se intentara dar solución a lo largo de este documento, teniendo como hipótesis el siguiente interrogante: ¿Cuál debe ser el perfil de un administrador emprendedor del siglo XXI?. Se trabajara haciendo un análisis a groso modo sobre las habilidades que debe tener un administrador y un emprendedor contemporáneos, encontrando un paralelismo entre ellos. Se usara fuentes como la de la jefe de la carrera de administración de negocios de la Universidad EAFIT, Juliana Villegas, el egresado de dicha institución, el analista y docente Juan Diego Gómez y otros empresarios que a su vez fueron grandes emprendedores, quienes nos servirán de ejemplo para tomar una postura frente al cuestionamiento planteado.

En todos los aspectos sociales se requieren profesionales aptos, y la administración no es la excepción; el papel de los administradores es de suma importancia. Son ellos los responsables de lograr que las cosas sucedan, ya sea bien o mal. Así de simple. Sin una buena planeación, organización, dirección y control, las empresas no pueden funcionar exitosamente y lograr los objetivos propuestos. Además encontramos en estas cualidades una estrecha relación con las características propias del emprendedor.

Un administrador debe captar mejor que nadie las circunstancias del entorno, al igual que el emprendedor debe ver oportunidades donde muchos

...