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Antigua Sociedad De La Cordillera De Mérida


Enviado por   •  26 de Diciembre de 2013  •  1.349 Palabras (6 Páginas)  •  314 Visitas

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Jacqueline Clarac, admirable dama que aunque origen francés, merideña de corazón. Ha dedicado su trabajo a esta región, además demostrando un gran cariño hacia su casa adoptiva y un gran ímpetu hacia el trabajo de investigación, Una de las más notables investigadoras humanísticas de nuestra actualidad, formadora de varias generaciones de científicos sociales que, en muchos casos, ha guiado desde el pregrado, inculcándoles la importancia de poseer una perspectiva social y pluridisciplinaria en sus investigaciones. La motivación y la fuerza que les transmite a sus alumnos, ha permitido la consolidación de un equipo de investigadores que, a partir de su ejemplo, desarrollan una antropología comprometida socialmente.

Jacqueline, esta gran historiadora, nos cuenta en este articulo de como en un país milenario que pervive en la cordillera de de Los Andes de Mérida, donde moraron ingenieros antes de Colon, nos habla de una sociedad laboriosa, los timotos, los cuicas, los mucus. Cuenta Jacqueline, que fueron creadores de un sistema de terrazas agrícolas en pendientes escarpadas, regadas por otro complejo sistema de canales y pozos; que aun, en nuestros días al paso por los pueblos de nuestro páramo norte andino podemos admirar y es que el paso en una mañana soleada bajando Apartaderos nos deleita con uno de los paisajes más hermoso de la región: parcelitas cual jardincitos de papas, zanahorias, cacao, ají, flores, ajos que en nuestras casa apestan y allá huelen deliciosamente a paramos merideño.

Indudablemente solo hombres fuertes, corajudos ponían a funcionar este complejo sistema por lo escarpado del terreno, tolerando y venciendo la inclemencias de los fríos párameros, se sembraban y cultivaban rubros que en las manos delicadas de nuestras mujeres indígenas se transformaron en arepitas de harina, en deliciosos pastelitos, en delicados dulces criollos, en bebidas espirituosas algunas, la deliciosa Chicha andina, el calentaito son ejemplos de ellas, del calor y la acogida que se dan en esas casitas tan típicas, solo propias de esta zona que cada navidad emulamos en nuestros pesebres citadinos, fabricadas todas de piedras recolectadas de las terrazas para poder despedrar el terreno agrícola, con techos de carruzo, arcilla y teja que las protegen de tanta lluvia y frio. Ya olvide que debía ser Jacqueline la que cuente el cuento; perdóname! somos contemporáneas, es difícil meterse en este artículo y no revivir lo vivido, siempre pedí a gritos conservemos lo nuestro, amemos nuestra historia. Vivía y veía con horror como nuestra artesanía típica, las ovejitas de anime, nuestras ruanas, nuestra gastronomía, y nuestra música desaparecía para dar paso a otra, bellas también pero con una historia lejana, ajena a lo nuestro. Mujeres como Jacqueline, han dedicado su vida al estudio investigativo de nuestras orígenes, trabajan para hacernos conocedores de nuestras verdaderas raíces a través de sus escritos, artículos, textos y seguramente en sus clases magistrales. Son embajadoras de lo autóctono de nuestra región. Pero quien se resiste a una visita por los previos de Gavidia por ejemplo, a disfrutar de un desayuno calientito: pisca andina, arepitas criollas, nata y chocolate en una de esas moradas, construida en ese valle agrícola adornado de ovejitas tal cual pinceladas propias de un gran pintor, que además le dio toques de color con hermosas y perfumadas florecitas amarillas, blancas y violetas; salir a escuchar el silencio, interrumpido por la canción del riachuelo y el bramar de una vaca peluda como las hojas de los frailejones o la algarabía de esos niños hermosos, con caritas de luna, cachetones, sonrosados por la quemada del frio. Pero para llegar a Gavidia me recuerda Jacqueline tenemos que pasar por caminos tortuosos, construidos por esos guerreros pioneros de esa red de comunicaciones: caminos, puentes y terrazas que aun hoy sobreviven a las inclemencias de la erosión y las condiciones topográficas abruptas de estas cordilleras. Una mitología rica, exquisita, llenaron las horas de descanso del labrador paramero tal cual equipos RCA Víctor de mi época: historias,

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