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Arte y propaganda en el Siglo XX – La propaganda en el Estado Comunista” Toby Clark


Enviado por   •  27 de Octubre de 2013  •  1.412 Palabras (6 Páginas)  •  568 Visitas

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Arte y propaganda en el Siglo XX – La propaganda en el Estado Comunista” Toby Clark

El comunismo ve la revolución como un proceso continuo que se transforma conscientemente a medida que varía la realidad social. Los programas nacionales de reconstrucción como la industrialización o la colectivización de la agricultura, se pensaron para tener efectos profundos sobre los hábitos de pensamiento y comportamiento de la gente, que excedería la propaganda de imágenes y palabras.

En la unión Soviética, el término propaganda no ha tenido connotaciones negativas, y dado que se consideraba que el comunismo proporcionaba un conocimiento objetivo y científico del mundo, apenas se hacía distinción entre propaganda y educación. En arte, la principal expresión ha sido el realismo socialista, introducido por Stalin en 1934 e impuesto posteriormente en todos los Estados comunistas del mundo. El arte comunista al igual que al arte nazi, surgió con fuerza en los años treinta y ambos, produjeron imágenes que idealizaban a los obreros y los campesinos, y envolvían a sus líderes dentro de un culto a la personalidad. Ambos se sirvieron de estilos populistas, pero si analizamos las iconografías encontraremos importantes diferencias. Ideológicamente, el comunismo y el fascismo tenían puntos de vista muy diferentes sobre la naturaleza, la tecnología, el trabajo, la guerra, la historia y los propósitos humanos. Había un notable contraste entre la glorificación mítica del pasado llevada a cabo por los nazis y el entusiasmo del comunismo soviético por el progreso.

Organizando la psique de las masas

La imposición del realismo socialista aumentó el control del Estado sobre el arte. La revolución que había creado el primer gobierno de obreros y campesinos del mundo había alterado por completo las condiciones de patronazgo, receptor y emplazamiento del arte. El arte soviético tenía que ser público, financiado por el Estado y dirigido por las masas.

Cuadro negro de Kazimir Malevich, anunciaba el fin de la tradición en la pintura y el comienzo de un nivel de percepción y representación trascendentales que él llamo suprematismo. Los significados de la pintura se vieron alterados por el nuevo contexto de la revolución de Octubre del 1917. A partir de ese momento la utilizó para simbolizar una ruptura en la historia, el fin del antiguo orden y el nacimiento del futuro tras la revolución.

Lenin ante los extremos de la vanguardia, vió la función del arte dentro del marco más amplio de la educación, creyó que la cultura socialista debía construirse sobre los mejores logros del pasado para, a partir de ellos, elevar el nivel cultural de las masas. Para el líder bolchevique, las clases trabajadoras rusas, en su mayoría rurales no estaban preparadas para crear por sí mismas una conciencia revolucionaria.

La Revolución de Octubre fue seguida por casi cuatro años de guerra civil, en los que se produjo un aumento de la llamada “propaganda de agitación”, que trataban de crear una atmósfera festiva y colorista. Los festivales callejeros y el teatro de masas revelaron una versión del arte público que insistía en la implicación popular. Además de carteles, murales, decoraciones de edificios y carrozas hechas en camiones hacían cuadros vivientes de temática revolucionaria.

La reinvención dramática de la revolución como un carnaval se relaciona con una tendencia del marxismo que se planteaba que todas las actividades se volvían creativas o festivas. A finales de los años treinta, ese espíritu lúdico, empezó a decaer en los siniestros desfiles militares que caracterizaron los rituales estalinistas.

El ideal implícito de terminar con el profesionalismo artístico e iniciar una cultura de creatividad universal estaba muy próximo al espíritu de la red de organizaciones culturales proletariadas llamadas prolekults, fundadas en 1917 con el fin de generar una cultura de la clase obrera desde sus raíces. Constituían un movimiento de educación utópica para adultos e insistían en que el arte se desarrollara al margen de las esferas económicas y políticas. Para Lenin esto implicaba un cuestionamiento a su autoridad por lo cual en 1920 se puso en contra de estas organizaciones, limitando sus poderes y colocándolas bajo la jurisdicción del Partido.

El plan de propaganda monumental leninista, proponía que los desempleados trabajaran en el derribo y sustitución de las estatuas zaristas, y suplantaran por nuevos monumentos que celebrasen a figuras del pasado, como figuras culturales

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