CONDICIONES LABORALES

Las condiciones laborales de los maestros de primeras letras eran deplorables, tenían que enfrentarse a las criticas de la sociedad, someterse a las faltas de respeto por parte de los niños y sus padres y además de esto el ingreso que recibían por parte del estado no les alcanzaba para cumplir con sus obligaciones familiares, se les dificultaba el pago de la renta, del alimento de sus familias y el cuidado de la salud, pero lo que más les causaba sufrimiento era el desprecio que mostraban ante ellos.

A pesar que las autoridades reconocían las dificultades del empleo, pues sabían que no era fácil lidiar con un grupo de niños y lograr que aprendieran, los consideraban parte de una profesión de menos status social.

Los padres de familia exigían que sus hijos aprendieran y progresaran rápidamente, pero se oponían a que los maestros los castigaran, por lo tanto los maestros no tenían ninguna autoridad sobre sus alumnos y tenían que aguantar los comportamientos y ofensas que los niños y sus padres les hacían; además de esto los padres no apoyaban al maestro con sus labores educativas, pues pensaban que ellos eran los únicos responsables de la educación de los niños.

Los niños que asistían a las escuelas eran de todas las clases sociales, pero la mayoría pertenecía a familias de escasos recursos; los niños ricos recibían educación en su propia casa con tutores particulares; la mayoría de los jóvenes acomodados asistían a la escuela de alguno de los maestros de renombre, mientras que los de escasos recursos estaban en escuelas primarias gratuitas.

En las escuelas primarias gratuitas también había distinciones; los hijos de sirvientes, artesanos o mendigos asistían a una escuela distinta a la que asistían los hijos de jornaleros o molineros y los hijos de madres costureras, lavanderas y sirvientes.

La mayoría de las familias se dedicaban a labores manuales, artesanales o de vendedores, y sólo el 15% se tenían ocupaciones asalariadas o administrativas, razón por la cual la mayor parte de las familias eran de escasos recursos.

Todos los niños podían estudiar la primaria o las primeras letras, pero sólo los niños acomodados y algunos pobres becados podían continuar con sus estudios en los colegios mayores o seminarios en donde se les enseñaba la gramática latina, después pasaban a un curso de humanidades y filosofía que les garantizaba el titulo de bachiller. Los que querían continuar con sus estudios podían obtener una licenciatura en distintas carreras.

Los menos afortunados al terminar con las primeras letras debían abandonar la escuela para empezar a trabajar.

El lugar donde impartían las clases eran cuartos, casas, conventos y capillas existentes los cuales adaptaban de acuerdo a las necesidades pedagógicas, mientras que las escuelas particulares se establecían en uno o dos salones de las casas de los preceptores, no se contaba con un lugar adecuado para el servicio sanitario de tanto niños, también tenían problemas con la luz y el frío pues muchas veces las ventanas estaban rotas.

Muchos niños recibieron su primera experiencia escolar en la amiga de la vecindad o barrio donde Vivian, en la cual una maestra anciana enseñaba individualmente a sus alumnos el libro llamado silabario, después de aprenderlo

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