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CRISIS TURQUIA 2001


Enviado por   •  10 de Abril de 2015  •  2.380 Palabras (10 Páginas)  •  340 Visitas

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La crisis financiera de Turquía ha demostrado ser mucho más profunda que las recientes crisis de los mercados emergentes, debido principalmente a los errores en el diseño del programa de estabilización del país apoyado por el FMI, y a la malograda intervención de la institución financiera internacional, según Yilmaz Akyüz y Korkut Boratav, dos destacados economistas de la UNCTAD.

Después de quedar bajo la tutela y supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1998, y de haber lanzado dos programas consecutivos de statuo quo y estabilización (en 2000 y 2001) con fuerte apoyo del FMI y fondos de rescate, Turquía está en una crisis sin precedentes que ha deprimido la actividad económica y el empleo.

La crisis de Turquía es en varios aspectos similar a la de Argentina y a la de varios otros países que siguieron los consejos de las instituciones de Bretton Woods. Sin embargo, mientras se dejó hundir a Argentina –ya que no hubo muchas otras economías, salvo Uruguay, que tuvieran efectos adversos-, Turquía, como estado vital para la línea delantera de la "guerra contra el terrorismo" de Estados Unidos y la campaña para derrocar a Saddam Hussein en Iraq, ha obtenido ciertos beneficios. Algunos beneficios comerciales, como los contingentes de textiles y vestido, son violatorios de las obligaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero Estados Unidos y Turquía se han resistido incluso a revelarlos y notificarlos, a pesar de la normativa del Órgano de Supervisión de Textiles de la OMC.

A pesar de eso, hasta ahora Turquía no ha podido superar la crisis y está peor que en diciembre de 1999, cuando instituyó el programa de estabilización del FMI.

En un documento de discusión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), de abril de 2002, "The Making of the Turkish Financial Crisis" (La fabricación de la crisis financiera de Turquía), Yilmaz Akyüz y Korkut Boratav sugieren que el fracaso del programa de estabilización "se debe en gran parte a graves errores en el diseño así como a la malograda intervención en la crisis, que parece que no aprendió nada de las crisis de los mercados emergentes".

Los autores son dos reconocidos economistas turcos. Akyüz es Director de la División sobre Globalización y Estrategias de Desarrollo de la UNCTAD y Boratav es profesor de la Universidad de Ankara.

El documento analiza los dos programas de estabilización de 2000 y 2001, si bien hay referencias a problemas y programas anteriores. Turquía sufrió una crisis importante en 1994, recibió programas de estabilización del FMI por dos años y luego continuó sin ayuda externa por dos años más. En 1998, el FMI asumió la supervisión de Turquía y en diciembre de 1999, con el apoyo de las instituciones de Bretton Woods, el gobierno inició un programa de estabilización basado en el tipo de cambio para bajar la inflación y controlar lo que parecía "un proceso insustentable de acumulación de deuda pública".

El programa pareció seguir avanzando en los nueve meses siguientes, disfrutando de amplio apoyo público y logrando el elogio de los funcionarios del FMI, pero comenzó a tener problemas poco después. Para mantenerse, necesitó un voluminoso rescate del FMI. Después de algunos meses difíciles, quedó claro que el programa no era viable, y ante los embates masivos a la moneda nacional y la rápida salida de capitales, en febrero de 2001 hubo que abandonar el sistema de convertibilidad monetaria y sustituirlo por un régimen de libre flotación, "nuevamente por consejo del FMI".

Como en la mayoría de los demás episodios de crisis financiera, las tasas de interés aumentaron abruptamente y la economía se contrajo a un ritmo sin precedentes. Después de otro paquete de rescate del FMI, los mercados financieros y monetarios se estabilizaron hacia fines de 2001, "pero el empleo y la actividad económica permanecieron deprimidos".

¿Qué anduvo mal?

Aküz y Boratav señalan que la crisis de Turquía tiene una serie de rasgos comunes con las crisis de los mercados emergentes que aplicaron programas de estabilización basados en el tipo de cambio, que típicamente utilizan el tipo de cambio como anclaje creíble de expectativas inflacionarias, provocando a menudo una apreciación de la moneda y apoyándose en las corrientes de capital atraídas por las oportunidades de arbitraje para financiar crecientes déficit externos.

La consiguiente vulnerabilidad financiera externa termina por crear expectativas de bruscas depreciaciones de la moneda y una corrida de capitales, terminando en una movida del tipo cambiario en la dirección opuesta y aumentos de las tasas de interés. Con ese ciclo financiero de auge y merma, algunos países (como México, Brasil y Rusia) lograron superar su inestabilidad de precios crónica y evitar el regreso de la inflación, a pesar del colapso de sus monedas y el ajuste externo requerido por la crisis.

El programa de Turquía inicialmente siguió un camino similar, pero comenzó a tener dificultades mucho antes de revertir el proceso de inflación, obligando a las autoridades responsables a abandonar el sistema de convertibilidad e iniciar un drástico estancamiento económico en el contexto de una elevada inflación.

Las dificultades surgieron en gran medida porque el programa se implementó para enfrentar problemas estructurales y fragilidades de varios frentes, en especial de las finanzas públicas y el sector bancario, altamente dependiente de los títulos del Tesoro asociados a la inflación rápida.

Como resultado, hubo una incoherencia en la política ya que gran parte del ajuste fiscal se basó en las rebajas de los tipos de interés nominal de la que tantos bancos dependían para su viabilidad. Si bien el programa incorporó la salida –ya anunciada- del sistema de paridad escalonada a los 18 meses, no logró cumplir las metas con respecto a la inflación, a pesar de haber aplicado a pleno los objetivos de política monetaria y fiscal. Así, lo que inicialmente parecía un fortalecimiento del programa, terminó en un fracaso en la medida en que una inflación persistentemente alta junto con un déficit de cuenta corriente cada vez mayor, alimentaron las expectativas de una brusca depreciación de la moneda.

Con posterioridad a los hechos, el FMI ha estado culpando del fracaso a la corrupción generalizada y a la mala gestión del gobierno de Turquía. Sin embargo, según Akyüz y Boratav, la razón principal de que los ingresos de capital fueran mucho menores en Turquía que en la mayoría de los otros experimentos con estabilidad

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