Carlos IV: crisis y decadencia

Carlos IV: crisis y decadencia

Durante los primeros meses del reinado de Carlos IV, los encargados de su gobierno fueron los ministros de Carlos III. Floridablanca fue el encargado de los asuntos de Estado, pero las noticias acerca de la Revolución francesa produjeron lo que ha sido llamado el pánico de Floridablanca por la reacción que experimentó el ministro ilustrado ante la revolución burguesa, que iba a atenuar su espíritu innovador. Llevó a cabo un cordón sanitario para evitar la difusión tanto oral como escrita de las ideas revolucionarias francesas.

En el año 1791 se hizo cargo del gobierno el conde de Aranda, que al contrario de Floridablanca no sentía esos temores ante lo que estaba sucediendo en Francia y, por ello, restableció las relaciones diplomáticas con este país, abriendo de nuevo las fronteras. Pero con el asalto de las Tullerías, la posterior detención del rey Luis XVI y la proclamación de la República, la política llevada a cabo por el conde de Aranda se volvió insostenible.

Se encargó el gobierno a Manuel Godoy para que se hiciera cargo de todos los asuntos. Godoy pasó de ser un guardia de Corps a ocupar el puesto de los Reales Ejércitos, alcanzando el puesto de ministro con tan solo veinticinco años.

Cuando estalló la guerra con la Francia republicana, esta se encontraba aislada y trato de difundir sus ideas revolucionarias por el continente europeo. Los acontecimientos se produjeron en la zona de los Pirineos catalanes, posteriormente, Godoy firmó la Paz de Basilea en el año 1795 con Francia. Godoy, con este tratado, recibió el título de Príncipe de la Paz. Al año siguiente se llevó a cabo el Tratado de San Ildefonso para la alianza entre Francia y España contra Inglaterra. Pero los ingleses derrotaron a los españoles en el cabo de San Vicente. En 1800 se firmó el segundo Tratado de San Ildefonso, de tal forma, España se ponía al servicio de los planes de Napoleón y declaraba la guerra contra Portugal, denominada Guerra de las Naranjas. A esto le siguió un período de incapacidad de recuperar una línea neutral en la política exterior española durante las tensiones entre Inglaterra y Francia.

Cuando se recuperó la paz con Portugal, Godoy firmó la Paz de Amiens (1802) con Francia, donde Inglaterra tuvo que devolver la isla de Menorca a España anteriormente arrebatada en el anterior conflicto con Inglaterra. Más tarde, Inglaterra se volvió a enfrentar a Francia, Godoy intentó mantenerse al margen de este conflicto, pero Napoleón le convenció ofreciéndole el reino de Portugal. Napoleón necesitaba de España para llevar a cabo sus planes, necesitaba la flota española que junto con la francesa podía hacer frente a la inglesa. Pero el almirante Nelson, al mando de los ingleses, acabó con la flota francoespañola en el cabo de Trafalgar, impidiendo la invasión a Inglaterra. Tras esto, la reputación de Godoy comenzó a decaer cada vez más, sus siguientes pasos serían desesperados por mantener su reputación ofreciéndole a Napoleón un reparto de Portugal, quedándose él con la zona sur para establecer su propio reino. Todo esto quedó plasmado en lo que se conocería como Tratado de Fontainebleau, que permitirá el paso de los franceses por el territorio español.

Esta situación provocó que la oposición a Godoy planeara su derrocamiento, al igual que el del rey Carlos IV, de tal forma se le entregaría la corona al hijo del rey, al Fernando VII. El Motín de Aranjuez de 1808 sería el fin de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo. Ante esta situación, Napoleón vio que sus planes peligraban y dio la orden de invadir España. La reacción del pueblo español daría lugar a un conflicto que duraría ocho largos años, al final de los cuales España tendría que sufrir aún los duros momentos que caracterizaron la agonía del Antiguo Régimen.

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