Comentario Cuadro Luis XIV

COMENTARIO DEL RETRATO DE LUÍS XIV

La escena muestra un retrato del rey Luís XIV, también conocido como “el Rey Sol” uno de los monarcas más importantes del S. XVIII, hijo de Luís XIII y de la infanta española Ana de Austria. Se trata de la imagen más representativa del Gran Siglo francés y está realizada al óleo sobre un lienzo de grandes dimensiones, 2,90x1,90m, en el que se retrata al monarca al natural, de pie, para resaltar su condición superior. Es la obra más conocida y afamada de su autor, el pintor Hyacinthe Rigaud. El artista, de origen hispano- francés, se convirtió en el retratista por excelencia de la monarquía y la aristocracia de la Francia del siglo XVIII, por su capacidad e instinto para encontrar poses impresionantes y por su estilo directo e intimista. La obra data del año 1701 (S. XVIII) y pertenece a la corriente artística Barroca.

En cuanto a las características generales de este estilo pictórico cabe destacar, a grandes rasgos: 1) Deseo de realismo y el uso de la luz y el color para reforzarlo. 2) Predominio del color sobre el dibujo. 3) Importancia del movimiento. 4) El desnudo es proscrito de las representaciones religiosas, persistiendo únicamente en las alegorías y mitologías. 5) Los artistas se afanan en realizar composiciones complejas, asimétricas e irracionales, siendo fundamental el uso de la técnica del claroscuro. 6) Cierta teatralidad en la puesta en escena. 7) Difusión del retrato.

8) Dominio absoluto de la tercera dimensión, del volumen y la profundidad.

9) Generalización del óleo y del lienzo, aunque sigue presente el fresco.

De entre las citadas características cabe apreciar en la obra que nos ocupa el realismo, el predominio de luz y color sobre el dibujo, una cierta asimetría, el uso de la técnica del claroscuro. Además se trata de un retrato al lienzo y, desde mi punto de vista, la obra en cuestión no está exenta de una cierta teatralidad o puesta en escena, pues el monarca posa con actitud elegante pero altiva y desafiante, acentuándose de este modo su magna posición.

Se trata, como decíamos, de un retrato del rey Luís XIV, cuando contaba 62 o 63 años de edad, ricamente vestido con el atuendo de la época - zapatos de tacón rojiblancos con lazada, medias blancas de tafetán, enorme capa de terciopelo azul bordada con la flor de lis dorada de los Borbones, cuello de rico encaje blanco y una voluminosa peluca negra. El monarca exhibe, majestuoso y desafiante, todo su poder con la elegancia de la pose, el ambiente lujoso del que se rodea y los símbolos que aluden a ese poder y en los que más adelante nos detendremos, como son la corona, el cetro, la espada, el manto. Al fondo, una exuberante cortina roja con ribetes dorados, de apariencia noble y aterciopelada, y una impresionante columna de mármol verdoso, con grabados en oro, completan la escena.

Por otro lado, nos encontramos ante un cuadro de PERSPECTIVA AÉREA en el que los diferentes cambios cromáticos dan sensación de profundidad, favoreciendo, a su vez, que esta perspectiva sobresalga, eliminando los límites de forma y color, lo que da una impresión muy real de la distancia. Es decir, que la luz y el color se aúnan para crear un espacio único que define todos los elementos dentro de la composición.

Por lo que respecta a la composición, cabe señalar que se trata de una composición asimétrica y abierta en la que todos los elementos aparecen impulsados desde el interior hacía el exterior del cuadro, creando así unas corrientes centrifugas que definen el espacio compositivo.

A destacar también el predominio de los tonos los cálidos sobre los fríos,

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