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Convento De Los Descalzos


Enviado por   •  15 de Mayo de 2014  •  2.658 Palabras (11 Páginas)  •  170 Visitas

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Fue fundado como convento de retiro en 1595 y se convirtió por 400 años en residencia de los religiosos franciscanos conocidos como los descalzos. Era el lugar desde donde partían los misioneros para cumplir su labor evangelizadora con los indígenas, a quienes no sólo enseñaban la doctrina cristiana, sino también a sembrar la tierra utilizando métodos más “modernos”, a sumar, escribir y hablar el castellano, estudiar algunas artes y nuevos oficios.

El trabajo de estos franciscanos en la nueva colonia española fue duro y difícil, al punto que muchos sacerdotes perdieron la vida en su intento por llevar la palabra de Dios, especialmente en las zonas selváticas. Hoy, esos mártires, muertos a causa del ataque de los nativos, animales, enfermedades y accidentes propios de una agreste naturaleza son recordados en el Convento de los Descalzos, convertido en Museo a partir de 1981.

Ubicado en la Alameda de los Descalzos, al pie del Cerro San Cristóbal, en la cuadra dos del jirón Manco Cápac, en el Rímac, este convento de frailes franciscanos constituye una joya testimonial de la vida que hicieron sus fundadores, entre ellos San Francisco Solano. Fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1972 y forma parte del Centro Histórico de Lima.

Source(s): CONVENTO DE LOS DESCALZOS

Contenido

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1 HISTORIA

2 PATRIMONIO ARTISTICO E HISTORICO

3 VALIOSAS RELIQUIAS

4 CASA DE RETIRO

5 FUENTES

HISTORIA

El paseo de los descalzos

La primera orden religiosa presente en el Perú en el siglo XVI, fue la dominica, representada por el fraile Vicente Valverde, quien pisa tierra del nuevo continente al lado del conquistador Francisco Pizarro. Años más tarde, en 1533, luego de fundar en Quito su primer convento, llegan los franciscanos fray Marcos de Niza, Jodocko Ricke, Pedro Gosseal y Pedro Rodeñas, para iniciar una intensa labor evangelizadora entre los nativos, tarea reforzada en 1542 con la venida de doce sacerdotes de la misma congregación, que conforman la denominada Provincia de los Doce Apóstoles.

El segundo convento de la orden se ubicaría en Lima. Hacia 1548 también abrirían otros en Trujillo y Cusco. Cabe recordar que su labor sacerdotal trascendió las doctrinas de la Ciudad de los Reyes. Trabajaron tanto en el norte, centro y sur del país, incidiendo en las zonas andinas y selváticas, donde convivieron con los indígenas, conociendo sus costumbres y lenguas, requisito primordial para la evangelización, tal cual lo establecía el Primer Congreso Limense de 1551, al subrayar que la palabra divina debía ser manifestada por curas que hablaran quechua o aymara.

Luego de constituir la recolección de Ocopa, en la hoy provincia de Constitución (Junín), los franciscanos fundan una casa de oración, recogimiento y penitencia, en terrenos ubicados en el “Arrabal de San Lázaro”, donados por dos vecinos: Doña María de Valera y su hijo don Luis Guillén. La responsabilidad recayó en el fraile Andrés Corso, quien emprendió la construcción de doce celdas de barro y quincha para los primeros ocho franciscanos, cuyo primer Guardián (Superior) fue San Francisco Solano.

El paseo de los descalzos

De este santo se dice era frecuente verlo caminar por el barrio, vestido con la tradicional sotana marrón, entonando cánticos gregorianos en honor a la Virgen, acompañado de su rabel. También, en este convento, en medio del silencio de su capilla, fue sorprendido mientras oraba contemplativamente en estado de éxtasis.

El convento fue abierto el 10 de mayo de 1595, 60 años después que el conquistador Francisco Pizarro fundara Lima. Su nombre oficial es “Nuestra Señora de los Ángeles”, sin embargo por costumbre popular se hizo más conocido como de los Descalzos, en alusión a las sandalias que llevaban los religiosos de la orden franciscana.

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PATRIMONIO ARTISTICO E HISTORICO

El fraile Andrés Corso, fundador del Convento de los Descalzos, llegó a Lima como paje del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza en 1555. “Fue un varón laborioso y sufrido, modelo de virtudes….Hortelano, carpintero, sastre, albañil, portero, desempeñó los más modestos oficios.” (José Gálvez: “Calles de Lima y meses del año”, 1943).

A él se deben además cuatro casas más en el país, como se lee en la leyenda que acompaña el cuadro colocado en la entrada del primer claustro del convento, donde además se da cuenta que era natural de la isla de Córcega y que falleció el primero de junio de 1620, a los 90 años de edad, 60 de los cuales los dedicó a la vida religiosa. “Su cuerpo fue trasladado a la capilla de Santa Catalina del Convento Grande de Orden del Ilustrísimo Bartolomé Lobo Guerrero dada las virtudes y maravillas de este siervo de Dios”.

El recinto eclesiástico está debidamente ordenado según las necesidades de los que fueran sus moradores, con aposentos dotados de servicios esenciales para que ningún hermano recoleto o seglar penitente necesitara salir. Fue levantado en quincha y abobe, con un diseño muy rural, similar a las casas hacienda serranas, con techos altos, paredes sencillas y ambientes a desnivel, producto del aprovechamiento de terrenos ubicados en la ladera del cerro San Cristóbal, que les fueran regalados, en 1630, por el Virrey D. Luis Jerónimo Fernández de Cabrera Bobadilla y Mendoza, conde de Chinchón.

El paseo de los descalzos

A lo largo de sus 400 años de existencia, debido a la devoción de sus fieles y sin proponérselo, ha logrado acumular valores que enriquecen el patrimonio histórico y artístico de la nación. Recorrer sus instalaciones es apreciar el arte colgado en sus muros, el mensaje de sus óleos y citas bíblicas, las historias de los personajes que buscaron en este convento el consuelo, consejo, la esperanza, así como el reposo final.

Ahí se encuentran los restos de Micaela Villegas, “La Perricholi”, quien dispuso en su testamento ser sepultada a la entrada de la Iglesia. Asimismo, los del Obispo José María Masiá, muerto con fama de santidad y morador de este convento (corredor de salida). En la casa retiro está la tumba del padre Francisco María Aramburu, a quien

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