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Cultura Política Dominicana


Enviado por   •  11 de Junio de 2015  •  3.402 Palabras (14 Páginas)  •  182 Visitas

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1.0 Cultura Política Dominicana

¿Qué es la Cultura Política?

La cultura política se construye con dos conceptos que juntos dan sentido a todo un campo de estudio de otras disciplinas políticas, la Psicología y la sociología.

Este término hace referencia a las percepciones, actitudes y costumbres de la gente hacia la forma en la que se considera se desempeña y trabaja su gobierno, y la manera en la que se relaciona con él.

La cultura política ha fungido como escudo que alberga percepciones, creencias y valores concernientes con todo lo que sea político, justicia, psicología, política, religión, cívica, valores democráticos, ideología etc. La cultura política carece de una teoría en sí. Pero los conceptos y bases que aplica guardan interrelación con la teoría cultural. Existen dos tendencias principales: la de los científicos políticos, que consideran que cultura es el conjunto de valores, creencias, normas, racionalizaciones, símbolos, ideologías en otras palabras, los productos mentales. El otro es más apropiado se refiere a la cultura como la forma de vida de las personas, sus relaciones interpersonales así como sus actitudes. Thompson Ellis y Wildawsky en culture Tkeory 1990.

Definen tres términos:

Sesgo cultural alusión a valores y creencias que se comparten:

Relaciones Sociales que son los patrones o moldes de las relaciones interpersonales. Formas de vida. Que designa a una combinación viable de relaciones sociales y sesgo Cultural. Cultura es en realidad un concepto muy abstracto sobre todo porque encierra un todo intangible. Decir que dos personas pertenecen a la misma cultura es decir que interpretan el mundo del mismo modo y que pueden expresar, sus pensamientos y sentimientos acerca del mundo. De una manera que se pueda entender el uno con el otro, por tanto la cultura depende de la interpretación plena de los participantes acerca de lo que pasa a su alrededor y la forma en la que se le da sentido al mundo de forma similar. La cultura es todo lo que somos. Por su naturaleza es la esencia de lo humano. Es la conciencia del hombre y de todo lo habitable.

1.1 El Sistema Clientelar Como Cultura Política

El Clientelismo es un mecanismo de movilización política fuente de legitimidad constituye uno de los pilares más fuerte de legitimidad de las elites patrimoniales del Estado en la Republica Dominicana. A la acción clientelista se le identifica con el caudillo o líder que ordena la prebenda quien ejecuta el favor es el líder carismático, el jefe o caudillo político no su sequito. Esta cultura clientelas se tejió históricamente a lo largo de toda una travesía cuyo líder fue Joaquín Balaguer. En esta perspectiva, el efecto político cultural de la crisis de movilización clientelista es la fragmentación de las lealtades. Dos productos carismáticos Juan Bosch y Joaquín Balaguer manteniendo este control hasta sus últimos días.

JUAN Bosch, quien a partir del 1994 perdió todo el poder en su partido, pasando a ser un grupo colegiado. Francisco Peña Gómez es distinto a los otros dos liderazgos, permite reconocer que hasta su muerte mantuvo un liderazgo indiscutido aun con diferentes facciones dentro del PRD.

El caso del PLD es ilustrativo.

La salida de Juan Bosch del espacio político condujo a un liderazgo colegiado que evoluciono hacia el predominio de uno de los grupos, el liderado por Leonel Fernández. Ya en el poder Leonel Fernández, dicho grupo se fortaleció hasta chocar con otros grupos que le disputaban la hegemonía partidaria. Este choque se hizo evidente con la propuesta de la candidatura presidencial 2000-2004. La facción del presidente Fernández postulaba a Danilo Medina, el principal colaborador del presidente y secretario de la presidencia. El otro grupo que podía disputarle el poder era el que en el partido representaba Jaime David Fernández Mirabal, Vicepresidente de la Republica, el cual gozaba de gran simpatía en el propio partido e incluso en sectores extra partidos. Este último quedo derrotado y en su derrota se hizo evidente el poder del aparato del Estado controlado por el presidente, en este caso también quedo claro como la crisis del liderazgo bochista produjo una reacción como destinatario ideológico del PLD. La organización, tras la alianza con Balaguer en 1996, asume una posición centrista, desechando los viejos postulados de factura nacionalista y socialista de Bosch. Por lo tanto tras el nuevo rostro político ideológico del PLD se fortalece la imagen del presidente de la Republica como líder alternativo del partido, lo que repite un esquema de movilización de lealtades con base en el poder que proporciona el estado, esquema inaugurado con Balaguer en el 1996.

En el caso del PLD, las lealtades se fragmentan para constituirse tras la toma del poder, pero con base a un nuevo esquema ideológico. Manteniendo la estructura de cuadros de la organización, el reacomodo ideológico y la competencia electoral conducen a la adopción de un esquema de movilización política que fortalece la fuerza del clientelismo e incluso convierte el aparato político en un agente multiplicador del poder del presidente. La organización se moviliza en función del poder del líder o la fracción de Leonel Fernández que está en el poder. La cultura política se deferencia de otros conceptos referidos a elementos subjetivos que guían la interacción de los actores sociales en el campo de las relaciones de poder por su alcance y perdurabilidad no se confunde, por ejemplo con el concepto de ideología política se refiere a una formulación doctrinaria e internamente consistentes que grupos más o menos pequeños de militantes y seguidores abrazan o adoptan y hasta promueven conscientemente ideologías, liberal, fascistas, conservadoras.

La ideología política se refiere más a un sector acotado y diferenciado de la población Que a esta en su conjunto como lo hace la cultura política, tiene una pretensión general y nacional.

En un concepto sociológico, la cultura política se diferencia del comportamiento político.

Este último se refiere a la conducta objetiva que de alguna manera es expresión de la cultura política componente básico del juego político porque filtra percepciones, determina actitudes e influye en las modalidades de la actuación o el comportamiento político.

El enfoque conductista norteamericano de la cultura política plantea que en toda sociedad existe una cultura política del tipo nacional en la que están enraizadas las instituciones políticas

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