Cultura Política Dominicana
stalin0711 de Junio de 2015
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1.0 Cultura Política Dominicana
¿Qué es la Cultura Política?
La cultura política se construye con dos conceptos que juntos dan sentido a todo un campo de estudio de otras disciplinas políticas, la Psicología y la sociología.
Este término hace referencia a las percepciones, actitudes y costumbres de la gente hacia la forma en la que se considera se desempeña y trabaja su gobierno, y la manera en la que se relaciona con él.
La cultura política ha fungido como escudo que alberga percepciones, creencias y valores concernientes con todo lo que sea político, justicia, psicología, política, religión, cívica, valores democráticos, ideología etc. La cultura política carece de una teoría en sí. Pero los conceptos y bases que aplica guardan interrelación con la teoría cultural. Existen dos tendencias principales: la de los científicos políticos, que consideran que cultura es el conjunto de valores, creencias, normas, racionalizaciones, símbolos, ideologías en otras palabras, los productos mentales. El otro es más apropiado se refiere a la cultura como la forma de vida de las personas, sus relaciones interpersonales así como sus actitudes. Thompson Ellis y Wildawsky en culture Tkeory 1990.
Definen tres términos:
Sesgo cultural alusión a valores y creencias que se comparten:
Relaciones Sociales que son los patrones o moldes de las relaciones interpersonales. Formas de vida. Que designa a una combinación viable de relaciones sociales y sesgo Cultural. Cultura es en realidad un concepto muy abstracto sobre todo porque encierra un todo intangible. Decir que dos personas pertenecen a la misma cultura es decir que interpretan el mundo del mismo modo y que pueden expresar, sus pensamientos y sentimientos acerca del mundo. De una manera que se pueda entender el uno con el otro, por tanto la cultura depende de la interpretación plena de los participantes acerca de lo que pasa a su alrededor y la forma en la que se le da sentido al mundo de forma similar. La cultura es todo lo que somos. Por su naturaleza es la esencia de lo humano. Es la conciencia del hombre y de todo lo habitable.
1.1 El Sistema Clientelar Como Cultura Política
El Clientelismo es un mecanismo de movilización política fuente de legitimidad constituye uno de los pilares más fuerte de legitimidad de las elites patrimoniales del Estado en la Republica Dominicana. A la acción clientelista se le identifica con el caudillo o líder que ordena la prebenda quien ejecuta el favor es el líder carismático, el jefe o caudillo político no su sequito. Esta cultura clientelas se tejió históricamente a lo largo de toda una travesía cuyo líder fue Joaquín Balaguer. En esta perspectiva, el efecto político cultural de la crisis de movilización clientelista es la fragmentación de las lealtades. Dos productos carismáticos Juan Bosch y Joaquín Balaguer manteniendo este control hasta sus últimos días.
JUAN Bosch, quien a partir del 1994 perdió todo el poder en su partido, pasando a ser un grupo colegiado. Francisco Peña Gómez es distinto a los otros dos liderazgos, permite reconocer que hasta su muerte mantuvo un liderazgo indiscutido aun con diferentes facciones dentro del PRD.
El caso del PLD es ilustrativo.
La salida de Juan Bosch del espacio político condujo a un liderazgo colegiado que evoluciono hacia el predominio de uno de los grupos, el liderado por Leonel Fernández. Ya en el poder Leonel Fernández, dicho grupo se fortaleció hasta chocar con otros grupos que le disputaban la hegemonía partidaria. Este choque se hizo evidente con la propuesta de la candidatura presidencial 2000-2004. La facción del presidente Fernández postulaba a Danilo Medina, el principal colaborador del presidente y secretario de la presidencia. El otro grupo que podía disputarle el poder era el que en el partido representaba Jaime David Fernández Mirabal, Vicepresidente de la Republica, el cual gozaba de gran simpatía en el propio partido e incluso en sectores extra partidos. Este último quedo derrotado y en su derrota se hizo evidente el poder del aparato del Estado controlado por el presidente, en este caso también quedo claro como la crisis del liderazgo bochista produjo una reacción como destinatario ideológico del PLD. La organización, tras la alianza con Balaguer en 1996, asume una posición centrista, desechando los viejos postulados de factura nacionalista y socialista de Bosch. Por lo tanto tras el nuevo rostro político ideológico del PLD se fortalece la imagen del presidente de la Republica como líder alternativo del partido, lo que repite un esquema de movilización de lealtades con base en el poder que proporciona el estado, esquema inaugurado con Balaguer en el 1996.
En el caso del PLD, las lealtades se fragmentan para constituirse tras la toma del poder, pero con base a un nuevo esquema ideológico. Manteniendo la estructura de cuadros de la organización, el reacomodo ideológico y la competencia electoral conducen a la adopción de un esquema de movilización política que fortalece la fuerza del clientelismo e incluso convierte el aparato político en un agente multiplicador del poder del presidente. La organización se moviliza en función del poder del líder o la fracción de Leonel Fernández que está en el poder. La cultura política se deferencia de otros conceptos referidos a elementos subjetivos que guían la interacción de los actores sociales en el campo de las relaciones de poder por su alcance y perdurabilidad no se confunde, por ejemplo con el concepto de ideología política se refiere a una formulación doctrinaria e internamente consistentes que grupos más o menos pequeños de militantes y seguidores abrazan o adoptan y hasta promueven conscientemente ideologías, liberal, fascistas, conservadoras.
La ideología política se refiere más a un sector acotado y diferenciado de la población Que a esta en su conjunto como lo hace la cultura política, tiene una pretensión general y nacional.
En un concepto sociológico, la cultura política se diferencia del comportamiento político.
Este último se refiere a la conducta objetiva que de alguna manera es expresión de la cultura política componente básico del juego político porque filtra percepciones, determina actitudes e influye en las modalidades de la actuación o el comportamiento político.
El enfoque conductista norteamericano de la cultura política plantea que en toda sociedad existe una cultura política del tipo nacional en la que están enraizadas las instituciones políticas que es producto del desarrollo histórico, que se trasmite de generación en generación, a través de instituciones sociales primarias, como la familia , la iglesia, la escuela, y mediante un proceso denominado socialización. En cambio para una perspectiva como la marxista, el conjunto de creencias, valores y actitudes que comparte la mayoría de una sociedad ideología dominante es producto del esfuerzo declarado de las clases dominantes por imponer sus códigos valorativos a través de medios formales de transmisión de los mismos, como los medios de comunicación o el sistema educativo, con el propósito de legitimarse poder económico y social. La transmisión de dichos códigos se denomina, en este caso Adoctrinamiento, porque subraya la intencionalidad del proceso y rechaza cualquier pretensión de una visión neutral como el enfoque conductista. Los cambios a los que se ve sometida una sociedad en modernización se extiende más allá de las fronteras del ámbito económico donde se origina.
La explosión de aspiraciones, de no hallar canales adecuados para satisfacerse, da lugar a presiones que amenazan la estabilidad de los sistemas políticos. El desafió al que se enfrentan, las sociedades en proceso de modernización consiste en el poder emprender su transformación institucional, es decir, en lograr nuevas estructuras políticas y por tanto nuevas relaciones de poder, capaces de recoger las demandas de las fuerzas sociales surgidas del proceso de transformación social.
La cultura política exige que coexista un consenso sobrevalores y normas que respalde a sus instituciones políticas y que legitime sus procesos.
Una cultura política democrática es un pilar fundamental de un sistema democrático estable. Las encuestas a nivel nacional definen dos ejes claves: el autoritarismo como marco político cultural del clientelismo y la imagen prebendalista de la democracia como mecanismo del cambio hay cuatro elementos claves de la percepción que de la política tiene la sociedad dominicana: La figura del jefe fuerte por encima del eje institucional. El predominio del eje urbano más democrático. El mayor conservadurismo femenino que el masculino en materia política el predominio de los estratos educados en los que defienden valores democráticos.
Estos cuatros ejes definen un campo autoritario como visión de la política y como se articulan estos ejes:
La clave para una eficaz batalla contra el manejo clientelar de la política se encuentran en cuatro ejes centrales:
1.) El fortalecimiento de un estado de derecho que conduzca a la institucionalización del sistema político y a una creciente participación política de la sociedad civil organizada en los problemas de la vida pública, aspectos ambos que a la elites políticas a la rendición transparente de cuentas frentes a los ciudadanos.
2.) El fortalecimiento de una cultura política fundada en la responsabilidad ciudadana y en la defensa común del bien público.
3.) El claro deslinde de las instituciones que organizan el mercado como institución
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