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Cultura política de los electores en Cali


Enviado por   •  28 de Abril de 2014  •  2.314 Palabras (10 Páginas)  •  203 Visitas

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Cultura política de los electores en Cali

La Cultura Política: los Conceptos Fundamentales....Toda sociedad construye una forma de representarse al mundo y de explicarse los distintos fenómenos tanto naturales como aquéllos en los que interviene el hombre. La cultura es el conjunto de símbolos, normas, creencias, ideales, costumbres, mitos y rituales que se transmite de generación en generación, otorgando identidad a los miembros de una comunidad y que orienta, guía y da significado a sus distintos quehaceres sociales. La cultura da consistencia a una sociedad en la medida en que en ella se hallan condensadas herencias, imágenes compartidas y experiencias colectivas que dan a la población su sentido de pertenencia, pues es a través de ella que se reconoce a sí misma en lo que le es propio. La política es el ámbito de la sociedad relativo a la organización del poder. Es el espacio donde se adoptan las decisiones que tienen proyección social, es decir, donde se define cómo se distribuyen los bienes de una sociedad, o sea, que le toca a cada quién, cómo y cuándo. La cultura política de una nación es la distribución particular de patrones de orientación sicológica hacia un conjunto específico de objetos sociales los propiamente políticos entre los miembros de dicha nación. Es el sistema político internalizado en creencias, concepciones, sentimientos y evaluaciones por una población, o por la mayoría de ella. En última instancia, el referente central de la cultura política es el conjunto de relaciones de dominación y de sujeción, esto es, las relaciones de poder y de autoridad que son los ejes alrededor de los cuales se estructura la vida política. Es el imaginario colectivo construido en torno a los asuntos del poder, la influencia, la autoridad, y su contraparte, la sujeción, el sometimiento, la obediencia y, por supuesto, la resistencia y la rebelión.

El término cultura política ha pasado a formar parte del lenguaje cotidiano en las sociedades contemporáneas. En la prensa, en los medios electrónicos de comunicación y hasta en conversaciones informales, con frecuencia se hace referencia a la cultura política para explicar las actitudes, reacciones o incluso el comportamiento en general de una población. Cuando no se encuentran elementos que puedan explicar diferencias entre sociedades, suele recurrirse a la noción de cultura política. Empero, la frecuencia con que se utiliza el término y lo familiarizada que está la opinión pública con él no implica que se comprenda cabalmente su significado. Diferencia de la actitud política, que también es una variable intermedia entre una opinión (comportamiento verbal) y una conducta (comportamiento activo), y que es una respuesta a una situación dada, la cultura política alude a pautas consolidadas, arraigadas, menos expuestas a coyunturas y movimientos específicos por los que atraviesa regularmente una sociedad. En cambio, la actitud política es una disposición mental, una inclinación, organizada en función de asuntos políticos particulares que cambian a menudo. Las actitudes políticas son un componente de la cultura política, pero ésta no se reduce a aquéllas. Dado que es un concepto esencialmente sicológico, la cultura política también se diferencia claramente del comportamiento político. Este último se refiere a la conducta objetiva que de alguna manera es expresión de la cultura política. Y es que la cultura política es un componente básico del juego político porque filtra percepciones, determina actitudes e influye en las modalidades de la actuación o el comportamiento políticos.

Quien gano, quienes perdimos?

El pasado 9 de marzo los colombianos elegimos 269 congresistas que legislarán entre 2014 y 2018. De estos, 102 son senadores y 167 son representantes a la Cámara. Los primeros son elegidos en una única circunscripción y están llamados a representar intereses de carácter nacional, mientras que los segundos, elegidos en 32 circunscripciones departamentales y una más del Distrito Capital, tienen más incentivos para promover iniciativas de interés regional o local.

En las elecciones del pasado 9 de marzo, nueve partidos presentaron listas al Senado; esto representa una disminución muy significativa, pues en 2002 se presentaron más de 60 partidos.

La Constitución de 1991 introdujo la circunscripción nacional para la elección de 100 de los 102 senadores. Fueron tres los objetivos de convertir la que antes era una cámara que se elegía por regiones en una de carácter nacional:

Aumentar la participación y competencia políticas, sobre todo por parte de nuevos partidos;

Combatir el clientelismo que, según los constituyentes, resultaba de las maquinarias regionales de los partidos tradicionales, y

Elevar los niveles de representación y de representatividad. Por una parte, los senadores empezarían a actuar como representantes de intereses nacionales y no regionales. Por otra parte, un distrito nacional serviría para que la repartición de escaños correspondiera más directamente a la cantidad de votos obtenidos por cada partido; en otras palabras, se esperaba mejorar la proporcionalidad.

La reforma de 2003

La circunscripción nacional tuvo efectos mixtos durante su primera década de existencia. Si bien nuevos partidos surgieron y lograron obtener votos en todo el territorio nacional, muchos senadores –sobre todo de los partidos tradicionales- siguieron concentrando su caudal electoral en sus regiones de origen.

Esto significaba más alta probabilidad de promover iniciativas legislativas de alcance regional o local, y de fomentar relaciones clientelares entre los electores y los elegidos. Además de esto, la proporcionalidad del sistema no mejoró: los congresistas –tanto senadores como representantes- lograban ser elegidos con muy bajas votaciones tras participar en lo que se conoció como “la guerra de los residuos”.

En 2003 se produjo una reforma para acabar con la atomización partidista y promover la cohesión de los partidos. Las nuevas reglas crearon incentivos para que los candidatos actuaran colectivamente con el fin de lograr una mayor cantidad de votos; esto los motivaría, en teoría, para buscar votos de todas las regiones.

Después de la reforma hemos tenido tres elecciones de Congreso, y el balance general señala que el sistema de partidos ha logrado organizarse. En las elecciones del pasado 9 de marzo, nueve partidos presentaron listas al Senado; esto representa una disminución muy significativa, pues en 2002

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