De la antigüedad al feudalismo: los tres legados.ю
desio1997Resumen4 de Mayo de 2016
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LA SOCIEDAD FEUDAL
- De la antigüedad al feudalismo: los tres legados.
A partir del siglo IX comenzaba a organizarse en Europa occidental la sociedad feudal, la cual es un sistema de organización política, social y económica de la Edad Media, basada en el feudo (tierras que el señor da al vasallo en contrato de vasallaje). El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI. Los tres legados fueron por un lado el Imperio Romano, por otro, el mundo germánico y por último, el cristianismo.
El legado romano.
Era un entorno unido inmenso y variado, cuya unidad estaba dada por un extenso sistema de vías y caminos que unían a distintas ciudades. El mundo urbano era el principal elemento que tenia en común el Imperio Romano, ese mundo urbano estaba habitado por ciudadanos, los cuales compartían una misma visión del mundo. Dentro de esta visión del mundo el ideal de vida era el del ciudadano que sirve al Estado y a la comunidad.
Los últimos tiempos de la República y los primeros del Imperio del siglo II a.C. al II d.C., constituyeron el período de florecimiento de ese ideal de vida. Posteriormente el resquebrajamiento del orden político y un Estado autocrático, hicieron que esta interpretación y esos ideales cayeran. Fue entonces cuando el realismo adoptó otra forma, el hedonismo. En esta visión lo importante era el placer sensorial. Ambos ideales parecen contradictorios, sin embargo compartían el mismo realismo: lo importante era el aquí y el ahora, minimizando la idea de trasmundo.
*Hedonismo: doctrina ética que identifica el bien con el placer más que nada sensorial.
Por debajo de esa delgada capa que conformaba el mundo urbano, se extendía el mundo rural que incluía la parte más numerosa de la sociedad. Ese mundo rural estaba habitado, en parte, por campesinos libres que cultivaban sus parcelas, pero la organización predominante del trabajo difundida por los romanos se basaba en la esclavitud. De allí que podemos definir a la sociedad romana, entre los siglos III a.C. y el III d.C., como una sociedad esclavista.
Gran parte de la mano de obra esclava había sido obtenida en esas guerras de conquista. De ellos dependía la producción agrícola y también la producción manufacturera. En síntesis, eran la gran maquinaria que impulsaba a toda la economía romana.
¿Por qué esta gran estructura dejo de funcionar? La pax augusta, los pasos que dieron los emprendedores para terminar con las guerras y la piratería trajeron prosperidad, pero también perjudicaron a la esclavitud. El número de esclavos resultaba escaso para satisfacer las necesidades de mano de obra; se debía recurrir por lo tanto a la compra de esclavos en la frontera. Además, los antiguos centros manufactureros entraron en decadencia y se registró un traslado de la producción hacia zonas periféricas. Entonces estos centros comenzaron a trasladarse a espacios rurales, confirmando el nuevo carácter agrario de la economía romana. En el ámbito rural, el agotamiento de mano de obra esclava obligó también a los terratenientes a buscar otros trabajadores. Se recurrió entonces en forma creciente a los colonos, es decir, a labradores-arrendatarios que recibían una parcela de tierra, e incluso las herramientas, y a cambio pagaban con una parte de la cosecha, aún así esta medida era insuficiente.
En el siglo III la crisis se hizo muy grande. La caída de la productividad agrícola se reflejó en una caída demográfica. También estallaron los conflictos sociales. Al mismo tiempo, los pueblos germanos presionaban sobre la frontera. Los ejércitos que ocupaban las provincias, desbarataron la maquinaria de gobierno y la guerra civil dio origen al caos.
De la crisis la base del Estado ya no estuvo en el conjunto de los ciudadanos, sino en la fuerza militar. Pero además asumió rasgos cada vez más autoritarios.
Pero todo esto también implicó un cambio en la sociedad, donde muchos campesinos libres escapaban, pero solo había un refugio: un terrateniente poderoso. La tendencia se acentuó cuando el Estado, cada vez con menos recursos, empezó a transferir sus funciones a los terratenientes. Un decreto del emperador Valente los hizo responsables de la recaudación de los impuestos a que estaban obligados sus colonos. De este modo, la idea de Estado comenzaron a diluirse, el campesino debía obediencia a un señor que se fue transformando en un amo.
El cristianismo.
Las múltiples dificultades también habían hecho entrar en crisis al hedonismo, esa idea de que el hombre estaba en el mundo para gozarlo. De este modo, la crisis de esos ideales realistas permite comprender el éxito que comenzaron a tener diversas religiones orientales que entraron en el Imperio.
Entre esa serie de religiones orientales, hubo una que alcanzó un particular éxito: el cristianismo. Originado en algunos movimientos de renovación del judaísmo, en sus primeros tiempos fueron perseguidos por la práctica de un culto no autorizado. Sin embargo, en el siglo III, el número de cristianos había crecido tanto que el Estado podía considerarlos como un peligro público.
Para los ideales romanos, la vida se realizaba sobre el mundo terreno y el más allá después de la muerte era solo ese vago reino de sombras. Pero el cristianismo condenaba esta concepción.
Dado el crecimiento del cristianos, el emperador Constantino –manteniendo la idea de la necesidad de un fundamento religioso para el Estado- lo admitió (313), poniendo fin a las persecuciones. Finalmente, Teodosio dio un paso más: declaro el cristianismo la única religión oficial del Imperio. De este modo la Iglesia se organizó según el esquema que le daba el Imperio, con su centro en Roma y sus subdivisiones en provincias y diócesis.
Los germanos
El emperador Teodosio había legado el Imperio a sus dos hijos, entonces quedo dividido en los Imperio de Oriente y Occidente (395). A comienzos del siglo V, tribus germánicas comienzan la invasión sobre el Imperio Romano. El asentamiento de los pueblos germanos demostró la debilidad del Imperio Romano.
El Imperio de Occidente no era más que una sombra. En 476, fue sustituido el emperador Rómulo Augústulo y ya nadie pensó en designarle un sucesor.
Las invasiones incorporaron al Imperio el legado germánico.
Los germanos eran agricultores organizados en aldeas o comunidades campesinas. La tierra era de la comunidad y todos los años los jefes de aldea decidían la parte del suelo que iba a ser cultivada. En tiempos de paz no había jefaturas sobre todo un pueblo; sólo en épocas de guerra se elegía un jefe militar. Sin embargo, los germanos mantenían una peculiar concepción (fecundación) de la guerra, que era considerada como una actividad estacional. Durante aquellos meses en que la agricultura no exigía demasiados brazos, hacían la guerra, saqueaban y obtenían el botín que repartían entre los guerreros.
Pero también la concepción de vida germánica se encontraba estrechamente vinculada a la guerra. El respeto se ganaba siendo un buen guerrero y los actos heroicos eran los que daban la fama. No había bien más ganado que el botín de guerra, ni mejor muerte que la obtenida en el campo de batalla.
Hacia el siglo V, cuando los germanos invadieron el Imperio, uno de los objetivos era obtener esclavos que se vendían en la frontera del Imperio Romano. La guerra se transformó entonces en un negocio lucrativo. Hubo quienes abandonaron la agricultura dedicándose exclusivamente a la guerra. Estos guerreros profesionales comenzaron a rodearse de pequeños ejércitos privados.
La lenta fusión de los legados (VI-VIII)
Sobre la base de estos tres legados, a partir del siglo V, cuando quedaron constituidos los llamados reinos romano –germánicos, comenzó un lentísimo proceso de fusión.
Dentro de esos nuevos reinos se evolucionaba hacia una economía más que nada rural. En esa economía agraria, sobre la base de la sociedad romana, los germanos incorporaron un gran número de hombres libres. Sin embargo, sin un Estado organizado, no había quien defendiera a los más débiles de la inseguridad y de las presiones de los poderosos. La búsqueda de protección significa someter la persona, pagar contribuciones o incluso entregar la parcela que se tiene. En síntesis, comenzó a darse la situación de dependencia.
Las aristocracias (nobleza) terrateniente se conformaron por la confluencia de los terratenientes romanos y los guerreros germanos que ocuparon tierras. Entre ellos, al principio no hubo una política de exterminio sino de convivencia, que se acentuó después de la conversión de los germanos al cristianismo. En las conformaciones de estas aristocracias, las monarquías cumplieron un papel importante. Cuando los reyes organizaron la administración de sus territorios, enviaron a los miembros de su séquito a gobernar (condados o marcas). Pero esto también fue una inagotable fuente de conflictos ya que muchos no consideraron tener un poder delegado del rey.
Ante la violencia que reiteraba los conflictos, la Iglesia emergió como un elemento de moderación, imponiendo ciertas normas de convivencia.
Los monarcas encontraron en la Iglesia una tradición en la que apoyarse que podía combinarse con la tradición del Estado romano. De allí la búsqueda de que fuese la Iglesia, a través de los obispos o del papa, responsable de coronar a los reyes y al emperador. Pero frente a una monarquía que se apoyaba en los legados romanos y cristiano, la nobleza afirmaba las tradiciones del legado germano: la asamblea de guerreros como órgano supremo. Ésta debía elegir al jefe (monarca). Y el conflicto entre ambas tradiciones hubo de marcar un largo periodo.
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