Desaciertos Históricos Del Sistema De Evaluación Colombiano, Brotan Mediocridad Y Conformismo

DESACIERTOS HISTORICOS DEL SISTEMA DE EVALUACION Y PROMOCION DE LA EDUCACIÓN COLOMBIANA, BROTAN MEDIOCRIDAD, PEREZA Y CONFORMISMO

“Los errores de un contador se ajustan, de un abogado se archivan, de un dentista se extraen, de un arquitecto se caen, de un médico se entierran, pero los errores de los maestros: se multiplican y se multiplican”.

Carlos Ernesto Santillán

No se trata de buscar culpables, pues el ensayo y el error son los pasos para construir conocimiento; sin embargo vale la pena hacer una reflexión sobre las falencias que presentaron las continuas reformas de los Decretos de evaluación y promoción de la educación colombiana, ya que estos fatales cambios originaron un tsunami de mediocridad, pereza y conformismo que se multiplico entre niños y jóvenes hasta nuestros días.

Dicen que todo tiempo pasado fue mejor; sin embargo al retornar al año de 1976 cuando se expidió el decreto ley 088, pese a que se reestructuro el sistema educativo y se reorganizó el Ministerio de Educación Nacional, dándose los primeros pasos en relación con la calificación cualitativa y la presentación de informes descriptivos, también se estableció la dichosa “promoción automática de un grado a otro”, como mecanismo de promoción en básica primaria; independientemente de sus motivaciones, conocimientos, valores, etc. Esta medida, se interpretó como “hay que pasar a todos”. Entonces surge el Decreto 1419 de 1978, que organizo muy bien los procesos educativos, estableciendo fines y características específicas del currículo. El objetivo de esta norma se complementó con la Ley 115 de 1994 que rige actualmente el sistema educativo colombiano y continuó su avance a través de las modificaciones hechas en el “Decreto 1002 de 1984; el cual puede decirse, fue la culminación de un proceso de experimentación curricular que se ha cumplido en el país desde mediados del 70. La Educación Básica fue organizada en nueve grados: cinco de Básica Primaria (1º a 5º) y cuatro de Básica Secundaria (6° a 9°) y la Educación Media Vocacional dos grados (10° y 11°); el objetivo del Decreto fue establecer el nuevo Plan de Estudios para la educación preescolar, básica (primaria y secundaria), y media vocacional” (MEN, 2002). Todo esto muy bueno, pero aunque la estructura curricular cambio y hay más claridad en los objetivos de la educación; aún estaba presente la dichosa “promoción automática”.

Entones surgió la Resolución 17486 de 1984, la cual buscó aclarar el concepto “promoción automática” para que no se mal interpretará. Esta ley explicó los requisitos para pasar de un grado o nivel a otro superior, para obtener un título, “como resultado del logro de determinados objetivos de aprendizaje, comprobados en el proceso de evaluación. Aclaró que no sólo se evaluarían los conocimientos teóricos, sino también los prácticos, la adquisición de hábitos, valores, habilidades y destrezas en todas las asignaturas, y es allí cuando surge el concepto repetitivo para todas las instituciones de lograr “la formación integral”, frase escrita en todos los PEI, he dicho: “escrita”, no viva.

“Cada institución educativa debía establecer los medios para estimular, orientar y evaluar estas cualidades. En los grados 1°,2° y 3° de básica primaria, la evaluación y promoción era flexible de acuerdo con el avance de los alumnos. A partir del grado 4° de básica primaria, hasta grado 11° de media vocacional, el año se divide en cuatro períodos de igual duración; en cada uno de estos períodos se evaluaba los aspectos tales como el logro del objetivo de aprendizaje, el desarrollo de los procesos, la utilización de los recursos, la adquisición y progreso en el ejercicio de las habilidades y destrezas.

Los resultados de estas evaluaciones se expresaban numéricamente en escala de 1 a 10, cuyo equivalente conceptual fue el siguiente:

• 9 a 10 Sobresaliente

• 8 a 8.9 Bueno

• 6 a 7.9 Aprobado

• 1 a 5.9 No aprobado

Si al promediar las calificaciones de un área resultaban dos cifras decimales, debía eliminarse la segunda, sin aproximarla, de manera que la nota tenía sólo una cifra decimal. Para efectos de promoción, el valor porcentual de cada una de las áreas, en cada período era el siguiente:

• Primer Período 10%

• Segundo Período 20%

• Tercer Período 30%

• Cuarto Período 40%” (Paola Carolina Moreno Cabeza, Jina Paola Triana Garcia y Diana Carolina Ramirez Moyano, 2009)

Es curioso, pero cuando estoy reunida con mi grupo de amigos o compañeros y nos acordamos de este sistema de evaluación que suena tan cuantificado, decimos “En ese entonces, uno aunque sea sabía hacer cuentas, le tocaba o le tocaba esforzarse por aprender o sino perdía el año y las consecuencias ¡Hay Dios mío!, ah y no con eso, uno también era respetuoso con los adultos “porque hay de que uno les llegara medio a mirar rayado, no que problemita”. Estas frases, suenan a hacer las cosas por temor a represarías o castigos, pero mal o bien, en serio uno aprendía, no le regalaban las notas, se tenían que ganar a costa de noches en vela, múltiples ejercicios, en fin.

Bueno, el Estado Colombiano, cansado de tanta repitencia y por ende gasto de

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