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EL ORIGEN DE LA POESÍA: REFLEXIONES DE UN MISMO PRESENTE


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  2.186 Palabras (9 Páginas)  •  426 Visitas

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Si tuviésemos que hablar sobre los orígenes de la poesía (siempre siendo la génesis una difícil cuestión), tendríamos que remontarnos a la época de la antigua Grecia donde principalmente se pensó el tema con Platón y Aristóteles en sus trabajos de La República y La Poética respectivamente. Antes que nada, habría también que decirse (a falta de únicas certezas) que la poesía obtuvo sus primeras formas unos veinte siglos antes de Cristo donde se pueden encontrar algunos testimonios de escritura que hacían alusión a cantos de antiguas sociedades egipcias, orientales y sumerias. Dichos cantos o formas pre-lingüísticas estuvieron determinadas por la palabra oral y tenían la función de acompañar labores cotidianas, hacer rituales religiosos y otros se dedicaban a ilustrar narraciones e historias heroicas. También, la concepción poética que se dio en la antigua Grecia con la aparición de la Iliada y la Odisea dieron lugar a que no solo la palabra fuese oral, sino que podía ser acompañada de instrumentos que daban la armonía y la belleza de lo que se contaba y ayudaban a que se memorizara dicho canto. A esto último fue lo que se le llamo como poesía lírica y con ella aparecieron poetas como Hesíodo, Safo, Arquíloco y Píndaro que dieron a su vez paso a ‘imitaciones’ que llama Aristóteles como epitalamios, versos yámbicos, la epopeya, la aulética y la citarística.

Cabe también advertir que lo que en la antigua Grecia llamaban ‘poesía’ era la alusión a toda literatura del momento como lo reflexionó a principio Platón. De esta idea se desprende el concepto de ‘poiesis’ que se define como ‘crear o hacer’ y estaba presente no solo en la realización de expresiones artísticas sino también en las formas culturales como artesanías de esas antiguas sociedades. En este sentido, a partir de las reflexiones filosóficas de Platón, su discípulo Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) crearía lo que hoy llamaríamos como una propia teoría literaria donde explora no solo los orígenes de la poesía, sino también la estructura formal de géneros como la tragedia y la comedia a su vez que dio un gran marco conceptual a la forma como hoy analizamos y evaluamos textos de diversos tipos. Según Aristóteles, la poesía se originó gracias a dos causas naturales: la primera es lo que en su tiempo se denominó como la imitación, un factor innato del hombre desde de la infancia que permite darle conocimiento y la segunda causa viene dada por el placer que produce dar y apreciar las imitaciones, el agrado por imágenes bien logradas. Dice además que el progreso de la poesía también se debió a una constante creación de ‘improvisaciones’ que añadían ritmo y armonía. De este origen, se podría desprender dos tipos de poetas que dieron lugar a la tragedia y la comedia griega: de honorables y respetados poetas, que imitaban grandes acciones, surgió la tragedia, como por ejemplo Homero y su Odisea; mientras que hombres de ‘bajas clases’ imitaban las acciones más viles y con fuertes críticas. De este último tipo de poetas se originó lo que se conoce como el metro o verso yámbico, que como dice Aristóteles “en este metro se mofaban unos de otros” , lo que se puede deducir de donde se produjo la comedia.

Es interesante ver hasta este punto cómo la concepción aristotélica de la poesía daba las primeras ideas de un método de composición (las diferencias entre imitaciones como los medios, objetos y formas que dan diversas posibilidades) y a la vez que significaba que dicha ‘imitación’ en la que tanto insistía Aristóteles viene convertirse en el modo por excelencia de representar la vida. Para Iván González, escritor de El libro perdido de Aristóteles, atribuye a él el mérito de que “con el signo de la letra dibujó una arquitectura de la expresión donde escribir y actuar eran sinónimos de un mismo lenguaje, la representación de la vida” . Es decir, el poeta es ante todo un símbolo de creador, alguien que tiene la posibilidad de presentar la razón desde su sensibilidad. En últimas, lo que Aristóteles pretendía exponer como objetivo de la poesía no era ‘copiar un arquetipo perfecto’ sino el descubrimiento del verdadero modelo, de la enseñanza del arte consciente y sincero. Aquí, de entrada, vale la pena hacerse un par de preguntas que van a conectar estos antecedentes de la poesía con el mundo de hoy: ¿Acaso por lo que velaba Aristóteles como la imitación como representación de la vida aún está vigente?, ¿No es desde siempre un origen natural toda poesía?, ¿Qué placeres encara hoy el deleite y conocimiento de la poesía?, y ¿Cómo está comprometida la subjetividad hoy frente a la poesía? Para encarar un poco estas cuestiones, que a mi juicio aún siguen vigentes, introduciré al filósofo francés Gaston Bachelard que a través de La poética de ensoñación y La poética del espacio siguió de cierto modo una línea aristotélica de la forma como se desarrolla la poesía en el mundo moderno.

Para Bachelard, la poesía como imagen nace también de cierta naturaleza humana y que parte de una conciencia que la organiza y la ordena. “La imagen poética nueva llega a ser de esta manera, sencillamente, un origen absoluto, un origen de conciencia… una imagen poética puede ser el germen de un mundo, el germen de un universo imaginado ante las ensoñaciones de un poeta. La conciencia de maravillarse ante ese mundo creado por el poeta se abre a toda su ingenuidad” . En este sentido, uno puede leer entre líneas algo aristotélico en este pensamiento moderno por el hecho de que el representar la vida o sus aspectos desde un poema viene dado por una conciencia que da fe de su existencia en el mundo a través de la imaginación, el lenguaje y la inspiración de las que Aristóteles también habló. “La inocencia de maravillarse” de la que hablan los dos autores tiene mucho que ver con esa génesis natural de la poesía y con el deleite de un arte antiguo del moldeamiento de las palabras para vivir lo que el filósofo francés llamó la intencionalidad poética . Con este autor, la visión de la poesía es quizá la que podríamos hoy asociar fácilmente con lo ya anteriormente visto y que además se esmera en explicar como un procesos donde el poeta es un soñador que escucha sonidos de la palabra, en donde todos los sentidos se despierta y armonizan y donde la conciencia registra una voz llamada alma. Esa inspiración, ese lenguaje o ideas ocultas del alma es lo que define Bachelard como la ensoñación: sueños, recuerdos, algo que no se cuenta; debe escribirse con emoción, con gusto, porque “para decir un amor hay que escribir” . ¿Acaso estas ideas

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