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ENSAYO DE LA PRIMERA UNIDAD CURSO DE HISTORIA CULTURAL


Enviado por   •  3 de Octubre de 2016  •  Ensayos  •  4.257 Palabras (18 Páginas)  •  429 Visitas

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ENSAYO DE LA PRIMERA UNIDAD

CURSO DE HISTORIA CULTURAL

Aline Deneb Quintero Duarte

Exp. 216230101

INTRODUCCIÓN

El desarrollo de la historiografía no ha sido una línea recta ascendiente ni un paso armonioso. Aun así, es evidente que a lo largo del tiempo siempre se ha promovido el espíritu de búsqueda con la finalidad de ampliar la visión del historiador, lo cual ha derivado en una historiografía ecléctica cuya finalidad común ha sido estudiar y entender al hombre en sus diferentes contextos sociales, espaciales y temporales. En el presente ensayo se aborda la historiografía desde el punto de vista de cuatro autores – Marc Bloch, Jacques Le Goff, Fernando Sánchez Marcos y Guillermo Zermeño – con la finalidad de exponer las distintas concepciones de la Historia en el tiempo y su narrativa.

Cabe destacar que los dos primeros textos, cuyos autores son Marc Bloch y Jacques Le Goff – ambos autores formaron parte de la escuela de los Annales – cuentan con muchas similitudes con respecto a su contenido ya que exponen sus propias aportaciones; mientras que los últimos dos, cuyos autores son Sánchez Marcos y Zermeño son textos recientes que narran la historiografía a diferentes escalas.

  1. Similitudes entre el texto de Marc Bloch y Jacques Le Goff

Primeramente, cabe destacar las similitudes que se encuentran en los dos primeros textos. Si bien el segundo cita al primero, ambos coinciden en el desarrollo de los siguientes rubros: explicar la definición y concepto de “historia”, abordar el tema de los orígenes y su ambigüedad o problemática, desarrollar el tema del Presente y su relevancia para la comprensión del pasado, la observación histórica y los testimonios. A continuación, se exponen los puntos que los autores abordan con relación a estas temáticas.

Marc Bloch comienza abordando el concepto de “historia” y comenta que de origen la palabra misma no orienta la investigación, lo cual ha dado pauta para que existan definiciones erróneas sobre el mismo. Por ejemplo, la concepción de la historia como “la ciencia del pasado” es una aberración ya que el pasado por sí mismo no puede ser objeto de una ciencia. De lo contrario, el autor menciona que el objeto de la ciencia es el hombre – o los hombres – en el tiempo, mismo que tiene continuidad y cambio.  (Bloch, 1996)

En cambio, Jacques Le Goff primero define la historia etimológicamente para después hablar de los conceptos de historicidad en el tiempo. El autor menciona que Historia viene del griego y significa “lo que ve” o “testigo”. En lenguas romances se define como “la indagación sobre las acciones realizadas por los hombres”. En cuanto a la historicidad, cita a Charles Morazé quien dice que ésta implica el movimiento que vincula una práctica interpretativa con una praxis social. Posteriormente cita a Paul Ricoeur quien al respecto dice que la singularidad es el fin de la historia en tanto toda la historia se niega en ella. Paul Veyne concibe la historicidad como doble moral ya que incluye acontecimientos no aceptados como historia rural, de las mentalidades, etcétera. La historicidad excluye la idealización de la historia, por lo tanto “todo es histórico, la historia no existe”. (Le Goff, 1991)

Por otra parte, Bloch (1996) aborda la obsesión por los orígenes y la ambigüedad con que se define al origen mismo, ya que algunos lo consideran la causa, otros el inicio y popularmente el origen se concibe como “el principio que explica”, definición errónea debido por ambigua. Un claro ejemplo de la aplicación del estudio de los orígenes es la historia religiosa, ya que el estudio brinda valor a las religiones, principalmente al cristianismo. Así, la historia centrada en los principios se puso al servicio de la apreciación de los valores en una estructura social y en la mentalidad colectiva.

Al respecto, Le Goff (1991) aborda la oposición en el campo de la cultura histórica que se da entre mito e historia al hablar de los orígenes de las sociedades humanas primitivas principalmente. La mayoría de éstas explicó su origen con mitos y en general se consideró que una fase decisiva de la evolución de estas sociedades consistía en el paso del mito a la historia. El autor cita a Daniel Fabre quien mostró como el mito es recuperable para la historia porque se constituyó en un período histórico preciso. Así el mito no es solamente objeto de la historia, sino que alarga hacia los orígenes el tiempo de la historia, enriquece los métodos del historiador y alimenta un nuevo nivel de la historia, la historia lenta.

Marc Bloch (1996) habla del Presente y lo define como “un instante que muere tan pronto como nace”. Comúnmente se define como pasado cercano, pero ésta definición carece de precisión.  El presente humano es susceptible de conocimiento científico, ya que su estudio se limita a observaciones limitadas a décadas puesto que se trata de fenómenos contemporáneos. Si bien actualmente para comprender los problemas humanos y tratar de resolverlos no sirve analizar sus antecedentes, la incomprensión del presente nace de la ignorancia del pasado; o bien, el conocimiento del presente importa para la comprensión del pasado. De ahí que vayamos de lo más conocido (presente) a lo menos conocido (pasado).

Jacques Le Goff  (1991) al respecto cita a Bloch y su concepción de la historia humana que invita a muchos historiadores a pensar que la esencia de la historia es la historia social; pero también cita a Benedetto Croce, quien dice “toda historia es contemporánea, en tanto que la historia está siempre referida a la necesidad y situación presente” y a Carr, quien afirma que  “la historia no  trata del pasado en tanto tal ni de las concepciones de lo histórico en tanto tales, sino de uno y otro término vistos en sus relaciones recíprocas”. Esta concepción tiene el peligro de considerar al pasado únicamente vinculado a su presente y por consiguiente, no darle valor al pasado independiente del que construye un historiador. Para Le Goff, el pasado es una representación constante, puesto que se hacen nuevas lecturas de un mismo documento. Pero a la relación pasado – presente hay que agregar el horizonte del futuro. Los historiadores del pasado sabían qué sucedió después, pero los historiadores del presente lo ignoran. La historiografía aparece como una serie de nuevas lecturas del pasado llenas de pérdidas y resurrecciones. Esta actualización puede influir sobre el vocabulario del historiador.

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