ESTELA NARDONE. HISTORIA ARGENTINA

TRABAJO PRACTICO 1.  ESTELA NARDONE. HISTORIA ARGENTINA

En referencia a la consigna correspondiente comenzare por detallar la diferencia entre Unitarios y Federales, cuáles eran sus ideales, si tal vez estos mismos fueron motivo o no de las propias internas o Guerras civiles que se han producido.  El Partido Unitario (unitarismo) era un partido político de estilo liberal, por decirlo de alguna manera,  en donde  mantenía la necesidad de tener un gobierno centralizado en las Provincias Unidas del Río de la Plata en el siglo XIX; eran un grupo formado, en gran parte, por la elite porteña: miembros de la clase alta, intelectuales, militares, etc. Los Federales eran considerados como una sencilla organización fundada en la asociación voluntaria de las provincias que encomendaban algunas de sus facultades para constituir el poder central, pero mantenían su autonomía; si bien este grupo de federales estaba integrado por distintos sectores, la mayoría eran caudillos.

Ambos grupos tenían diferentes ideales por los cuales se producían los enfrentamientos que se mencionan en los textos a tratar pero considero que el aspecto económico fue uno de los grandes debates o conflictos; Los unitarios proponían la Libertad de comercio y el libre cambio, consideraban también importante  la inversión de capitales extranjeros para poder aumentar la producción de bienes económicos (querían que Buenos Aires fuera puerto y aduana 
único). En cambio, los federales, lo primero que querían era la redistribución  de los ingresos aduaneros que manejaba BS AS y la libre navegación de los ríos interiores.

Y en este caso quisiera destacar un pensamiento en referencia a los textos de Alejandro Rabinovich donde reflexiono  que en la historiografía argentina el estilo entre guerras civiles e internacionales solo se ha utilizado  para elevar los conflictos y que estos mismo se fomentaban por el simple hecho de querer formar un Estado-nación.  En este caso los conflictos entre unitarios y federales tuvieron sus altos grados de violencia extraordinarios tanto de un bando como del otro (principalmente en la época Rosista): la campaña  de José María Paz en la sierra cordobesa, el terror extendido por Oribe en el interior tras la campaña de 1841,  así como también la persecución de Juan Cruz Varela  “¿Quién puede escribir en un país en que se asesinan ciertos escritores y ciertos impresores”[1]. Cabe pensar que en esa época nadie era dueño de opinar sobre el gobierno, se debía decir o pensar lo que ellos querían; no se podía vivir en un país donde uno no se podía pensar diferente y considero que de esta manera no puede formarse una nación sin libre expresión de la política destacada en ese momento.

Así como también puedo mencionar el caso de violencia de Somellera. En esa época existía Sociedad Popular Restauradora conocida como “La Mazorca”; era una organización represora que estaba instituida por los partidarios de Rosas; Se registraban casa por casa; arrestaban, torturaban y mataban. “El señor Salomón, presidente de la sociedad popular restauradora del sosiego público, nos mandó reunir el tantos de octubre, y nos dio orden, que saliéramos con vergas unos trescientos hombres por las calles y se le diesen cincuenta palos a todo el que se encontrase de frac, leva, o capa. […]  Al siguiente día de haber sujetado al populacho, se nos dio nueva orden para apalear a todo el que encontrásemos sin chaleco colorado, sin bigote, o que tuviese alguna pinta verde o celeste en la ropa, sin excepción de edad, sexo ni estado. En esta segunda orden salimos más veteranos, y más bien previstos, porque encerraba la circunstancia de afeitar a todo el que usaba barba cerrada, y poner divisas celestes pegadas con alquitrán; siendo que nuestras facultades, eran algo más extensivas, desde que se nos  permitía el degollar a algunos que fuesen de familias unitarias conocidas, y violar las jóvenes a discreción que se conociesen por tales […] Más allá se castigaba una porción de señoritas, y después estirándolas se les untaba alquitrán, se les arrancaba la ropa a tirones y se les botaba  por las calles desnudas…”[2].

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