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El Barco De Los Locos


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2012  •  3.961 Palabras (16 Páginas)  •  3.820 Visitas

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EL BARCO DE LOS LOCOS - VICENTE GARCIA OLIVA

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había una tormenta muy poderosa, nada parecía poder enfrentarla, bastian maniobraba para no ponerse de costado y ser hundido, escuchaba unos gritos y era uno de los marineros a punto de caer del palo mayor, bastian le lanzo un rollo de cuerda, pero se le resbalo de sus manos, pero una ola lo lanzo contra la batayola, bastian se amaro con la cuerda y fue por el marinero dejándolo a salvo en sitio menos peligroso. Bastian siguió y todo recupero la calma. Bastian necesitaba descansar y fue a la bodega, salió Roque mal presentado, de allí salía mal olor, bajo las escaleras y allí estaban los locos con grilletes, a los cuales la sociedad los apartaba como unos anormales y a bastian le tocaba encargarse de ese destierro.

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1876, la primavera llego a las costas del cantábrico, a bastian le encantaba esta época, mientras el observaba, Iván, hijo del alcalde lo llevo hacia la casa de su padre.

Bastian era un hombre pobre, trabajador, ofrecía varios tipos de servicios al pueblo de bardales., y le pagaban con agradecimiento o con monedas, el era pescador.

Sus sueños eran tener viajes, conocer tierras nuevas y gentes, pero el no los podía cumplir. Y pensaba que el pequeño Iván podía tener más suerte, y que podría cumplir sus sueños,

Algunas lanchas se balanceaban sobre el agua del puerto de bardales, y allí estaba la julia la lancha de bastian, su única propiedad, ya que la casa donde el vivía no era de el aunque pagaba poco por ella. Ella era su amiga, casi alguien de la familia; siempre estaba limpia, bien pintada, con todos sus elementos engrasados, y a punto. Era su instrumento de trabajo y cualquier descuido en ella podía diferenciar entre la vida y la muerte. A bastian le gustaba que la gente del pueblo la considerara la más bonita de todas. Era la mejor del pueblo.

Llegaron a la casa de don Anastasio. El alcalde lo recibió muy bien, y eso era raro. Se saludaron e hizo seguir a bastian diciendo que lo estaban esperando.

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En el salón, estaban sentados unos caballeros, cuando entro bastian se pusieron de pie, el pensó que se había equivocado de habitación pero el alcalde lo hizo seguir. Empezó a reconocer algunas caras. Don Eloy el párroco, bastian sabia que no tenía nada de tonto. Costales, el presidente de la cofradía de pescadores. Costalones, grande como él, pero más inteligente. Habían dos hombreas que el no conocía, ambos vestidos de negro. El primero de ellos era mucho más distinguido que el otro, por la clase de ropa o porque su porte era mucho más señorial que el otro. Doña maría, de la dinastía de los Balbuena, seguramente la familia más antigua de la zona, y los mayores propietarios y cultivadores. Se decía que medio pueblo era suyo y el otro medio lo tenía prestado. Era muy mayor y sería imposible adivinar su edad verdadera, se apoyaba en un bastón con puño de plata, y llevaba ella misma todos sus asuntos, Ella fuera única que no se puso de pie.

Había un extraño monje de rostro cadavérico y expresión iluminada con barba rala y un habito sucio con una gran cruz en el centro tenía aspecto desaseado y todo en el resultaba poco agradable llamado fray benigno. Pertenece a una conocida orden de frailes mendicantes, es un hombre viajero, recorrió media Europa con su sagrado ministerio.

Don Anastasio lo presenta diciendo “este es nuestro hombre”, le ofreció una silla y dio gesto para que todos se sentaran. Decía que fray benigno observo que habían personas “especiales “a las cuales él en su descripción HABLABA MUY MAL DE ELLAS. Y le explico que son personas que por su bien requieren estar establecidas un poco al margen de la sociedad, pues para ellos era peligroso por las acciones que hacían. Y dijo que habían algunos métodos pero no parecían muy humanos así que fray benigno encontró un método, un barco sin rumbo. A bastian no le gusto el hecho de andar sin rumbo, el alcalde explica que será un barco que parara en puertos cuando sea necesario y que el centro de control será bardales, pero que necesitaran a una persona hábil, profesional y con personalidad, y que lo habían citado para ofrecerle ese puesto y escuchar sus condiciones. Bastian piensa en todo lo que podría pasar, doña maría opino dándole a entender a bastian que el podía, y que este asunto podría traer mucha riqueza al pueblo, ya que las familias estaban dispuestas a pagar por el servicio, y también podría traer comercio y riqueza, y que el también se podía beneficiar de eso.

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bastian estaba seguro que iba a ser un buen barco, y recordaba las condiciones que el puso como tener una fecha tope , el tenia 40 años y tendría medio siglo cuando eso terminara y pensó que durante ese tiempo podía obtener un ayudante de confianza. Al que prepararía para que se hiciera cargo de el puesto de el cuando lo abandone.

A bastian le darán la casa y quedara como propiedad de el, y una pension de por vida la mitad en dinero ( 100 reales de vellón anuales ) y la otra mitad en especie, le darían una pequeña parcela de las tierras comunes del consejo.

El no era responsable desde lo que le pasara a los locos pero si se esmeraría por cuidarlos.

Esas eran las condiciones de bastian, así que ellos aceptaron encantados, el ya habían pensado en la persona que lo acompañaría:

Roque Pertierra. Era un individuo solitario, con fama de violento y golpeador. Con 18 años ya había intervenido en peleas, el no había conocido a sus padres. Su padre un marinero alto y fuerte, y su madre, una mujer pequeña y llorona, siempre con una pañoleta negra en la cabeza quejándose de lo desgraciada que era, y murió al parir a Roque. Roque fue abandonado por su padre con un puñado de dinero en su mano al cuidado de una parienta llamada pilar. A los 10 años se embarco como polizón y nadie sabía nada de él, cuando regreso tenía 18 años, con diñero y una cicatriz en la cara.

Bastian lo conoció cuando el alternaba siempre con los mayores o con los que solia jugar cartas en la taberna del pueblo. Bastian organizaba su lancha e iva a tomar una copa de vino y a charlar con los parroquianos. El no le justaba jugar cartas poro si observar a los demás, y escuchar sus historias. Sobre todo las de Roque. Los dos se relacionaron muy bien y tuvieron una buena amistad, una corriente de simpatía.

Roque contaba una hermosa historia en el bar cuando un tratante de ganado, forastero, que se creía bravucón y algo pasado de copas le interrumpió diciendo

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