El Chile Que No Conocemos

I. ANTECEDENTES

En 1910 la economía en Chile estaba determinada por la influencia del capital extranjero (Inglaterra, Alemania, Francia, Italia y Suiza), enfocada en la explotación del salitre e inversiones en el sector industrial y agrícola.

Tras el fin de la I Guerra Mundial surgió un nuevo orden geopolítico, el cual pone fin al Imperialismo Europeo, estableció modificaciones territoriales en base a los acuerdos de Versalles y apareció como potencia mundial Los Estados Unidos de Norteamérica.

A la muerte del presidente Jhon F, Kennedy el 22 de noviembre 1963, Estados Unidos se encontraba en el contexto de la Guerra Fría por los que se tomaron acciones contra la influencia del marxismo y el socialismo en Chile y América Latina, previendo una posible migración de dichos ideales que iban en contra del capitalismo. Es así que bajo la dirección de la Casa Blanca y de los Comités de Coordinación de Política Interagencias, la CIA llevó a cabo actividades encubiertas que consistieron en esfuerzos propagandistas sostenidos, incluyendo el apoyo financiero a los mayores medios de comunicación, en contra de los idealistas marxistas. Los proyectos de acción política brindaron apoyo a los partidos políticos elegidos para tal fin antes y después de las elecciones de 1964 y tras la elección de Salvador Allende en 1970.

Con Salvador Allende en la presidencia, el 9 de diciembre 1971 en Estados Unidos, el Presidente Richard Nixon se reunió con Emílio Garrastazu Médici (militar y político brasileño); durante la entrevista, Nixon le preguntó si los militares chilenos eran capaces de derribar a Allende, a lo que respondió que sí. Por otro lado la Comisión 40 (cuerpo del sub-gabinete encargado de revisar las propuestas de acciones encubiertas) aprobó en 1972 la inyección de millones de dólares para fortalecer ciertos partidos políticos. Asimismo, la CIA también suministró ayuda a grupos militantes de extrema derecha para debilitar y desestabilizar al gobierno.

La CIA trabajó con tres grupos de conspiradores, los mismos que dejaron claro que el golpe requería el secuestro del Comandante del Ejército (Rene Schneider) quien defendía la opinión, de que la Constitución necesitaba a Allende en el poder. La CIA suprimió el contacto con el primer grupo de conspiradores por sus tendencias extremistas y suministró gas lacrimógeno, subametralladoras y munición al segundo grupo y al tercer grupo en su intento de secuestrar a Rene Schneider lo hieren de muerte.

Aunque la CIA no instigó el golpe que terminó con el Gobierno de Allende el 11 de septiembre de 1973, estaba al corriente de las acciones por parte de los militares y no tomó labor alguna para detenerlo. Según el informe Hinchey sobre las actividades de la CIA, en Chile no había manera de que nadie, incluyendo la CIA, pudiera haber sabido que Allende rechazaría la oferta de los golpistas de sacarlo sano y salvo del país, y que más bien decidió quitarse la vida en medio del bombardeo realizado al palacio de la moneda.

Tras la caída del gobierno y muerte de Salvador Allende, es nombrado Jefe Supremo de la Nación, Augusto Pinochet Ugarte el 27 de junio de 1974 y pocos meses después, Presidente de la República. Su gobierno se caracterizó por la violación del sistema democrático, la disolución del Congreso Nacional, la proscripción de los partidos políticos, la restricción de los derechos civiles y políticos (libertad de expresión, información reunión y movimiento) y la violación de los derechos humanos. También debió sortear conflictos limítrofes como el caso del canal Beagle con Argentina, situación que generó tensiones entre las FFAA de ambos países.

Trece años después de que Pinochet tomara el cargo como Presidente, en noviembre de 1986, en Washington, Estados Unidos decidió poner alto a su gobierno. Para tal fin, se reunieron los principales asesores del presidente Ronald Reagan poniendo el asunto en perspectiva: “El Gobierno de Estados Unidos y esta administración (NCS), quieren que Chile vuelva a su tradición democrática de 150 años. Entonces, la decisión clave no es si queremos o no democracia en Chile. La queremos. La pregunta para nosotros es cómo podemos contribuir más efectivamente a un resultado democrático en Chile”.

En 1988 con el plebiscito del NO, la victoria a favor de la democracia fue una tremenda hazaña de estrategia política de los chilenos. Que Estados Unidos abandonara su apoyo previo a Pinochet jugó un rol no muy importante, sin embargo, lo más significativo para el gobierno americano fue delatar el plan de Pinochet de usar la violencia para anular el sufragio en caso ganara el NO y así mantenerse en el poder.

Irónicamente el dictador Augusto Pinochet gobernó hasta 1990, creando nuevas políticas en Chile y una apertura económica a favor de los Estados Unidos, país que propició el fin de su gobierno.

II. HECHOS

a. Político: Desde el final de la dictadura militar en 1989, la sociedad chilena ha reconstruido y consolidado la democracia, constituyéndose en un Estado sólido. Los avances registrados durante la fase de transición democrática se derivan de un amplio consenso que comparten la sociedad chilena y las élites políticas sobre las normas que definen la democracia, el Estado de Derecho y una política económica abierta orientada al mercado. Asimismo, participa activamente en los foros políticos internacionales y ha estrechado sus vínculos económicos y comerciales a escala mundial, asumiendo al mismo tiempo una serie de responsabilidades políticas a escala internacional. Chile ha sido hasta enero de 2005, miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y es miembro activo de los organismos de las Naciones Unidas.

b. Económico: Chile experimento en 1999 un ligero descenso en sus índices de crecimiento, y estuvo marcado por hitos importantes en su historia. El primero fue tras la Guerra del Pacífico, donde Chile obtuvo una importante ganancia al anexar Tarapacá y Arica, pues se convirtió en dueño de una relevante riqueza natural: el salitre; cuyas exportaciones fueron desde 6.3 millones de dólares en 1880 a 70 millones en 1928. Posteriormente la llegada de Kemmerer en 1925 y la creación del Banco Central marcaron el segundo hito en la historia económica de Chile. La crisis económica del 29, impulsó a Chile a cambiar su modelo económico, creando en 1939 la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), con la misión de sentar las bases para la Industrialización. Para 1925, se promulgo la ley DFL-2, firmada en 1959, la cual concedía rebajas tributarias a quienes construyeran o compraran viviendas económicas (menos de 140 m2), teniendo la población un mayor acceso a la casa propia. Posteriormente vino la reforma

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