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El IPN Y La Reforma Educativa Cardenista

Alex1410Ensayo11 de Mayo de 2014

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El IPN Y La Reforma Educativa Cardenista

Por Gilberto Guevara Niebla

Existe un vínculo histórico entre el proyecto cardenista de reforma educativa y la creación del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Este tema cobra relevancia ante la necesidad de explicar la situación actual del IPN en el contexto más general de la vida política y cultural del país.

Un hecho relevante inicial en la historia de la educación mexicana es el siguiente: la Revolución Mexicana a diferencia, por ejemplo, de las revoluciones rusa o francesa, no trajo consigo un proyecto de “reforma moral e intelectual” del país. Si observamos el caso de la Revolución Soviética, nos damos cuenta que una vez concluida la fase armada, los dirigentes echan a andar un conjunto global de iniciativas que pretendían sustituir, desde sus bases mismas, el sistema educativo precedente. En este caso la gran obra educativa que se desarrolló en la Unión Soviética, consistió en cambiar no solamente el discurso educativo, sino en derrumbar todo tipo de estructura educativa precedente, construyendo un sistema en donde los principios de la ideología proletaria, los principios marxistas, se convirtieron en el fundamento para la construcción del nuevo sistema educativo.

Marx planteó el principio de la integración del trabajo manual e intelectual, la integración de la escuela a la producción y utilizó la palabra escuela politécnica para denominar una nueva institución, en donde la actividad intelectual se integraba con la actividad manual; pero además, se pretendía en esta institución teórica, superar las limitaciones en el desarrollo de la personalidad humana que se generaban con la división capitalista del trabajo. El concepto escuela politécnica cristalizó en la Unión Soviética como práctica educativa.

En el caso de la Revolución Francesa desde la época de la Convención se planteaba ya, todo un discurso de reforma educativa, en donde se exaltaba la necesidad de crear un nuevo tipo de hombre, naturalmente fundado, en los principios burgueses; la Convención planteó una reforma educativa dirigida a crear al ciudadano.

La escuela ciudadana, como tal, es un producto típico de la revolución francesa, después de la cual sobrevino, como se sabe, un proceso de restauración monárquica. Posteriormente vino Napoleón Bonaparte y fue él quien transformó el sistema educativo francés y abatió las antiguas estructuras educativas.

En el caso de la Revolución Mexicana tenemos un fenómeno totalmente peculiar, original, distinto a las revoluciones clásicas. Al grupo triunfante de este movimiento no puede definírsele como una “clase fundamental”. No fue estrictamente la burguesía (los grupos consolidados de los capitalistas) la que accedió al poder, ni tampoco fue la clase obrera. Lo real es que en materia de educación la Revolución Mexicana no destruyó el sistema educativo precedente. Es conocido que antes del Porfiriato, fue creada la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) en 1877, y después, en 1910, fue creada la Universidad Nacional (UN). Estas instituciones educativas forman todavía hoy un cuerpo distintivo y fundamental del sistema educativo mexicano. Ambas fueron rescatadas por la Revolución. Si se analiza que sucede con el Estado Mexicano, antes y después de la Revolución se verá que, prácticamente, el viejo estado oligárquico, fue destruido completamente, y podría decirse que la UN fue la única de sus instituciones que sobrevivió intacta.

El artífice, de la reforma educativa de la Revolución, fue José Vasconcelos. Él planteó la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la reestructuración del sistema educativo.

Este sistema se integró con una combinación compleja y contradictoria de elementos: unos provenientes del sistema porfiriano y otros de reciente creación. Si se hace un corte en el sistema educativo en 1922, se encuentra que este es representado, en primer lugar por la UN como una institución relativamente grande, la ENP (que en aquel tiempo era de cinco años, ya que incluía la secundaria) y unas pocas escuelas primarias cuyo significado en relación con la población del país era muy pobre. La escuela rural fue el producto auténtico de la Revolución Mexicana.La ENP y la UN, por lo contrario, son una herencia del Porfiriato.

Desde 1921, fecha en que Vasconcelos asumió la dirección de la SEP, hasta 1937, en que se fundó el IPN, podemos observar un desarrollo conflictivo y contradictorio de este sistema educativo. En realidad, la sobrevivencia de la ENP y de la UN después de la Revolución se explica fundamentalmente porque ambas instituciones fueron instrumentos políticos de grupos intelectuales liberales que supieron conciliar hábilmente tanto con el dictador Porfirio Díaz como con las fuerzas revolucionarias. Estos grupos fueron los que gozaron de grandes privilegios y posiciones políticas durante el régimen de Díaz, los que defendieron a través de las academias, colegios y asociaciones, que integraron.

La UN fue, desde 1910 objeto de ataques por parte de los grupos revolucionarios. En 1912 una confederación popular demandó su supresión. En 1914, en la época de Huerta, se pidió en el Parlamento la supresión de su presupuesto. En 1917 sucedió lo mismo cuando los universitarios hicieron formalmente su primer planteamiento ante el Congreso para conseguir la autonomía.

Sin embargo, es a partir de los años veinte que se registran enfrentamientos claros y netos entre la UN y el Estado. Estos se dan inicialmente con motivo de la subordinación de la UN a la SEP, como ejemplo, está el movimiento estudiantil de 1923 en la ENP contra Vasconcelos. Y el iniciado en 1925 con motivo de la iniciativa de Moisés Sáenz de quitarle tres años a la ENP, y crear la escuela secundaria como institución autónoma.

El enfrentamiento clave y decisivo, fue la huelga de 1929, en cuyo desenlace el Estado decidió conceder la autonomía a la UN, la autonomía fue un acto de una doble intención muy clara:

1) Resolver una situación política coyuntural difícil.

Cuando estalla la huelga de Derecho en 1929 y después se generaliza a otras escuelas, el país estaba viviendo una coyuntura política específica muy complicada. Acababa de sofocarse el levantamiento militar encabezado por Escobar en marzo de ese año y todavía había grupos armados que combatían con el ejército en distintos lugares del país. Estaba por otro lado, la Guerra Cristera, había enormes contingentes cristeros peleando en distintas regiones del país, fundamentalmente en el centro y el norte. Pero lo más grave era que a esta complicada situación se agregaba la proximidad de las elecciones presidenciales, en las cuales participaba Vasconcelos encabezando a los sectores de la clase media urbana de todo el país. En estas circunstancias el gobierno preveía o temía muy seriamente un posible pacto entre el movimiento cristero y el movimiento vasconcelista, lo que hubiera significado una combinación de oposición política y armada.

El gobierno enfrentaba un movimiento estudiantil que tendía naturalmente a ligarse al movimiento vasconcelista y decidió antes que reprimirlo, resolver con rapidez y como una medida contundente concede la autonomía, no obstante que los estudiantes universitarios ya la habían pedido con anterioridad.

2) Resolver un problema institucional educativo.

La obra auténtica y directa de la Revolución, se proyectó en lo que puede llamarse una política educativa populista. Esta empieza a implementarse desde Vasconcelos, y después es apoyada por los siguientes regímenes. La prioridad de esta política educativa no la representan la UN ni, en general, la educación superior, sino la escuela elemental y particularmente, la escuela elemental campesina rural que se fue convirtiendo con el tiempo en un instrumento poderoso de apoyo a la reforma agraria.

Esta política educativa por su misma definición, contradecía la existencia y la naturaleza de la UN que fue concebida desde su origen como una institución elitista. En ningún sentido puede decirse que esta institución estuviese preocupada o dirigida para atender las necesidades del desarrollo nacional. Era una institución liberal: por su definición filosófica, puesto que los principios de libertad de cátedra y la libertad de investigación gobernaban su vida interna, y porque su función más importante era la de producir intelectuales liberales, como, abogados, ingenieros o médicos en cuya formación no estaban considerados como fundamento, los problemas y las necesidades sociales del país.

En cambio la política educativa del Estado se perfilaba, de una o de otra manera, por sus definiciones quizás más que por sus hechos, como una política dirigida en todos los sentidos a satisfacer necesidades de las grandes masas trabajadoras del país.

En el conflicto Estado – UN poco a poco se fue definiendo la necesidad de desarrollar un sistema de enseñanza no liberal dirigida específicamente a formar recursos humanos para el desarrollo material del país. Se trataba de construir algo que la UN negaba en su principio y en su práctica.

La crisis de 1929 llevó al Estado a separar de su obra educativa a la UN; uno de los sentidos que tiene la autonomía en ese momento, es el de aislar políticamente a los grupos disidentes universitarios, y además, aislarla institucionalmente ya que, por sus funciones, no correspondía a los intereses educativos que el Estado pregonaba y planteaba.

Posteriormente, como consecuencia de esta situación, entre 1929 y 1937 hay

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