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El Profiriato Gloria Delgado


Enviado por   •  23 de Octubre de 2012  •  2.295 Palabras (10 Páginas)  •  563 Visitas

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Política interna

En el periodo del porfiriato Hubo quienes estuvieron de acuerdo y otros que no lo hicieron, entre los que estuvieron de acuerdo y apoyaron esta dictadura fueron: el ejercito, un grupo de intelectuales sostenidos por la burguesía nacional llamados “los científicos”, los grandes hacendados y el clero

Entre todos estos personajes el ejército fue el principal sostén de este gobierno, mediante este se reprimieron todas fuerzas opositoras.

A principios del Porfiriato se fue eliminando a través de política de conciliación

para atraer personalidades al gobierno de Díaz con objetivo de evitar las rivalidades en la dirección en el estado y los opositores fueron víctimas de severas represiones como fue el caso de Veracruz que termino con la orden de “mátalos en caliente” esto puso en claro la represión porfirista contra del gobierno Porfirista a este paso para 1880 se inicio la llamada “Paz Porfiriana” un relativo estado de paz impuesto por el ejercito . La vida de obreros y campesinos marcada por la explotación y las condiciones mas adversas desmiente a conceptos como la paz porfirista y el progreso nacional. Jornadas laborales de 12 a 16 horas, salarios de hambre, enfermedades y accidentes de trabajo son expresiones del contraste social de la dictadura porfirista

Política externa

A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el Presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional. De las naciones europeas que había firmado la convención de Londres - por la cual se originó la guerra de intervención- y con la que México había roto relaciones diplomáticas-, Gran

Bretaña fue la última en reconocer al gobierno de Díaz (1884). España lo otorgó el mismo año en que el general oaxaqueño asumió la presidencia, 1877, y Francia lo hizo en 1880.

Para el logro de sus objetivos en política exterior, el Presidente Porfirio Díaz contó con la colaboración de expertos que se habían forjado en las últimas décadas. Las dos figuras más importantes, fueron sin duda, Matías Romero e Ignacio Mariscal. El primero, quien se desempeñó como Ministro de México en Washington de 1882 a 1898, logró generar una política bilateral con los Estados Unidos aprovechando las oportunidades comerciales que se abrían. Mariscal, quien se desempeñó por casi treinta años como Secretario de Relaciones de 1880 a 1910. Su experiencia

como ministro en Washington y Londres le permitió gestar una política exterior que mirara lo mismo allende al Bravo que allende al Atlántico.

En abril de 1878, Estados Unidos reconoció el gobierno del presidente Díaz. Con la modificación de una serie de leyes México abrió sus puertas a la inversión extranjera.

La respuesta del exterior no se hizo esperar: un gran flujo de capital y tecnología surgió de las concesiones que el gobierno mexicano otorgó a inversionistas extranjeros en forma de tasas de ganancias garantizadas, exenciones de impuestos y reformas fiscales benéficas para los inversionistas.

Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y -mediante conexiones- se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.

Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle.

No obstante, la importancia de los capitales norteamericanos para el proyecto modernizador del gobierno mexicano -Estados Unidos siempre fue en primer inversionista y socio comercial de México-, Díaz nunca dejo de mostrarse receloso de su participación en las áreas estratégicas de la economía nacional. La política expansionista sostenida años atrás por Estados Unidos-y de la cual México había sido víctima- seguía presente en la memoria colectiva de la nación, y su nueva variante, la invasión pacífica -que suponía un expansionismo de orden económico, no podía ser halagüeña.

Educación

En cuanto a la educación, con la muerte del Imperio de Maximiliano y con la retirada de los invasores franceses, se inició un nuevo período en la historia nacional: la restauración del régimen republicano, el grupo liberal triunfante tenía conciencia de que la plena realización de los ideales liberales sólo sería factible en un Estado laico; la educación pública recobraba, de esta manera, el carácter de una preocupación fundamental. Para cumplir esta meta, las ideas positivistas introducidas en México por Gabino Barreda adquirieron una gran importancia. En adelante la educación se basaría en los principios de la ciencia, inspiradas en la filosofía de Augusto Comte. El Presidente Juárez confirió a Barreda la responsabilidad de elaborar un programa educativo. En diciembre de 1867 el gobierno de Juárez expidió la Ley de Instrucción Pública, en la que se reglamenta el carácter gratuito y obligatorio de la enseñanza elemental, con base en la cual se funda la Escuela Nacional Preparatoria como la institución más representativa de la nueva orientación de la educación. El gobierno de Porfirio destinó a la educación superior mucho dinero, se creó la Secretaría de Instrucción Pública (luego Secretaría de Educación Pública), bajo la dirección de don Justo Sierra, se reorganizó la Universidad Nacional, y dejando casi sin apoyo la educación popular por lo que una gran parte de la población era analfabeta. Se realizaron muchas obras, en la Ciudad de México se construyó el canal de desagüe, el Hospital General, el Teatro Nacional, el Palacio de Correos y el de Telégrafos, el Palacio Legislativo, se apoyó la electrificación del país y se construyó la Presa Encasa que en esa época era la más grande en el mundo. La Educación Preparatoria: la preparatoria constituyó la institución ejemplar del Porfiriato que procuró su establecimiento en todos los Estados, las preparatorias al igual que los liceos mejoraron sus contenidos y sus instrumentaciones didácticas fundadas en las ciencias físicas y naturales.

La Educación Normal: en el proceso de la fundación de las escuelas se observó la influencia de las instituciones normalistas norteamericanas, tanto en su curriculum como en su administración, todo ello en razón de que los pedagogos mexicanos recibieron importante formación en aquel país.

El programa del desarrollo de las facultades que se trató de implantar en México, tropezó además de la insuficiencia de los presupuestos educativos de algunos Estados, con una realidad de tres siglos de lastre colonial y con una lealtad de las masas hacia la Iglesia, que se trató de transformar en lealtad hacia el Estado.

La situación de los Maestros: durante el Porfiriato, los maestros ocupaban una posición muy contradictoria al interior de la estructura social; en tanto crecía la demanda de maestros, sus condiciones de trabajo, su prestigio social y sus salarios permanecían bajos, los maestros que trabajaban para el gobierno federal percibían mensualmente 50 pesos en tanto que los municipales ganaban la mitad. Los maestros que percibían los más altos salarios, residían por lo general en las ciudades más grandes, en contraste con los maestros rurales, cuyas bajas percepciones se justificaban por el bajo costo de la vida en las comunidades rurales. Por norma, podría aceptarse que los bajos salarios se debían a las dificultades de los presupuestos nacional y regional, además de que todavía la educación pública y la enseñanza no era aceptada como válida por la sociedad. Realmente en la práctica lo que se pretendió al final del Porfiriato, y por muy sobradas razones, muchos maestros eran agudos críticos del régimen y de sus ideólogos, empleando las mismas aulas para difundir los problemas de los opositores al Porfiriato.

La educación impartida por el estado se vio minimizada por las raquíticas aportaciones que se recibían. La miseria en la que una vez más se sumió el país, hizo que los jóvenes que estudiaban en este tipo de escuelas las abandonaran para dedicarse a las actividades productivas a que eran sometidos para ayudar a su familia a sobrevivir, con esto el analfabetismo crecía constantemente hundiendo a los más necesitados y con más carencias: los campesinos e indígenas que servían a un terrateniente (recordemos que en Europa los terratenientes desaparecieron con el fin y caída del feudalismo). Por otra parte la Universidad Nacional de México trató de buscar estrategias para favorecer el acceso a la educación acción que no brindó frutos favorables.

Cultura & Sociedad

La literatura fue el campo cultural que más avances tuvo en el Porfiriato. En 1849, Francisco Zarco fundó el Liceo Miguel Hidalgo, que formó a poetas y escritores durante el resto del siglo XIX en México. Los egresados de esta institución se vieron influenciados por el Romanticismo. Al restaurarse la república, en 1867 el escritor Ignacio Manuel Altamirano fundó las llamadas "Veladas Literarias", grupos de escritores mexicanos con la misma visión literaria. Entre este grupo se contaban Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Luis G. Urbina, Juan de Dios Peza y Justo Sierra. Hacia fines de 1869 los miembros de las Veladas Literarias fundaron la revista "El Renacimiento". Poco después surgió en México el modernismo, que abandonó el orgullo nacionalista para recibir la influencia francesa. Esta teoría fue fundada por el poeta nicaragüense Rubén Darío. En 1887, Díaz inauguró la exhibición de monolitos prehispánicos en el Museo Nacional, donde también fue mostrada al público una réplica de la Piedra del Sol o Calendario Azteca. En 1908 el museo fue dividido en dos secciones: Museo de Historia Natural y Museo de Arqueología. Hacia principios de 1901, Justo Sierra creó los departamentos de etnografía y arqueología. Tres años después, en 1904 durante la Exposición Universal de San Luis. Durante las fiestas del Centenario de la Independencia de México, Justo Sierra presentó ante el Congreso de la Unión, una iniciativa para crear la Universidad Nacional de México, como dependencia agregada al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. La ley fue promulgada el 26 de mayo, y el primer rector universitario fue Joaquín Eguía Lis, durante los años de 1910 a 1913. Las escuelas de Medicina, Ingeniería y Jurisprudencia habían funcionado separadas durante más de cuarenta años, pero con esta ley se reunían todas, junto con la Escuela Nacional Preparatoria, en la Universidad Nacional de México. Pocos años después de culminar la Independencia, fue suprimida la Real y Pontificia Universidad de México, ya que había sido considerada un símbolo del Virreinato de Nueva España, como una muestra de desprecio ante la cultura española. Años después se intentó restaurar la institución, pero las guerras civiles y las confrontaciones políticas lo impidieron. Hubieron varios grupos sociales contra su gobierno pero el que mas destaca es el de los "magonistas" un pequeño grupo de "bandidos" guiados supuestamente por los intereses personales de los hermanos Flores Magón, sin embargo ellos se llamaban a sí mismos "liberales" y después "anarquistas". Tiempo después historiadores usaron el término "magonismo" para identificar el movimiento influido por el pensamiento de los Flores Magón y otros colaboradores del periódico Regeneración como Librado Rivera, Anselmo L. Figueroa y Práxedis G. Guerrero. A principios del siglo XXI, organizaciones sociales e indígenas en México reivindican la tradición de lucha magonista.

Posicion que juegan los medios de comunicación

La pacificación de la prensa en México fue otro de los objetivos políticos de la administración política. A fines de 1887, Guillermo Prieto escribió: "La prensa, nuestro cuarto poder, as el único bastión sobreviviente del liberalismo puro y original". Manuel González publicó en 1882 un decreto conocido como Ley Mordaza, en el que se establecía que cualquier periodista podía ser aprehendido, llevado a prisión y sometido a juicio por denuncias de cualquier otro ciudadano. Ejemplos de periodistas que fueron juzgados por esta ley fueron Enrique Chávarri, conocido bajo el seudónimo de "Juvenal", o el hijo de Ignacio Ramírez, Ricardo Ramírez. Hacia 1888 subsistían 130 periódicos, pero a fines de 1911 quedaban sólo 54, ya que la otra parte fue clausurado en el resto del gobierno porfirista. Fue conocido el caso del diario zacatecano El Monitor Republicano, que publicó en 1895 el siguiente artículo periodístico:

Resulta imposible la operación de envilecer a un pueblo a fin de hacerlo rico y feliz. La democracia será una ficción y la libertad una patraña, pero sin ellas también lo es la prosperidad nacional.83

Este texto motivó que muchos obreros se lanzaran a las calles en manifestaciones para exigir mejora de salarios y condiciones de trabajo, El gobernador del estado escribió a Díaz pidiendo ayuda para solucionar la situación. Desde el Castillo de Chapultepec en la Ciudad de México, el presidente escribió al gobernador, de su puño y letra, la siguiente carta:

—...— mi opinión, que amistosamente le emito, es que daría mejores resultados que alguno de los agraviados lo acusen, y aunque sean dos o tres meses de prisión la pena que se les imponga, como esos escritores no se pueden callar durante su encierro, se les puede seguir acusando y anexando penas hasta endrogarlos en dos o tres años. La tarea es molesta y le llegará a cansar a usted, pero también es seguro que no será antes que al procesado.84

Con la intelectualidad mexicana, Díaz siguió la misma política que con la prensa. Como parte de la política de conciliación y concesión llevada a cabo a partir de 1884, el porfirismo logró acercar a sus filas a muchos intelectuales, por medio de su operador en ese ámbito, el ministro Justo Sierra. Varios de los escritores y poetas ocuparon puestos como diputados locales o federales, e incluso algunos llegaron al Senado de la República. Díaz comentaba a sus amigos cuando oía a un intelectual quejarse, "Ese gallo quiere maís" [sic], refiriéndose a que aspiraban a un puesto público a cambio de su silencio. Los intelectuales que se unieron al régimen fueron Francisco G. Cosmes, Telésforo García, Francisco Bulnes, Salvador Díaz Mirón, Federico Gamboa, Victoriano Salado Álvar

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