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El movimiento obrero La unión ferroviaria


Enviado por   •  3 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  2.021 Palabras (9 Páginas)  •  150 Visitas

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El movimiento obrero

Capítulo 6

Durante los años treinta el movimiento obrero cambió con rapidez. El escenario en el cual actuaban las organizaciones de trabajadores se modificó profundamente, los movimientos obreros se organizaron en sindicatos, que trataban de representar a los mayores grupos de trabajadores, los problemas para organizar a los obreros semicalificados y no calificados de las fábricas llevaron a los sindicatos a buscar ayuda en el sistema político. Este camino de aproximación al Estado había comenzado a ser transitado en la década anterior en 1920.

Las organizaciones sindicalistas necesitaban algún tipo de apoyo externo frente a los sectores patronales intransigentes, pero no podían contar ya con el radicalismo; éste fue un problema que se haría más profundo en la década de 1930. Un problema adicional fue la existencia de disputas sectarias, que se prolongarían durante los años treinta. Los sindicalistas demostraban escasa tolerancia hacia los adherentes a otras ideologías, fueran socialistas, comunistas o anarquistas, lo que llevó a constantes luchas y rupturas. La Unión Sindical Argentina, la confederación controlada por los sindicalistas. Quizá más serio fue el rechazo de los sindicalistas a la creación de una organización entre los trabajadores ferroviarios, de ajustada disciplina y altamente centralizada, la Unión Ferroviaria.

 

La unión ferroviaria

 

Un nuevo tipo de organización sindical había aparecido con la fundación de la Unión Ferroviaria en 1922. El gobierno de Alvear ayudó a la Unión Ferroviaria a obtener beneficios muy importantes de las compañías; los salarios y las condiciones de trabajo mejoraron notoriamente y los ferroviarios se transformaron en una elite. Sin que resulte sorprendente, la Unión Ferroviaria y su sindicato hermano, La Fraternidad, que agrupaba a los maquinistas, se convirtieron en el modelo para muchas organizaciones sindicales. Su éxito no llegó a ser repetido en los años treinta, otros sindicatos hicieron intentos de seguir sus pasos. Las victorias de la Unión Ferroviaria pronto la transformaron en el sindicato más poderoso del país.

Un intento de unión unidad de 1928

La oportunidad para que la Unión Ferroviaria actuara como fuerza dominante en el movimiento obrero llegó a causa de una de las periódicas campañas por la unidad. Hacia 1928, una organización nacional de trabajadores gráficos llamó a la unificación del movimiento obrero. La Confederación Obrera Argentina y la Unión Sindical Argentina. Los comunistas y los anarquistas permanecieron fuera de la acción unitaria. Esa campaña para crear la Confederación General del Trabajo sembró la semilla de futuros problemas: algunos de los líderes socialistas de la Confederación Obrera Argentina resistían la idea de la unidad, y en las elecciones internas la posición de quienes en cambio la sostenían ganó sólo gracias al uso del fraude electoral. Luis Cerruti, ferroviario y primer secretario general de la CGT. El año dramático de 1929. La depresión, desde ya, intensificó todos los antiguos problemas de la clase obrera y de los sindicatos; la desocupación creció, y los empresarios aprovecharon la situación para bajar salarios y cambiar condiciones de trabajo.

Luego del golpe de septiembre

El movimiento obrero enfrentó simultáneamente dos crisis de importancia. La depresión creó desempleo en gran escala; algunas villas miseria aparecieron rápidamente, mientras se organizaban colas de inmigrantes ante las embajadas, con la esperanza de ser repatriados. Durante el régimen de Uriburu se impuso la ley marcial y luego el estado de sitio; los sindicatos anarquistas y comunistas fueron rápidamente empujados a la clandestinidad y, al menos temporariamente, dejaron de funcionar en los hechos. Se trataba de una nueva etapa en la violencia dirigida por el Estado: fue el primer intento sistemático de suprimir ideologías y prácticas atreves  de la violencia estatal. Pesar de que la tendencia dominante en el gobierno veía en la pura represión la mejor política para seguir con el movimiento Obrero, existía una segunda tendencia, corporativista, cuya presencia brindó la oportunidad para que ciertos sindicatos intentaran alguna acción en común con el Estado Las implicancias a largo plazo de esta etapa extremadamente difícil fueron también amplias. La CGT recomenzó su política de cooperación con el gobierno, aun con un gobierno que apenas estaba dispuesto a dar alguna pequeña ayuda.

Los años iniciales de  gobierno de justo

Para muchos sindicatos, la situación mejoró rápidamente cuando el general Justo asumió la presidencia, en febrero de 1932. Si bien la situación económica no cambió inmediatamente, la represión extendida y masiva se aplacó, haciéndose esporádica y algo menos dura, y los sindicatos que no eran percibidos por el gobierno como una amenaza al orden podían operar con relativa libertad. Los sindicatos que crecieron más rápidamente fueron aquellos que tenían conexiones políticas, pues contaban con una fuerza externa que podía proporcionar ayuda, propaganda, lugares para las reuniones y dinero. Los sindicatos que crecieron más rápidamente fueron aquellos que tenían conexiones políticas, pues contaban con una fuerza externa que podía proporcionar ayuda, propaganda, lugares para las reuniones y dinero.

A comienzos del gobierno de Justo, en el movimiento obrero tenían preponderancia los sindicatos que pertenecían a la CGT. La única estadística real para Buenos Aires, de setiembre de 1932, fúe realizada por la Liga Patriótica Argentina, una agrupación de extrema derecha, pero probablemente la información tuviera su origen en fuentes policiales. La disminución inicial de la represión, que Justo utilizaba para diferenciarse del gobierno uriburista, permitió que los trabajadores aprovecharan la ocasión para tratar de reconquistar el terreno perdido durante los años anteriores, cuando una huelga equivalía a una derrota casi cierta o a algo peor. Así, en 1932 se produjo una intensa ola huelguística, con más conflictos y participantes que en cualquier otro año del período en consideración. La mayoría de los sindicatos no contó con el apoyo ni la Hostilidad gubernamentales, pero debió enfrentar a los empresarios en un marco caracterizado por una sobreoferta de mano de obra, y con una fuerza policial que buscaba, por sobre todo lo demás, garantizar el orden. Se explica, entonces, que el número de huelgas descendiera en 1933.

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