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Escuela Estructuralista


Enviado por   •  29 de Mayo de 2014  •  2.154 Palabras (9 Páginas)  •  444 Visitas

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La escuela estructuralista surgió en oposición a la escuela neoclásica, especialmente bajo el impacto de la crisis mundial de los años treinta. En esta crisis se derrumbaron los precios de las materias primas que exportaba América Latina. La crisis económica, social y política, brindó una oportunidad a destacados economistas como Raúl Prebisch, de revisar la doctrina tradicional (ricardiana) del libre cambio en el comercio internacional. Esa doctrina afirma que el libre comercio es bueno en sí mismo.

Los pensamientos estructuralistas y sus estrategias se han originando con el objetivo de solucionar el problema de desarrollo económico desproporcional entre los países latinoamericanos, los que son vistos como simple proveedores de materia prima a los países industrializados.

En los países los latinoamericanos, los modelos de desarrollo están definidos por dos elementos básicos que definen el subdesarrollo: la "heterogeneidad estructural", es decir, la articulación compleja de formas de producción "avanzadas" o "modernas", con formas de producción "atrasadas"; y las relaciones de dominación-dependencia que fundamentan su vinculación con los centros de la economía mundo.

Entre los economistas estructuralistas más reconocidos en América Latina tenemos a Raúl Prebisch, Juan F. Noyola, Aníbal Pinto, Celso Furtado, Osvaldo Sunkel, G. Martner, Enrique Iglesias.

La heterogeneidad estructural

En América Latina se mantenía un modelo primario-exportador. Los países latinoamericanos se especializaron en la producción y exportación de productos primarios. El motor de la economía era el mercado externo. En el plano interno se configuró un sistema productivo "dual": un sector "moderno" integrado por el sector exportador desarticulado del resto de la economía; y un sector "atrasado" o de "subsistencia" orientado a abastecer los mercados locales y sus necesidades de autoconsumo. De aquí surge la heterogeneidad de la estructura productiva de estos países.

Para los economistas estructuralistas latinoamericanos, la integración dependiente de América Latina con la economía mundial provocó el híper-desarrollo del sector productor de materias primas y el subdesarrollo del sector moderno, dando lugar a la heterogeneidad estructural. Desde la colonia, la inversión extranjera se especializó en explotar las riquezas minerales y los productos agrícolas de la periferia para abastecer al centro con exportaciones, aprovechando la mano de obra barata, algunas veces esclava o semi-esclava. Al mismo tiempo, el centro ocupó estas materias primas baratas para exportar productos industriales. La heterogeneidad estructural resulta de la inserción internacional dependiente de las economías latinoamericanas.

Análisis Centro-Periferia y el detrimento de los Términos de Intercambio

Raúl Prebisch (1949), analizó los límites del modelo primario-exportador. La teoría cepalina o estructuralista latinoamericana significó una ruptura respecto a la teoría neoclásica del crecimiento o frente a enfoques historicistas lineales a la Rostow (1953). Se abandonó la idea de que el subdesarrollo era una etapa necesaria anterior al desarrollo, y de que bastaba con detonar un proceso de acumulación en el sector moderno para que el atraso pudiera ser superado. La originalidad de la teoría cepalina consistió en la utilización del concepto centro-periferia y en explicar a partir del mismo, la desigualdad de las relaciones económicas internacionales, así como la heterogeneidad de las estructuras productivas internas.

La teoría de Prebisch sobre el deterioro de los términos de intercambio de los productos primarios versus los productos manufacturados, que coincidía con la desarrollada por Singer (en 1949), cuestionaba la validez del esquema de división internacional del trabajo que asignaba a la periferia el papel de productor y exportador de productos primarios, como mecanismo eficaz para alcanzar el desarrollo. Prebisch mostraba exactamente lo contrario a lo que la teoría neoclásica del comercio internacional vaticinaba: en el comercio internacional, los países avanzados son los únicos en beneficiarse debido a que el deterioro de los términos de intercambio origina la dependencia externa y se convierte en la causa básica del subdesarrollo.

No obstante que la productividad en la producción de manufacturas en los centros capitalistas (con sistemas productivos homogéneos y articulados) era superior al crecimiento de la productividad en la producción de productos primarios en la periferia (con sistemas productivos heterogéneos, especializados y desarticulados), lo que haría suponer, de acuerdo con la teoría tradicional, una baja de los precios de las manufacturas mayor que la registrada en los productos primarios, los precios relativos se desenvolvían en el sentido opuesto. Ello significaba que en el marco de esa division internacional del trabajo, los países subdesarrollados no retenían los frutos del progreso técnico y estos tendían a concentrarse en el centro. Mientras los salarios reales tendían a estancarse en los países periféricos, estos y las utilidades aumentaban en los países centrales lo que se traducía en tasas de acumulación más altas y mayores ingresos en éstos, mientras que en la periferia se bloqueaba el proceso de acumulación de capital y se limitaba considerablemente la posibilidad de elevar los salarios reales. La misma relación centro periferia y de concentración del progreso técnico se reproducía en el seno de las sociedades latinoamericanas en favor del sector "moderno" y de determinados espacios urbanos y regiones, y en detrimento del sector "atrasado".

Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI)

A partir de lo anterior, la conclusión a que llegaba la CEPAL consistía en que era necesario promover un nuevo modelo de desarrollo para hacer posible la acumulación de capital y el desarrollo. Si el modelo primario-exportador no se traducía en beneficios para los países de la región, había que apostar entonces a una política específica que les permitiera superar el subdesarrollo, y dicha política apuntaba a la industrialización: solamente produciendo y exportando manufacturas podrían los países latinoamericanos alcanzar el tan ansiado desarrollo.

Así, en un principio la industrialización la justificaba la CEPAL tanto por el deterioro de los términos de intercambio como por la necesidad de absorber la fuerza de trabajo excedente en los sectores primario y terciario, así como por la necesidad de generar rápidamente progreso tecnológico gracias a la acción del Estado sobre el proceso de industrialización.

Las

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