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Escuelas Lancasterianas


Enviado por   •  12 de Junio de 2012  •  1.370 Palabras (6 Páginas)  •  1.634 Visitas

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LAS ESCUELAS LANCASTERIANAS EN LA CIUDAD DE MEXICO : 1822-1842

Dorothy T. Estrada.

En 1822 cinco hombres prominentes de la ciudad de México fundaron una asociación filantrópica con el fin de promover la educación primaria entre las clases pobres llamada Compañía Lancasteriana en honor de Joseph Lancaster.

En México la Compañía Lancasteriana gano la atención y el apoyo del gobierno y del público, e impulsó el establecimiento de escuelas de enseñanza mutua en toda la nación. En 1842, el gobierno nacional entregó a la Compañía Lancasteriana la dirección de la instrucción primaria de toda la Republica Mexicana.

Su reputación derivaba de su economía y rapidez, un solo maestro podría enseñar de 200 hasta 1000 niños, con lo que bajaba el costo de la educación. Los alumnos eran divididos en pequeños grupos de diez; cada grupo recibía la instrucción de un monitor o instructor (un niño de más edad y más capacidad). Utilizaban monitores, junto con un sistema bien elaborado de premios y castigos y útiles especializados, esto con el fin de reducir a la mitad del tiempo el aprendizaje de la lectura y escritura.

En 1822 la mayoría de las escuelas de México usaron la enseñanza mutua incluyendo El Sol, la escuela de la Compañía Lancasteriana. Durante las dos décadas siguientes el sistema lancasteriano se extendió a muchas escuelas particulares y fue declarado método oficial para las escuelas gratuitas municipales. Entre 1842 y 1845, la Compañía Lancasteriana encabezó la Dirección General de Institución Pública.

La escuela ubicada en un edificio colonial, tenía un salón convertido en aula de clase donde cabían entre 100 y 300 niños. Cada grupo de diez niños tenía su monitor que, de acuerdo con un horario, enseñaba las lecciones de escritura, lectura, aritmética, y doctrina cristiana. Adamas de estos “monitores particulares”, había “monitores generales” y “de orden”. Los monitores generales tomaban la asistencia, averiguaban la razón de la ausencia de un alumno, cuidaban los útiles de la enseñanza y los de orden administraban la disciplina. Todos los monitores eran supervisados por el director de la escuela, quien nunca debía meterse en la instrucción ni levantar la voz. El “mecanismo” de monitores debía funcionar por sí solo.

Al entrar a la escuela en la mañana, el niño se formaba para la inspección de ropa, cara, manos y uñas. Al toque de la campana, los niños marchaban al aula y se distribuían en las mesas por clases. Con una precisión militar y siguiendo la señal del monitor de orden, “los alumnos daban su frente a las mesas, quitándose los sombreros y se arrodillaban para elevar sus preces al Ser Supremo…”.

La primera asignatura era de escritura y estaba dividida en ocho clases. Se enseñaba, primero, las letras que se consideraban más fáciles, después las que tenían ángulos y curvas. Las cinco clases siguientes eran para el aprendizaje de escritura en pizarras. Cada acto de los niños era dirigido por la voz del monitor. La escritura en papel se reservaba para la séptima y octava clases, cuyos alumnos ocupaban las últimas mesas del salón.

Para escribir se usaban plumas de ave cortadas y preparadas por el director de la escuela. La tinta se hacía de huizache y caparrosa. El papel generalmente era de un tipo llamado de Holanda, o a veces era de maguey. También era tarea del director rayar el papel de los alumnos y las listas de inscripción y asistencia que usaba el maestro.

Al terminar la clase escritura, sonaba la campana. Los niños se levantaban de sus mesas e iban a los pasillos a formar grupos semicirculares. Estos “semicírculos” eran otro rasgo distintivo del sistema lancasteriano. En el centro de cada semicírculo se paraba un monitor, y enseñaba a reconocer y pronunciar las letras, esto en el caso de los niños de la primera clase, los más pequeños. El método lancasteriano era de “silabeo”, después de saber las letras individuales, se aprendía a leer una consonante con una vocal en forma de sílaba. En las clases siguientes leían palabras u oraciones y los más avanzados leían libros.

La doctrina cristiana se enseñaba de igual forma que la lectura. La clase de aritmética se dividía

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