FERRER I GUARDIA

1. ESTUDIO DEL AUTOR Y SU PEDAGOGÍA EN EL CONTEXTO HISTÓRICA

Nació en Alella, Maresme en 1859 y murió fusilado en Barcelona en 1909. Fue un pedagogo y activista político español, fundador de la Escuela Moderna e introdujo en España el racionalismo pedagógico. Perteneciente a una familia payesa acomodada y católica, su formación académica de manera autodidacta. En 1873 se instaló en Barcelona, donde se contagió del ambiente político del aquel entonces que estaba en Cataluña. Sus ideas librepensadoras le llevaron al anarquismo, tendencia en la que desarrolló una gran actividad como agitador y revolucionario. Además, se caracterizó siempre por sus mensajes anticlericales.

En 1878 comenzó a trabajar en las líneas ferroviarias que unían Barcelona con Francia, lo que le permitió convertirse en el contacto entre los revolucionarios españoles y el exiliado presidente del gobierno republicano Ruiz Zorrilla. En el año 1886, participó en el amago de pronunciamiento republicano en Santa Coloma de Fernés.

Tras el fallido intento, Ferrer i Guárdia se exilió a París, donde descubrió su vocación pedagógica y desarrolló una brillante carrera al frente de la escuela laica que él mismo había fundado, con lo que se ganó prestigio internacional como pedagogo librepensador y enemigo de la enseñanza religiosa en España.

Al mismo tiempo, se relacionó con los más destacados líderes anarquistas del momento y fue creándose una buena fortuna que le permitía llevar sin apuros una agitada vida amorosa. Durante su exilio francés, hasta el año 1901, Ferrer i Guárdia ingresó en una de las ramas de la masonería francesa, Le Grand Orient de France.

Simultáneamente, alimentaba desde París una faceta de activista revolucionario que, aunque no era bien considerada por los sectores más ortodoxos del anarquismo español, se materializaba en el apoyo financiero que prestaba a la causa. En 1901, recibió una herencia de una antigua aluman suya a la que le impartió clases de español con lo cual pudo regresar a Barcelona y así comenzar sus proyectos. Creó la Escuela Moderna, institución desde la que empezó a sembrar su semilla laica y anticlerical. Esta escuela era de ideario racionalista, igualitaria, laica y ácrata, no coercitiva y considerada por su fundador, como natural. En sus aulas, se fomentaba la no competitividad, el pensamiento libre e individual, el excursionismo al campo, y el desarrollo integral del niño.

También fundó una editorial ligada a su proyecto educativo y fue editor del periódico anarquista La Huelga General, labor con la que contribuyó al fortalecimiento del sindicalismo anarquista de Cataluña.

Sus operaciones financieras no eran bien vistas por las bases del anarquismo revolucionario, a pesar de que sus beneficios sirvieron para financiar algunas acciones armadas tan importantes como el atentado en París contra Alfonso XIII en 1905 y el frustrado regicidio que protagonizó Mateo Morral, profesor de la Escuela Moderna de Barcelona, en Madrid el 12 de abril de 1906.

Tras el suicidio de Morral, Ferrer fue declarado cómplice de la intentona regicida y detenido, pero quedó en libertad en 1907, ya que no se reunieron pruebas concluyentes contra él. La Escuela Moderna fue clausurada por orden gubernativa en 1907, lo que le animó a emprender una gira por varias ciudades de Europa. Fue marcado como un hombre peligroso para el gobierno central, por su actitud cada vez más radical y reaccionaria.

Se trasladó a París para colaborar, en unión de varios anarquistas relevantes, en la fundación de la Ligue Internacionale pour l´educatión rationale de l´enfance. El objetivo de la liga era continuar en Europa la obra pedagógica comenzada en Barcelona por Ferrer i Guárdia, para lo cual se creó un Comité Internacional, presidido por el propio Ferrer i Guárdia, así como la fundación de una revista, La Escuela Laica, que tenía el mismo patrón ideológico que sus anteriores publicaciones. Se fue distanciando de Alejandro Lerroux, jefe de los republicanos radicales, por su proximidad con los elementos revolucionarios sindicalistas de Barcelona.

En junio del año 1909, de regreso a España, decidió organizar una huelga general en defensa de los presos de Alcalá del Valle; pero la convocatoria no llegó a tener el efecto deseado al amnistiar Maura a los condenados. Cuando en julio de aquel mismo año estalló la Semana Trágica, Ferrer i Guardia fue relacionado con ella, e incluso se le responsabilizó de los violentos hechos de aquellos días, aunque había permanecido todo el tiempo en su finca de Montgat.

Fue acusado detenido por los somatenistas y juzgado por un tribunal militar, fue hallado culpable de ser el autor material del incendio del convento de Premiá, y condenado a la pena capital, sin que las garantías procesales ni las pruebas aportadas en su contra dejaran una indudable sensación de que se había hecho justicia. Nadie salió en su defensa por el temor a las represalias.

Sólo la izquierda internacional solicitó al gobierno de Maura la conmutación de la pena, aunque fue ignorada. En el juicio hubo testimonios falsos y llenos de rencor contra él por parte de sus enemigos políticos que vieron la oportunidad de librarse de un adversario político. En el juicio se prohibió la comparecencia y el testimonio de todas las personas que podían demostrar su inocencia.

Al amanecer el día 13 de octubre de 1909 Francisco Ferrer i Guardia fue conducido al cadalso y fusilado . Se cuenta que exigió que no le vendaran los ojos, y que, poco antes de escuchar la voz de "¡fuego!", se dirigió a los soldados y les dijo: «Soldados, vosotros no tenéis la culpa. Apuntad bien. ¡Viva la Escuela Moderna! Muero inocente y feliz de…». Nunca se demostró que fuese culpable de lo que se le imputaba.

El juicio y la ejecución de Ferrer i Guárdia motivó una campaña internacional de movilizaciones en todas las principales capitales europeas y que pilló por sorpresa al gobierno español, causando una crisis que hizo que Maura dimitiese.

CONTEXTO HISTÓRICO

El hecho más importante que podemos explicar que ocurre durante la vida de Francesc Ferrer i Guàrdia es la I Republica Española (1873-1874) y la Semana Trágica de Barcelona que le llevó a su muerte.

La proclamación de la I República fue la salida más fácil ante la renuncia de Amadeo de Saboya. Las cortes sometieron a votación la proclamación de ésta que fue aprobada por mayoría. Figueras se colocó como presidente del gobierno. Gran parte de la cámara era monárquica y su voz fue una estrategia para dar tiempo y organizar el retorno de los Borbones a España.

La República nació con pocas posibilidades de éxito, lo que se evidenció

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