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HERENCIA CULTURAL DE MEXICO


Enviado por   •  28 de Diciembre de 2012  •  2.547 Palabras (11 Páginas)  •  8.850 Visitas

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INDICE

INTRODUCCIÓN

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TEMA.- MURALISMO

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CONCLUSIÓN

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BIBLIOGRAFÍA ……………………………….10

INTRODUCCIÓN

La herencia cultural de México es en realidad un mosaico de culturas de las que sobresalen: Olmeca, Maya, Tolteca, Azteca (Mexica).

Lenguas indígenas de México, algunos ejemplos son: Tarahumara, Huichol, Náhuatl, Otomí, Mazahua, Chinanteco, Huasteco, Zapoteco, etc.

Y por supuesto que no podía faltar la maravillosa cocina mexicana, reconocida en todo el mundo como una de las cocinas más ricas, por su variedad y exquisito sabor, que nos identifica y enorgullece cuando nos encontramos más allá de nuestras fronteras, reflejando en cada platillo la alegría y pasión del pueblo mexicano.

La pintura es una de las artes más antiguas de México. La pintura rupestre en territorio mexicano tiene unos 7500 años de antigüedad, el México prehispánico está presente en edificios y cuevas, en los códices mexicas, en la cerámica, en los atuendos, etc.; ejemplo de ello son las pinturas murales mayas de Bonampak o las de Teotihuacán, las de Cacaxtla y las de Monte Albán.

La escultura es una de las artes más antiguas de México. En el México prehispánico está presente en pirámides, santuarios, explanadas y objetos comunales; ejemplo de ello son las esculturas olmecas, mayas, teotihuacanas, tarascas, mixtecas y aztecas.

La presencia del hombre en el territorio mexicano ha dejado importantes hallazgos arqueológicos de suma importancia para la explicación del habitad del hombre primitivo y del hombre contemporáneo. Las civilizaciones mesoamericanas lograron tener gran desarrollo estilístico y de proporción en la escala humana y urbana, la forma fue evolucionando de la simplicidad a la complejidad estética.

La historia es un proceso que todo pueblo vive y que a través de el podemos ver la trascendencia de dicho pueblo, sus aciertos, sus errores, los acontecimientos importantes, sus creaciones, lo que nos dejaron para poder saber de ellos a través del tiempo; lo que hace reconocernos, lo que nos da vida, lo que nos da identidad, lo que nos da orgullo.

La investigación de esta herencia nos lleva a la época del muralismo mexicano, tiempos en que jóvenes entusiastas y artistas luchaban por un fin común. El de dar a conocer su arte, y sus valores los llevaron a dejar plasmada su creatividad en grandes murales.

TEMA: EL MURALISMO

El Muralismo es un movimiento artístico de carácter indigenista, que surge tras la Revolución Mexicana de 1910 de acuerdo con un programa destinado a socializar el arte, y que rechaza la pintura tradicional de caballete, así como cualquier otra obra procedente de los círculos intelectuales.

Propone la producción de obras monumentales para el pueblo en las que se retrata la realidad mexicana, las luchas sociales y otros aspectos de su historia. El muralismo mexicano fue uno de los fenómenos más decisivos de la plástica contemporánea iberoamericana y sus principales protagonistas fueron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. A partir de 1930 el movimiento se internacionalizó y se extendió a otros países de América.

El impulsor de este movimiento fue José Vasconcelos, filósofo y primer secretario de Educación Pública de México quien, tras la Revolución, pidió a un grupo de artistas jóvenes revolucionarios que plasmaran en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México la imagen de la voluntad nacional.

Los artistas tenían total libertad para elegir los temas y mostrar un mundo nuevo sobre las ruinas, la enfermedad y la crisis política surgida tras la Revolución. Influidos por el rico pasado precolombino y colonial, los muralistas desarrollaron un arte monumental y público, de inspiración tradicional y popular, que ponía fin al academicismo reinante, exaltando su cultura y origen precortesiano.

En la práctica, el indigenismo tomó varios cauces. Por un lado está la concepción histórica de Diego Rivera: descripción minuciosa de una idílica vida cotidiana antes de la llegada de los españoles. Por otro, la de José Clemente Orozco, que integra las culturas indígenas en el contexto de una religiosidad violenta; su obra épica la realizó con suficiente ironía, amargura y agresividad como para encarnar una imagen verdadera y convincente del mundo moderno, con su despiadada lucha de clases, teniendo como tema obsesionante el del hombre explotado, engañado y envilecido por el hombre. Sólo David Alfaro Siqueiros se interesó por acercar a la pintura moderna los valores plásticos de los objetos prehispánicos.

El muralismo se desarrolló e integró fundamentalmente en los edificios públicos y en la arquitectura virreinal. Los muralistas se convirtieron en cronistas de la historia mexicana y del sentimiento nacionalista, desde la antigüedad hasta el momento actual. La figura humana y el color se convierten en los verdaderos protagonistas de la pintura. En cuanto a la técnica, redescubrieron el empleo del fresco y de la encáustica, y utilizaron nuevos materiales y procedimientos que aseguraban larga vida a las obras realizadas en el exterior.

El introductor de nuevas técnicas y materiales fue Siqueiros, que empleó como pigmento pintura de automóviles (piroxilina) y cemento coloreado con pistola de aire; Rivera, Orozco y Juan O’Gorman emplearon también mosaicos en losas precoladas, mientras que Pablo O’Higgins utilizó losetas quemadas a temperaturas muy altas. Las investigaciones técnicas llevaron también al empleo de bastidores de acero revestidos de alambre y metal desplegado, capaces de sostener varias capas de cemento, cal y arena o polvo de mármol, de unos tres centímetros de espesor.

Desde 1922 hasta nuestros días no se han dejado de hacer murales en México, lo que prueba el éxito y la fuerza del movimiento. En la década de 1930, la internacionalización del muralismo se extendió a Argentina, Perú y Brasil, y fue adoptado incluso por Estados Unidos en algunos de sus edificios públicos.

Los muralistas vivieron tres etapas primordiales: los veintes, los treintas y la comprendida

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