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HISTORIA ECONOMICA


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  1.531 Palabras (7 Páginas)  •  241 Visitas

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BARRANQUILLA, 11DE JUNIO DE 2013

PENSAMIENTO ECONOMICO

INTRODUCCIÓN

Para Adam Smith, la ciencia económica abarca mucho más que la teoría de precios, producción, distribución, moneda, banca y finanzas, comercio internacional, y crecimiento económico, campos que hoy en día se consideran como especialistas en sí mismas naturalmente que todos estos temas se discuten en el libro de la Riqueza de las Naciones.

El objetivo de los primeros cuatro libros de esta obra es explicar en qué ha consistido la renta del conjunto de la población, o cual ha sido la naturaleza de los fondos que, en naciones y tiempos diferentes, han provisto su consumo de anual. El libro quinto y último aborda la renta del soberano o del estado.

CAPÍTULO I

LA DIVISIÓN DEL TRABAJO

El progreso en la productividad del trabajo al parecer ha sido gracias a los efectos producidos por la división de este. Un ejemplo notorio lo podemos encontrar en la actividad global de una sociedad, si se observa la manera en que actúan algunas manufacturas concretas. La cantidad de trabajadores para estas manufacturas es pequeña, por eso es posible agruparlos en un mismo taller para desarrollar sus tareas a la vista del espectador.

Opuesto a esto tenemos a las grandes industrias, las cuales cubren las necesidades prioritarias de la población. Cada rama de producción tiene tal cantidad de trabajadores que es imposible reunirlos en un mismo taller; es por esto que la división no llega a ser tan evidente, y por ello menos observada, pero si es ejecutada.

Cada individuo se vuelve más experto en su propia rama, por eso es más la cantidad de trabajo que se lleva a cabo en conjunto.

Dicho esto, podemos concluir que la división de trabajo da lugar a una sociedad bien gobernada, la cual nos lleva a una riqueza universal que se extiende hasta las clases más bajas.

CAPÍTULO II

DEL PRINCIPIO QUE DA LUGAR A LA DIVISIÓN DEL TRABAJO

Esta división del trabajo, de la que se derivan tantos beneficios, no es el efecto de ninguna sabiduría humana, que prevea y procure la riqueza general que dicha división ocasiona. Es la consecuencia necesaria, aunque muy lenta y gradual, de una cierta propensión de la naturaleza humana, que no persigue tan vastos beneficios; es la propensión a trocar, permutar y cambiar una cosa por otra.

Así como mediante el trato, el trueque y la compra obtenemos de los demás la mayor parte de los bienes que recíprocamente necesitamos, así ocurre que esta misma disposición a trocar es lo que originalmente da lugar a la división del trabajo.

La certeza de poder intercambiar el excedente del producto del propio trabajo con aquellas partes del producto del trabajo de otros hombres que le resultan necesarias, estimula a cada hombre a dedicarse a una ocupación particular, y a cultivar y a perfeccionar todo el talento o las dotes que pueda tener para ese quehacer particular. La diferencia de talentos naturales entre las personas es mucho menor de lo que creemos; y las muy diversas habilidades que distinguen a los hombres de diferentes profesiones, con mucha frecuencia no son la causa sino el efecto de la división del trabajo.

En conclusión el principio que da lugar a la división del trabajo, es la necesidad que tiene cada individuo de intercambiar una cosa por otra, es decir el fruto de su trabajo por el fruto del trabajo de otro para así satisfacer sus necesidades mutuamente.

CAPÍTULO III

LA DIVISIÓN DEL TRABAJO ESTÁ LIMITADA POR LA EXTENSIÓN DEL MERCADO

Así como la capacidad de intercambiar da lugar a la división del trabajo, así la profundidad de esta división debe estar siempre limitada por la extensión de esa capacidad, o en otras palabras por la extensión del mercado. Cuando el mercado es muy pequeño, ninguna persona tendrá el estímulo para dedicarse completamente a una sola ocupación, por la falta de capacidad para intercambiar todo el excedente del producto de su propio trabajo, por encima de su consumo, por aquellas partes que necesita del producto del trabajo de otras personas.

Hay algunas actividades, incluso del tipo más modesto, que no pueden desarrollarse sino en una gran ciudad.

Concluyendo, podemos afirmar que la extensión del mercado estimula a cada persona a dedicarse a una sola ocupación, a intercambiar el producto de su trabajo por el producto del trabajo del otro y finalmente a suplir sus necesidades

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