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Historia De España


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  3.803 Palabras (16 Páginas)  •  273 Visitas

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Lección IV. LA ESPAÑA VISIGODA.

I. LAS INVASIONES

1. Los primeros reinos germánicos

Superada la crisis del siglo III merced a las reformas de Diocleciano (284-305), a lo largo de los últimos decenios del siglo IV el Imperio de Oriente hubo de enfrentarse a la creciente presión de los pueblos germánicos sobre sus fronteras, y sobre todo de los "godos del Oeste" o "visigodos", quienes derrotaron al emperador Valente en la batalla de Adrianópolis (378), y tras firmar un pacto de hospitalidad con el emperador Teodosio (382), se instalaron dentro del territorio del Imperio a cambio de convertirse en los defensores de su limes fortificado frente a los restantes pueblos bárbaros.

A comienzos del siglo V, sin embargo, nuevos pueblos germánicos penetraron en el Imperio de Occidente. Algunos de ellos, como los suevos, alanos y vándalos, invadieron Hispania tras atravesar la Galia (410). Fue entonces cuando los visigodos decidieron sumarse a estos movimientos, y bajo el liderazgo de su caudillo Alarico invadieron Italia y, en el 410, penetraron en Hispania, ocupando Barcino.

Mientras los suevos se instalaban en la Gallaecia, los alanos se dispersaban, y los vándalos pasaban al Norte de África, los visigodos firmaron un nuevo pacto de hospitalidad con las autoridades romanas (416), y se establecían en gran parte de la Galia y de Hispania, ocupándose de asistir al Imperio de Occidente frente a las nuevas invasiones de pueblos provenientes de las estepas de Asia Central, como los hunos, derrotados en la batalla de los Campos Cataláunicos por un ejército romano-visigodo liderado por el general Aecio y el rey Teodorico, que habría de perecer en combate. Por eso, cuando el 476 el caudillo de los hérulos, Odoacro, depuso al último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, el reino visigodo se convirtió en el más importante de los reinos germánicos sucesores.

2. Del reino de Tolosa al reino de Toledo.

La capital de ese reino, que se extendía desde el río Loira, en la Galia, hasta la Submeseta Sur, en Hispania, habría de radicarse en la ciudad de Tolosa, una de las grandes capitales occidentales del Imperio.

Durante la segunda mitad del siglo V, el reino visigodo conoció su apogeo, como el primero entre los germánicos. El pueblo visigodo, sin embargo, era una minoría en medio de una población galorromana e hispano-romana de la que le separaba, fundamentalmente, su distinta opción religiosa. Los visigodos eran cristianos pero arrianos, discípulos del obispo Arrio, cuyas heréticas doctrinas en torno al dogma de la Santísima Trinidad, les distanciaban de la población occidental, fiel a la ortodoxia cristiana.

Por eso, cuando el soberano de los francos, Clodoveo, que reinaba en los territorios situados entre el Loira y el Rin, se convirtió del arrianismo al cristianismo, la situación de los visigodos se hizo muy inestable, ante la preferencia de la población gala por el rey franco. El año 507 francos y visigodos, dirigidos por sus reyes, Clodoveo y Alarico II, disputaron una batalla decisiva para la suerte de Occidente: Vouillé (Vogladum). Alarico fue derrotado y muerto, el reino de Tolosa desapareció, y los visigodos se instalaron definitivamente en Hispania, fijando su capital en Toledo. Tan sólo el Sureste de la Galia, la llamada "Septimania", antigua Gala Narbonense, siguió bajo soberanía visigoda.

A lo largo del siglo siguiente los visigodos completaron su dominio sobre la Península Ibérica, conquistando el Sabaria (568), Cantabria (574), y el reino suevo de Galicia (585), durante el reinado de Leovigildo, y los territorios levantinos y meridionales ocupados por los bizantinos durante los reinados de Sisenando y Suintila, a comienzos del siglo VII.

3. Asentamiento y unificación social, cultural y religiosa.

Más complejo resultó el proceso de unificación social, cultural y religiosa, El establecimiento de los visigodos se había realizado conforme a un foedus de hospitalidad que entregaba a los invasores dos terceras partes del territorio de la Galia y de Hispania, reservándose el Imperio el tercio restante. Los visigodos, unos doscientos mil en medio de una población total de cuatro millones, no se fundieron con la población autóctona, sino que se establecieron en los centros urbanos y en la Meseta Norte, en los territorios todavía conocidos como "Campos Góticos". La unificación de Hispania, sin embargo, se enfrentaba con diversos obstáculos.

-Desde el punto de vista social, los visigodos tenían prohibido el matrimonio con los hispano-romanos. Además, se trataba de un pueblo guerrero que, a pesar de su creciente romanización, respondía a una conformación casi tribal, agrupada en clanes, muy distinta de la sociedad de Hispania, muy mayoritaria, además. Sólo a partir de la derogación de la normativa sobre matrimonios mixtos por parte del rey Leovigildo, visigodos e hispano-romanos comenzaron a convertirse en un mismo pueblo.

-Desde el punto de vista cultural, los visigodos hablaban una lengua germánica, cuyo substrato resulta todavía visible en el castellano, en la toponimia de buena parte de España, en su derecho histórico, y en sus formas de creación, particularmente en la épica medieval. Su identidad y sus costumbres, a pesar de la influencia romana, eran muy distintas a las hispánicas.

-Pero es el ámbito religioso en donde la distinción entre los arrianos visigodos y los cristianos hispanos abría una diferencia que, en el ámbito político, distanciaba a la Monarquía visigoda de la Iglesia y de sus influyentes obispos, auténticos depositarios de toda forma de autoridad tras el desmoronamiento del orden romano. La brutal represión de la sublevación de Hermenegildo en la Bética por parte de Leovigildo, su padre, condujo al reino al umbral de la guerra civil.

Por eso, cuando al subir al trono el segundo hijo de Leovigildo, Recaredo I, se convirtió al cristianismo en el III Concilio de Toledo, nació una auténtica comunidad política (589). Los cánones de los siguientes Concilios afirman la existencia de un pueblo que habita en un mismo territorio, obedece a una misma autoridad, se rige por un mismo derecho, y profesa una misma religión, en los mismos años que el obispo de Sevilla, futuro San Isidoro, inaugura un nuevo género literario: los cantos a España, la misma España que acaba de nacer como sujeto político.

II. SISTEMA JURÍDICO Y FUENTES DEL DERECHO EN LA ESPAÑA VISIGODA

1. Caracteres generales

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