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Historia De La Educacion En Mexico


Enviado por   •  19 de Febrero de 2015  •  8.220 Palabras (33 Páginas)  •  367 Visitas

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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO

INTRODUCCIÓN

Este ensayo presenta un recuento del problema social que aún es candente en nuestra vida política del país: la educación. Hoy que nos encontramos a cerca de ciento ochenta años de vida independiente, y aun cuando los propósitos no son los mismos, la educación en nuestro país continúa siendo tema de interés por sus implicaciones económicas, sociales, filosóficas, morales, pedagógicas y sobre todo políticas. De ahí, que en cada sexenio el presidente en turno, con su equipo, le impriman los cambios que consideran pertinentes.

Así, en el pasado, desde los orígenes de nuestra nación, asistimos a innumerables cambios ajustándolos a los vaivenes políticos e ideológicos en boga o a los intereses de partidos políticos que pretendían imponer su proyecto de nación.

Francisco Larroyo en su libro Historia comparada de la Educación en México menciona que la vida de la educación se manifiesta, como la de los territorios todos de la cultura, a manera de un desenvolvimiento. Para comprender cada una de sus etapas, es necesario situar una a una de estas dentro de la trayectoria compleja de los acontecimientos de que forman parte, comparándolas con periodos precedentes.

En el trabajo, se trata de resaltar cómo el desarrollo educativo de México está determinado por amplios sectores sociales, que al acceder al control político de la nación imponen su proyecto de nación, en la creencia de que se está respondiendo a los intereses de la mayoría del pueblo mexicano.

LA EDUCACION PREHISPANICA

Comprende desde la llegada de los primeros habitantes a Mesoamérica y Árido América hasta 1519, año en que Hernán Cortés desembarcó en Veracruz.

No existe un criterio unificado entre los investigadores acerca de los orígenes del hombre en América. Sin embargo, la más verosímil, empero, es que este no fue autóctono, sino que llegó al Nuevo Mundo por el Estrecho de Bering, en una de las grandes inmigraciones asiáticas en la época paleolítica de los tiempos prehispánicos.

Para los efectos de este ensayo, el interés se centra en que una vez dentro del Continente Americano, la nutrida migración se fue dispersando por todos los lugares, en busca de regiones ricas en fauna y flora; llevaban una existencia nómada y la tribu era su forma de vida política y social.

González Blackaller establece que esta época comprende desde el doblamiento primitivo de América hasta la iniciación del primer Horizonte Cultural.

De acuerdo a los datos que han aportado las diferentes ciencias históricas, se puede deducir que los primeros hombres que llegaron a América traían un equipo cultural rudimentario, correspondiente al paleolítico superior

En los pueblos sedentarios, la vida educativa adquiere formas nuevas e inusitadas, todo ello en desarrollo paralelo de una evolución progresiva que supone, entre otras cosas, una embrionaria conciencia del tiempo.

Los pueblos sedentarios aprovechan las ventajas de convivir en el mismo lugar, ya que proporciona al hombre sustento y habitación; además de una convivencia estable de los hombres, esto da como resultado la idea de propiedad de la tierra. Surgen por lo tanto, clases sociales, que permiten una más orgánica y eficaz influencia política-económica sobre los individuos y sobre los grupos o pueblos circunvecinos, se inventa una rudimentaria escritura jeroglífica, que es para la vida intelectual, como lo es la agricultura para la vida económica de los pueblos.

Por lo que concierne a la educación, surge la idea acerca de la influencia sobre la prole a fin de que ésta adquiera los usos y destrezas, las costumbres y conocimientos de los adultos. Se trata como lo menciona Francisco Larroyo de una embrionaria educación intencionada que traerá consigo la necesidad y propósito de organizarla en formas adecuadas y permanentes, dando lugar así al nacimiento de rudimentarias instituciones pedagógicas

En Mesoamérica los aztecas o mexicas contaban con instituciones educativas denominadas Calmecac y Telpochcalli

El Calmecac estaba dedicado a educar a los hijos e hijas de los nobles. La educación que recibían era fundamentalmente religiosa y tenía tres niveles: monaguillo, diácono y sacerdote. Se instruía en descifrar jeroglíficos, ejecutar operaciones aritméticas, observar el curso de los astros, medir el tiempo, conocer las plantas y los animales y rememorar los acontecimientos históricos.

El Telpochcalli o “Casa de los jóvenes” estaba destinado a educar a los muchachos de clase media o macehuales , especialmente en el arte de la guerra. En cada calpulli o barrio, existía uno. La enseñanza era ruda y basada en fuertes castigos corporales, tenía tres grados o niveles: instructor, jefe de instructores y director. Los esclavos y siervos no enviaban a sus hijos a la escuela.

Había un tercer tipo de escuela denominado Cuicacalco: en el que se enseñaba a hombres y mujeres la danza, la música, el canto y la educación estética. Además contaban con “educación superior” destinada a personas de los estamentos sociales más altos. Aprendían a computar el tiempo; trazar cartas geográficas; aislar la plata, el plomo, el estaño y el cobre; botánica, zoología y medicina herbolaria.

La educación de los mayas, careció de la organización que tuvo la azteca, sin embargo eran doctos en construcción, estética, astronomía, aritmética (se les atribuye la invención del “0” y el uso de puntos y rayas), arte, medición del tiempo e invención del calendario, música, estrategias de guerra y medicina herbolaria.

LA EDUCACION COLONIAL

En la Colonia se distinguen diversos tipos de enseñanza: la evangelizadora, el adiestramiento en artes y oficios, la femenina, la formación religiosa y la universitaria. Las actividades educativas fueron asumidas por diversas órdenes religiosas. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, los jesuitas llegarían a ejercer una gran influencia intelectual en la sociedad novohispana.

El principal propósito educativo en la época colonial fue la evangelización de los aborígenes. Dicha obra educativa fue iniciada con fervor por los misioneros franciscanos. Juan de Tecto, Juan de Aora y Pedro de Gante formaron la avanzada (1523) de esta Orden religiosa. Un año después tocó tierras mexicanas el segundo contingente de ellos, encabezado por fray Martín de Valencia. La tarea evangelizadora ofrecía serios obstáculos, por el desconocimiento de las lenguas indígenas. De los recursos empleados para vencer estas dificultades, el más ingenioso fue el del monje Jacobo de Testera quien tuvo la idea de hacer pintar en unos lienzos los principales asuntos de la Biblia y, sirviéndose de intérpretes, los explicaba a los indios, además utilizó la escritura jeroglífica para redactar cartillas de la doctrina cristiana. “Tal esfuerzo no obstante, no podía ser plenamente fructífero si no iba encaminado a saber la lengua de los dominados, y ésta se aprendió, por fin. Los vocabularios y las gramáticas indígenas hicieron de la literatura filosófica mexicana del siglo XVI un monumento que honra, a la par que por la labor y el talento que acredita, por el objeto que perseguía, la transmisión de ideas de numerosísimos educadores.”(Ezequiel A. Chávez, La Educación Nacional. “México: su Evolución Social”. México, 1900.)

LA LEGISLACIÓN EDUCATIVA DICTADA POR FERNANDO EL CATÓLICO

La acción educativa de los franciscanos fue favorecida por la legislación educativa dictada por Fernando el Católico (1452-1510), y por la noble y tenaz campaña de fray Bartolomé de Las Casas en favor de los indios. Las leyes sobre enseñanza de Fernando imponen a los encomenderos la obligación de enseñar a leer y escribir y aprender el catecismo a un muchacho de sus tierras, “el que más hábil de ellos les pareciera”, a fin de que estos jóvenes enseñen a su vez a sus compañeros, porque éstos “mejor tomarán lo que aquellos dijeran, que no lo que les dijeran los otros vecinos y pobladores, y si tal persona que tuviere indios no lo hiciere mostrar como dicho es, mandamos que el visitador que en nuestro nombre tuviere cargo de ello los haga mostrar a su costa, y porque Yo y la Serenísima Reina, mi muy cara y muy amada hija, hemos sido informados que algunas personas se sirven de algunos muchachos indios, de pajes, ordenamos y mandamos que la tal persona que se sirviere de indios por pajes, sea obligado de demostrar leer y escribir, y todas las otras cosas que de uso están declaradas, y si no lo hiciere se le quiten y den a otro, porque el principal deseo mío y de la Serenísima Reina, mi muy cara y muy amada hija, es que en las dichas partes y en cada una de ellas se plante y arraigue nuestra Santa Fe Católica muy enteramente, porque las ánimas de los dichos indios se salven”. (Leyes de Burgos de 1912. Ordenanzas en favor de los Indios de Nueva España, 1512 a1542.)

CARLOS V Y LOS COLEGIOS PARA LOS HIJOS DE LOS CACIQUES

Carlos V ordena que sean favorecidos los colegios fundados para educar a los hijos de los caciques y que se funden otros en las ciudades principales, con parejo propósito. “Para que los hijos de los caciques, dice la Ley XI, Libro 1,Título XXIII, que han de gobernar a los indios, sean desde niños instruidos en nuestra Santa Fe Católica, se fundaron por nuestra orden algunos colegios en las Provincias del Perú, dotados con renta que para este efecto se consignó. Y por lo que importan que sean ayudados y favorecidos, mandamos a nuestros virreyes que los tengan por muy encomendados, y procuren su conservación y aumento; y en las ciudades principales del Perú y Nueva España se funden otros, donde sean llevados los hijos de caciques de pequeña edad, y encargados a personas religiosas y diligentes, que los enseñen y doctrinen en Cristiandad, buenas costumbres y Lengua Castellana, y se les consigne renta competente a su crianza y educación.” Asimismo prescribe que se instalen escuelas de lengua castellana para todos los indios. Es también Carlos V quien por vez primera se preocupa por el amparo y educación de los niños huérfanos. En 1535 ordenó, por conducto de su Consejo de Indias: “Que se recogieran los muchos niños vagabundos; que se buscaran sus padres y se les entregaran; que los que se hallaren huérfanos si tenían la edad bastante, se aplicaran a algún oficio; los muy niños que se entregaran a los encomenderos para que los mantuvieran hasta que fueran capaces de entrar de aprendizaje”.

FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS Y SU NOBLE Y TENAZ CAMPAÑA EN FAVOR DE LOS INDIOS

Estas y otras medidas protectoras en favor de los indios no eran en el fondo, sino un aspecto de la política proteccionista que con celo ejemplar inició fray Bartolomé de Las Casas en la Metrópoli. La monarquía oyó las quejas del fraile y nombró una comisión de tres frailes de la Orden de San Jerónimo y a Las Casasle condecoró Protector General de los Indios.

FRAY PEDRO DE GANTE Y LOS PRIMEROS COLEGIOS EN AMÉRICA

Este franciscano fundó la primera escuela elemental en el Nuevo Continente (Texcoco, 1523), “do se enseñaba diversidad de letras, a cantar, a tañer diversos géneros de música”; después estableció en la Capital, la Escuela de San Francisco (1525), que constaba de dos secciones: una en donde se impartía instrucción primaria, otra en la que se enseñaban artes y oficios. La Escuela se conoce también con el nombre de Colegio de San José de los Naturales, en virtud de que fue exclusiva para los indios. Era un internado. Con ello pretendía el padre Gante poner a salvo a los jóvenes de toda influencia nociva exterior.

Estableció, después, talleres de artes en donde trabajaban canteros, herreros, zapateros, talladores, sastres, tejedores. etc. Los niños no hacían estos trabajos que estaban encomendados a jóvenes indios mayores, a quienes fray Pedro recogía, enseñaba y con frecuencia, daba casa y sustento. “A veces el trabajo era ímprobo, ya que no siempre los oficiales españoles querían enseñar su oficio a los indios, porque sabían que aprendiendo los indios el oficio, los productos bajarían necesariamente de precio y los oficiales españoles se verían en la imposibilidad de sostener la competencia. Pero los discípulos de fray Pedro, con astucia, observación y ayuda de su buen maestro, lograban adiestrarse y descubrir los secretos técnicos del arte. Llegaron a imitar de tal manera los productos españoles, que en ocasiones era difícil distinguirlos. “A este respecto refiere Motolinia que un español que tocaba el arrabel, dio tres clases a un indio, pero cuál no sería su sorpresa cuando a pocos días un indio vendía instrumentos iguales al suyo! Otro español vendía fustes de sillas para montar, y un día, mientras comían, desapareció uno, pero al día siguiente, a la misma hora, volvió a su lugar. A unos días de allí unos indios voceaban fustes iguales a los que tan sólo él vendía.” La Escuela de San Francisco llegó a contar con un millar de educandos. Con el tiempo la instrucción impartida en ella comprendió los estudios de Gramática Latina, ya que era necesario proveer de cantores a las iglesias. Arnaldo de Bassacio fue el primer maestro de Lengua Latina en la Escuela de San Francisco y en el Nuevo Mundo.

VASCO DE QUIROGA Y LA EDUCACIÓN RURAL EN LA NUEVA ESPAÑA

La educación rural en la Nueva España nació al mismo tiempo que la instrucción elemental y la evangelización de los indios. Se asoció a la enseñanza rudimentaria relativa al cultivo del campo. Las escuelas para la educación de los indios fueron tomando cierta orientación práctica. En esta tarea, laboraron los jesuitas, los agustinos y los dominicos. Pero quien mejor comprendió el problema de la educación rural, fue el oidor Vasco de Quiroga.

Los Hospitales

Vasco de Quiroga, creó en México (en Santa Fe), hacia el año de 1532 una institución educativa de tipo socialista. (Quiroga era un asiduo lector de la Isla de la Utopía de Tomás Moro). El establecimiento comenzó por ser un asilo para niños expósitos, después se amplió con un hospicio, y terminó por ser su vasta cooperativa de producción y consumo en la que numerosísimas familias llevaban una existencia en comunidad de vida. La Institución fue designada con el nombre de Hospital.

El Hospital era una congregación en la que existía una diversidad de oficios manuales. Había tejedores, carpinteros, herreros, canteros, albañiles. Los niños aprendían estos oficios conforme a sus intereses y el consejo de sus padres. Pero había un oficio común que todos debían practicar y enseñar: la agricultura. El trabajo en el campo no era agotante: solamente se obligaba a los miembros de la comunidad a trabajar seis horas al día. La cosecha se repartía entre todos, tomando en cuenta no sólo el esfuerzo desarrollado por cada miembro, sino también las necesidades de cada familia. Los bienes que poseía la comunidad no podían ser enajenados. Los moradores disfrutaban del usufructo de cuanto pertenecía al Hospital, que estaba bien dotado, merced a los desvelos de don Vasco; pero no podía disponer a su antojo de tales propiedades; no aceptaba pues la propiedad privada: los bienes eran de la comunidad.

Considerados pedagógicamente, los hospitales son escuela-granja. Con ellas se inicia en México el primer sistema práctico de educación rural. Este es el gran aporte pedagógico de Vasco de Quiroga, a quien los naturales llamaban “Tata” que es un tratamiento similar al de “Dios o Padre Superior

LA REAL Y PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

La Real y Pontificia Universidad de México se rigió conforme a las Constituciones de la Universidad de Salamanca. A decir verdad, dichas Constituciones sufrieron no pocas modificaciones durante el siglo XVI y parte del XVII, haciéndolas variables e inseguras. Hasta el año 1645, el virrey Palafox le dio al estatuto universitario una forma definitiva, que aprobó y confirmó el Rey.

La autoridad máxima de la Universidad, conforme a la usanza de las universidades europeas de la época, recaía en el Claustro, integrado por el rector, el maestrescuela y los catedráticos. Más tarde, por orden de Felipe II se incorporaron a él los oidores. El primer rector y maestrescuela fueron, respectivamente, los oidores don Antonio Rodríguez de Quezada y don Gómez de Santillana. El Claustro tenía amplias facultades legislativas y administrativas. A fines del siglo XVI, el Claustro se dividía en Mayor y Menor.

El cuerpo del Claustro Menor se componía del rector, dos consiliarios doctores, uno de Teología y otro en Cánones, dos bachilleres, un secretario, los bedeles y porteros.

El Mayor lo integraban: el rector, el cancelario, cinco consiliarios doctores, alternando en la primera conciliatura un teólogo y un eclesiástico legista; otro jurista seglar o eclesiástico, de los cuales uno debía ser maestro agustino, dominico o mercedario; el cuarto, un doctor en medicina, y el quinto. Un maestro de artes que no tuviera grado mayor. Los tres bachilleres tenían que ser: un jurista, un teólogo y un médico, que no pasara de veinte años. A estos funcionarios se agregaban los doctores incorporados al Claustro, que hacía fines del siglo XVI ascendían a ciento noventa y uno.

El rector de la Universidad estaba investido de amplios poderes. El Rey le concedió grandes prerrogativas y honores. Era supremo juez dentro de la Universidad para conocer y juzgar todos los delitos y faltas que se cometieran dentro de ella; incluso podía nombrar un alguacil de Corte.

Acompañado del decano, el rector visitaba las salas de clase para inspeccionarlas labores docentes. En caso necesario amonestaba y juzgaba a maestros y alumnos que no cumplían diligentemente con sus deberes.

Otra importante autoridad de la Universidad era el maestrescuela, encargado de otorgar los grados académicos y de velar por la rectitud moral de los miembros de la Casa de Estudios. Solamente ante él podía recusarse al rector, en cuyo caso el maestrescuela solicitaba del virrey el nombramiento de un doctor para que “examinase la queja y dictaminase si era o no fundada”.

El bedel de la Universidad era una especie de secretario, nombrado por el Claustro. Se encargaba de citar a Claustro, por orden del rector; publicar el calendario de labores; cobrar y pagar los gastos de la Institución, y otras funciones parecidas. El cargo era ocupado por una persona instruida. Un notario apostólico, Juan Pérez de la Fuente, fue el primer bedel de la Universidad.

Las cátedras fueron conferidas a hombres destacados. La cátedra de Prima de Teología fue cubierta por Fray Pedro de Peña, dominico, después Obispo de Quito, reemplazado por don Juan de Negrete, Maestro en Artes por la Universidad de París; el insigne agustino Fray Alonso de la Veracruz obtuvo la de Escritura Sagrada y después la de Teología Escolástica; el doctor Morones, Fiscal de la Audiencia, ocupó la de Cánones; el doctor Melgarejo desempeñó poco tiempo la de Decreto y le sucedió el doctor Arévalo Sedeño, que vino de Provisor con el señor Montúfar; la de Instituta y Leyes se dio al doctor Frías de Albornoz, discípulo del gran jurisconsulto Covarrubias; en la de Artes enseñó el presbítero Juan García, canónigo; el doctor Cervantes de Salazar entró en la de Retórica, y en la de Gramática fue colocado el doctor Blas de Bustamante, incansable institutor de la juventud. Después fundaron otras, entre ellas la de Medicina y la de Idioma Mexicano y Otomí.

Las cátedras de medicina se instituyeron hasta fines del siglo XVI. En 1582 dictó la primera de ellas el doctor Juan de la Fuente, y en 1595 el doctor Juan Plasencia inauguró la segunda. La cirugía se enseñó hasta ya entrado el siglo XVII. Hacia esta misma época el número de cátedras en la Universidad ascendía a veintitrés.

MÉTODO DE ENSEÑANZA Y GRADOS IMPARTIDOS

El método de enseñanza en la Universidad era el escolástico, cuyo punto departida es la lectura de un texto clásico (de ahí el nombre de lecciones dado a las cátedras). Tocante a la Filosofía y a la Teología, el método escolástico trata de demostrar y enseñar la concordancia de la razón con la fe por un procedimiento silogístico. Para ello, el catedrático fracciona la materia objeto del aprendizaje en varias tesis o proposiciones. A continuación explica el sentido de éstas. Después presenta los argumentos en pro y en contra de dichas proposiciones, con la mira de obtener deductivamente una conclusión en concordancia con los principios de la dogmática católica. Si el punto a debate es de carácter teológico, hay que aducir tres clases de argumentos. El primero de éstos se funda en la Biblia, el segundo en la tradición eclesiástica (Padres de la Iglesia y Concilios) y el tercero en la ausencia de contradicciones, pues la revelación es supra racional pero no anti racional.

Los grados universitarios eran los mismos que los de las universidades europeas: bachillerato, licenciatura o maestrazgo y doctorado, y se otorgaban mediante una ceremonia pomposa por demás, en la que se discutía por los doctores de la especialidad las ponencias que presentaban los examinados.

La Universidad vino a conformar y consolidar el perfil de la intelectualidad novohispana, con rasgos peculiares e inconfundibles. En ella se cultivaron sabios, teólogos, filósofos, poetas cuya gloria sobrepasó las fronteras de la Nueva España.

Hacia fines del siglo XVIII se habían graduado, mil ciento sesenta y dos doctores en los diversos dominios del saber, y veintinueve mil ochocientos ochenta y dos bachilleres.

LA EDUCACIÓN DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA

La Revolución de Independencia, fue un movimiento social cuyo propósito esencial fue la reivindicación de los derechos humanos y sociales fundamentales del pueblo mexicano.

Tuvo causas externas e internas. Entre las primeras están las noticias llegadas de Europa, la invasión de España por José Bonaparte, y las ideas independentistas provenientes de los Estados Unidos de Norteamérica. Las segundas estuvieron dadas por la esclavitud, la discriminación de los criollos por los peninsulares, la pobreza y explotación en que vivían los mestizos, indígenas, negros y castas.

En marzo de 1812 se expidió en las Cortes de Cádiz, la Constitución Política de la Monarquía Española, que en artículo 336 señalaba “…que en todos los pueblos de la monarquía, se establecieran escuelas de primeras letras, en las que los niños aprendieran la lectura, la escritura, el cálculo y el catecismo”.

Don José María Morelos y Pavón.-Convocó al Congreso de Chilpancingo declarando oficialmente la Independencia de México, y expidió la Constitución de Apatzingán de tipo liberal y representativo, que en su artículo 39 señalaba, que la ilustración era necesaria.

En diferentes formas el movimiento iba delineando objetivos que incluían el derecho a la educación y la gratuidad de ésta, aunque en la práctica, no había condiciones para llevar a la realidad los textos legislativos, y la clase dominante seguía teniendo en su poder la educación secundaria y superior.

La consumación de la Independencia.- Ocurrió el 27 de septiembre de1821. La educación pública, de por sí incipiente, prácticamente se extinguió. Los gobiernos de la Independencia tuvieron el reto de construir un sistema educativo o por lo menos, empezar a atender este reclamo social.

En los primeros años del México Independiente nuestro país intenta romper con un sistema de gobierno impuesto por el dominio español. Las primeras décadas se distinguen por el enfrentamiento entre dos grupos políticos que tratan de imponer la forma de gobierno que ellos creen que es la adecuada para el país. Este no encuentra la forma apropiada de gobernar, se observa al ensayar distintos tipos de gobierno (monarquía, república federal, república central y nuevamente federal) mientras el país es presa del imperialismo agresivo del siglo pasado costándole tres invasiones, la pérdida de más de dos millones de kilómetros cuadrados y varios levantamientos armados.

Por esos años era ya conocida y apreciada como empresa educativa seria, la compañía inglesa de Bell y Lancaster. Ellos usaban un método denominado lancasteriano o de enseñanza mutua, que se basaba en que los alumnos más destacados denominados monitores o ayudantes se hicieran cargo de grupos pequeños para enseñarles, bajo la guía del maestro titular del grupo.

La compañía lancasteriana.- Se fundó en México como empresa privada el22 de febrero de 1822 por Manuel Cordoniú, Agustín Buenrostro, Eulogio Villaurrutia, Manuel Fernández Aguado, Eduardo Turreau e Ignacio Rivoll.

La primera escuela lancasteriana se fundó en 1822 a iniciativa del periódico El Sol y llevó ese mismo nombre, fue dirigida por Andrés Millán, se instaló en la Sala del Secreto de la extinta Inquisición.

En 1823 se fundó la segunda escuela lancasteriana en el Convento de los Betlemitas, con el nombre de Filantropía, bajo la dirección de Turreu y Riveroll. Esta empresa creció de tal manera que en 1842 fue designada como Dirección General de Instrucción Primaria, para toda la República. Hacia 1869 la empresa había caído en decadencia y se retiró del país entregando sus planteles al gobierno mexicano, habiendo servido por 68 años.

La Constitución de 1824.- En su Artículo 50 estableció como facultades del Congreso General promover la ilustración y establecer colegios de diversas especialidades, sin perjudicar la facultad de las legislaturas para el arreglo de la educación pública en las entidades federativas.

La educación básica fue incorporando poco a poco metodologías más innovadoras que dejaban atrás el deletreo y el silabeo. En Chiapas don Matías de Córdova fundó una escuela Normal en 1823.

Antonio López de Santa Anna.- Con Valentín Gómez Farías (1781-1858) como Vicepresidente de la República, en ausencia del General Antonio López de Santa Anna, en 1833 dio inicio a la educación cívica y política del pueblo. Junto con José Ma. Luis Mora, fueron los más grandes políticos de la educación, realizando una reforma legislativa radical a fin de suprimir la enseñanza dirigida por el clero, organizaron las tareas educativas del gobierno, crearon la Dirección General de Instrucción Pública con una nueva concepción del problema educativo mexicano y los estatutos de enseñanza libre a favor de cualquier persona para abrir escuelas, promover la creación de escuelas Normales, fomentar la instrucción primaria para niños y adultos analfabetas. Suprimieron la Universidad, a la que se declaró inútil, irreformable y perniciosa.

Las invasiones de Francia, las pérdidas territoriales con Estados Unidos y los constantes enfrentamientos entre liberales y conservadores permitieron que una generación de mexicanos, que ubicamos en las dos primeras décadas del siglo XIX, tomara conciencia de lo mexicano, se sintiera orgullosamente nacionalista y se preparara intelectualmente para enfrentar a las instituciones retrógradas del país con el fin de destruirlas en forma definitiva: el clero y el ejército.

LA JOVEN REPÚBLICA Y LAS PRIMERAS INQUIETUDES EDUCATIVAS

En los primeros años de vida independiente se distinguen por sus inquietudes educativas Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora, Valentín Gómez Farías y el conservador Lucas Alamán. Estos pensadores a pesar de sus divergencias ideológicas y concepción de la forma de gobierno que debería adoptar nuestro país, coincidían en que la instrucción “era uno de los más poderosos medios de prosperidad” por tanto, la educación no debería concretarse a enseñar a leer y escribir, sino que se hacía necesario dotar a las ciudadanos de una formación moral y política acorde al sistema de gobierno que adoptara nuestra nación. “Así pues, es inconcluso que el sistema de gobierno debe estar en absoluta conformidad con los principios de la educación”. (Vázquez 1979: 30)

Es a partir de 1833, que Valentín Gómez Farías llega interinamente a la presidencia de la república, cuando el grupo liberal va a imponer su proyecto educativo concentrado en resolver tres graves problemas para la época: primero someter al clero y evitar su injerencia en los asuntos de gobierno; segundo, disolver el ejército conservador y sustituirlo por una Guardia Nacional, y tercero, implantar una reforma educativa.

Podemos considerar que este intento de reforma, aún con sus limitaciones en cuanto a sus alcances, significó el primer intento serio, de darle a la educación la responsabilidad de formar ciudadanos con una ideología que respondiera al sistema político nacional.

La Educación, para su mejor administración, sería dirigida por una Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito y Territorios Federales y los estados se encargarían de controlar la educación en sus jurisdicciones respectivas quienes delegarían su responsabilidad a los municipios.

Este periodo inmediato a la Independencia, pretende que la educación forme ciudadanos aptos para el ejercicio de la democracia, la defensa del territorio nacional y se fortalezcan los sentimientos nacionalista. Se descubre que se hace necesario que las escuelas incluyan el llamado Catecismo Político y nociones de historia patria; así mismo, encontramos que en este periodo le dan al país un símbolo: la Bandera, que nos identifique y en consecuencia nos distinga de las demás naciones y al final se agrega el Himno Nacional como fortalecimiento del sentimiento patrio. La nación buscaba una identidad, la educación sería la encargada de acentuarla, transmitirla y perpetuarla.

LA ETAPA LIBERAL

Al triunfo de la Revolución de Ayutla, la nueva generación de dirigentes llevaría al país por una radical reforma para salir del caos en que se encontraba. Parte de esta Reforma comprendía a la escuela, que según Juárez ejercía una importante influencia en la moral y los ideales sociales.

El Art. Tercero de la Constitución de 1857 es bastante escueto pues solo se concreta a afirmar que “la enseñanza es libre, la ley determinará que profesiones necesitan título para su ejercicio y con qué requisitos se deben expedir”. Para 1867, después del triunfo de las fuerzas liberales contra el ejército expedicionario de Napoleón III y el frustrado Imperio de Maximiliano, Juárez encarga al Dr. Gabino Barreda redactar la Ley de Instrucción Pública en la que se contempla la instrucción primaria “gratuita para los pobres y obligatoria en los términos que expondrá el reglamento”. (Vázquez, 1979:56), además Barreda se encarga de organizar la escuela preparatoria de acuerdo a principios positivistas.

La obra de Barreda es importante en varios sentidos: primeramente interpreta la historia de México desde el punto de vista positivista, para después reconocer en los liberales los salvadores de la nación y por lo tanto las fuerzas positivas que harían posible el triunfo de su filosofía. La escuela según el positivismo permitiría alcanzar “libertad, orden y progreso”, y de la preparatoria saldría el grupo selecto que llevaría los destinos de la nación. (Barreda, 1978:15)

El crecimiento educativo del México independiente hasta 1874 se vio interrumpido por las guerras constantes del país. De los pocos datos estadísticos que se tienen, revelan que al triunfo de los liberales sobre los conservadores y el imperio de Maximiliano, los esfuerzos educativos se incrementaron.

LA EDUCACIÓN EN EL PORFIRIATO

En el gobierno Porfirista vendrían los adelantos educativos mediante los congresos nacionales de educación y la presencia de importantes pedagogos que sentaron las bases de la educación moderna de México: Enrique Laubscher, Carlos A. Carrillo, Enrique C. Rebsamen, Don Justo Sierra y otros. Estos educadores determinarían el rumbo de la educación nacional de fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Se introducen las nuevas corrientes pedagógicas europeas con la llegada de Rébsamen y la influencia de Pestalozzi y Froebel.

En septiembre de 1882 fue nombrado Secretario de Justicia e Instrucción Pública Joaquín Baranda. Su labor fue rica en realizaciones a lo largo de más de dieciocho años que permaneció al frente del ministerio.

La acción de Baranda se dirigió al aplicar tres grandes medidas que hicieron posible la reorganización del sistema educativo nacional: en primer término, era imperativo impulsar la instrucción primaria y para lograrlo se requería apoyarla formación de los profesores que deberían atenderla; un segundo paso necesario consistía en rescatar los principios de obligatoriedad, gratuidad y laicismo en la enseñanza, a fin de vencer los obstáculos que pudieran oponerse a dichos principios, era necesario el respaldo de una legislación; por último, tendría que unificarse el sistema educativo en todo el país, para lo cual se convocaría a la celebración de Congresos Pedagógicos en donde se definirían los rumbos de la política educativa nacional.

Baranda decretó, en abril de 1883, algunas adiciones al Reglamento de la Ley Orgánica de Instrucción de 1869 con la finalidad de actualizar su contenido y preparar el camino para futuras modificaciones legislativas.

Durante el Porfiriato asistimos a una educación elitista y de alta calidad y en donde la educación superior generalmente se realizaba en el extranjero, pues sería hasta 1910 cuando Porfirio Díaz, para conmemorar el Centenario de la Independencia, y por iniciativa de Don Justo Sierra, se reabre la Universidad Nacional.

IMPULSO LA EDUCACIÓN PRIMARIA.

Fueron creadas numerosas escuelas primarias, entre otras la “Escuela Modelo” de Orizaba, fundada en 1883, y considerada como la primera escuela moderna de México, ya que en ella se pusieron en marcha los postulados de la llamada enseñanza objetiva; las experiencias positivas que se alcanzaron en la institución pronto se difundieron en el país y otras escuelas adoptaron los métodos de la “Escuela Moderna”.

IMPULSO A LA FORMACIÓN DE PROFESORES

Baranda se preocupó por la formación de profesores mediante la creación de nuevas escuelas normales en las que se incorporaron los últimos avances conseguidos en materia pedagógica; asimismo, se buscó unificar criterios en lo relativo a los planes de estudio. Los nuevos planteles fueron La escuela Normal Veracruzana de Jalapa fundada en1886, y la Escuela Normal de Profesores de Instrucción Primaria, establecida en la ciudad de México de 1887

Se integró una comisión formada por Justo Sierra, Leonardo Fortuño y Julio Zárate, encargada de elaborar un proyecto de ley, sus trabajos se realizaron entre octubre y diciembre de 1887.

Contenido de la Ley de 1888.- El 17 de diciembre de 1887 fue aprobado el proyecto por la Cámara de Diputados y el 23 de Mayo de 1888 por la Cámara de Senadores. La ley recogió las principales ideas expuestas por la Comisión.

•La división de la instrucción primaria en elemental y superior, la primera atendida por los municipios, la segunda a cargo del Ejecutivo y ambas financiadas por éste;

•La gratitud en todas las escuelas oficiales de instrucción primaria y la prohibición de que en ellas participaran miembros del clero;

•El nombramiento de los maestros ambulantes en las localidades en que no hubiera escuelas;

•Los nuevos planes de estudio;

•El carácter obligatorio de la instrucción primaria elemental ya fuera en planteles oficiales o particulares en el Distrito y territorios federales; y

•Las normas de vigilancia y las sanciones para los infractores.

Mediante la Ley de 1888 el Estado se comprometía a ofrecer una instrucción obligatoria y gratuita y aunque el documento sólo tendría vigencia en el Distrito y territorios federales, se recomendaba a las autoridades locales su aplicación en las respectivas entidades para alcanzar la anhelada meta de uniformidad en la enseñanza, que era el tercer paso del proyecto educativo de Baranda. En concurrencia, con éste propósito fue convocado en 1889 el Primer Congreso Nacional de Instrucción Pública.

LA EDUCACION POS REVOLUCIONARIA

En el México posrevolucionario, el Estado, al convertirse en rector de la economía, buscó ocurriera el crecimiento. Sin embargo, la inversión en la industria encontró una población con baja escolaridad dinamizar y diversificar la estructura productiva con el objetivo de crear las bases para que, un sistema de educación técnica a nivel artesanal y un sistema profesional con oferta escasa y centrado en profesiones liberales, que en el campo de la ingeniería se dirigía a la formación de agrónomos.

En cumplimiento de las exigencias sociales emanadas del movimiento revolucionario de 1910, los constituyentes de 1917 redactaron el artículo 3° inspirado en los principios de justicia social al consagrar la educación gratuita, obligatoria y laica, para que todo niño mexicano tuviera acceso a ella. Estos principios establecidos en la nueva Constitución era necesario que los pusieran en práctica y va a ser el gobierno del Gral. Álvaro Obregón cuando el país entra en la etapa constructiva y la educación recibe el impulso vital del intelectual revolucionario Don José Vasconcelos, que desde la Rectoría de la Universidad impulsa y fundamenta la idea de la necesidad de establecer una Secretaria de Estado que se encargue de la educación a fin de diseñar y administrar todo lo referente a la cultura que la sociedad del México posrevolucionario exigía.

La formación filosófica, religiosa, humanística y nacionalista de Vasconcelos se va a reflejar durante su gestión al frente de la recién fundada Secretaria de Educación Pública. Concibe su obra como una cruzada nacional que llevará al campo el evangelio de la educación. Inspirado en los religiosos del siglo XVI que realizan la conquista espiritual simultáneamente a la conquista militar, el campesino podría recibir la educación que la época exigía mediante el novedoso sistema de maestros misioneros itinerantes que se dispersaron y recorrieron miles de comunidades en donde era difícil recibir el influjo de la educación formal y de conocimientos prácticos para el pueblo campesino. Las Misiones Culturales fueron elemento fundamental en la obra educativa vasconcelista. Una vez comprobado el éxito de ellas, se fundaron las Escuelas Normales Regionales y la Casa del Pueblo. Realiza También una importante labor editorial para después de editar las obras clásicas, fundar bibliotecas para el pueblo.

Durante la estancia de Vasconcelos en la secretaría, llega a México la influencia de las ideas pedagógicas de John Dewey y su escuela de la acción que se encargó de difundir el Prof. Moisés Sáez, esto hace que a partir de esa época la enseñanza tradicional verbalista reciba la influencia de esta nueva escuela que proponía enseñar al alumno mediante la acción. La escuela del campo va a estar asociada a las actividades productivas.

El acelerado desarrollo de la técnica, los descubrimientos en el campo de la ciencia, así como el auge que las nociones de articulación entre la ciencia y el Estado tuvieron en los países avanzados condujo a los primeros intentos de una política orientada a impulsar el desarrollo científico por medio del mejoramiento de las condiciones de infraestructura y de formación de recursos humanos para la investigación. El sistema de igualdad de oportunidades económicas y sociales del nuevo orden dio lugar a la creación de Escuelas Primarias Industriales de Artes y Oficios, y en 1916 a la Escuela Práctica de Ingenieros Mecánicos Electricistas y a la Escuela Nacional de Química Industrial.

A partir de 1921, el ritmo de las actividades económicas se recuperó y aparecieron nuevas actividades industriales dándose un crecimiento de la ocupación en la manufactura y los servicios y la apertura incondicional a la inversión extranjera. Se crearon también importantes instituciones que configuraron el marco económico, entre ellas el Banco de México en 1925.

El impulso que se pretendió dar a la economía tuvo una orientación, caracterizada por un nuevo proceso de tecnificación, hacia los primeros intentos organizativos de la educación técnica, unificando, en 1923, este tipo de enseñanza al instituirse el Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial en la SEP, del que dependían la Escuela de Ingenieros Mecánicos y Electricistas, la Escuela Técnica de Maestros Constructores y la Escuela de Industrias Textiles e Institutos Técnicos Industriales. Se expandió también el sistema de educación técnica a nivel medio en toda la república, surgiendo el Sistema de Escuela Vocacional Industrial y creándose la Preparatoria Técnica como antecedente para las escuelas de altos estudios: Escuela Superior en Mecánica y Eléctrica, Escuela Superior en Construcción y Escuela Superior de Comercio y Administración.

El impulso nacionalista del gobierno de Obregón dio lugar también a la fundación de la Universidad Popular, la Universidad Obrera y la Universidad Nacional del Sureste (posteriormente Universidad de Yucatán), y en 1925 a la Universidad de Guadalajara, mientras la educación agrícola se consolidó con la fundación de nuevas escuelas y el traslado de la Escuela Nacional de Agricultura a las actuales instalaciones en Chapingo, Estado de México. Sin embargo, en 1930, la oportunidad de acceder a la educación superior estaba al alcance del 1% de la población en edad de recibirla. Adicionalmente, se creó la Sociedad Científica Antonio Alzate con el objetivo de fomentar la actividad científica; en dicho esfuerzo fue determinante la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921.

Como parte del interés en el periodo posrevolucionario por dinamizar y diversificar la estructura productiva, la educación técnica aceleró su crecimiento y se consolidó. La escuela se constituyó en el espacio privilegiado de la formación profesional. Hasta 1929 se introdujeron numerosas innovaciones pedagógicas, administrativas y técnicas que trataron de vincular la educación con la realidad socioeconómica para transformarla. Sin embargo, el desarrollo del sistema educativo no se articuló con el sector industrial, porque tanto las industrias extractivas como las de transformación eran controladas por extranjeros. Si bien el crecimiento de la economía se vio afectado por la inestabilidad política y la crisis económica de 1929 también se propició un periodo en el desarrollo industrial fortalecido por la intervención estatal. La disminución de las importaciones hizo posible construir un aparato industrial nacional que produjo para el mercado interno.

La labor de Vasconcelos está aún presente y los gobiernos posteriores van a acentuar su radicalismo revolucionario, esta postura va a llevarnos a la etapa del cardenismo con su educación socialista.

EL CARDENISMO

El cambio más significativo en el papel de la educación se dio a partir de la década de los años treinta, con la institucionalización de la educación socialista durante el gobierno de Lázaro Cárdenas: la educación pasó de ser un objetivo social a ser un instrumento político. Como resultado, la educación técnica aceleró su crecimiento como una respuesta económica; con el fin de formar cuadros técnicos y profesionales, impulsar la investigación y el desarrollo tecnológico, ampliar el marco de las oportunidades educativas y reducir la dependencia económica del extranjero.

El cardenismo recibe como herencia del no nada más el artículo tercero que contempla la educación socialista, sino también, el sentimiento antirreligioso. Así mismo, el cardenismo hace suyo el problema agrario que los anteriores gobiernos habían soslayado: la entrega de tierras a los campesinos. Junto a este impulso que le da al campesino, también se preocupa por sentar las bases de la industrialización del país.

Estas dos posturas del cardenismo: reparto de tierras e industrialización, serán los dos grandes rubros que van a determinar el tipo de educación de esta etapa. Una educación para el campo a través de la escuela rural en donde está presente la educación vasconcelista y una educación técnica.

Para 1932 se identificaban tres grupos de escuelas técnicas dentro del sistema educativo federal: las destinadas a la enseñanza de formación artesanal, las de formación de obreros calificados y las escuelas de enseñanza técnica superior reorganizadas en el Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial, con el fin de abastecer la exigencia de la producción. Las reformas introducidas en la enseñanza media en 1932 partieron de la diferenciación entre la educación técnica y la enseñanza de carácter universitario, la primera orientada a formar hombres de especialidad concreta y definida, la segunda para formar hombres de pensamiento general.

Esta dirección de la atención educativa agudizó la confrontación entre dos tipos de formación profesional: universitario, de orden humanístico, y tecnológico, de orden científico. La respuesta por parte del Estado fue la creación del Instituto Politécnico Nacional.

Su intención académica se resumió en la orientación profesional técnica en carreras subprofesionales o profesionales y la sustitución, como elección profesional, de carreras liberales por tecnológicas; la intención económica se resumió en la finalidad de preparación de la fuerza de trabajo para vincularse con las necesidades del desarrollo nacional para una economía independiente. A la creación del IPN, la reacción por parte de las fuerzas conservadoras no se hizo esperar y éstas crearon importantes instituciones privadas de enseñanza superior como la Universidad Autónoma de Guadalajara, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Universidad Iberoamericana y el Instituto Tecnológico Autónomo de México.

La creación del Instituto Politécnico Nacional (IPN) propició la incorporación de las escuelas técnicas dependientes de la Secretaría de Educación Pública; tal hecho puede verse como el origen del Sistema Nacional de Educación Técnica, antecedente directo del Subsistema de Educación Tecnológica. También mostró la fuerte intervención del Estado, el cual buscaba la formación de cuadros que posibilitaran el desarrollo industrial y de servicios. En ese contexto se atribuyó a la educación tecnológica la responsabilidad de formar los recursos humanos en apoyo al desarrollo del aparato productivo nacional, convirtiéndola en eje de la política modernizadora para el desarrollo y agente del cambio social, características que la definirían hasta el último tercio de los años setenta.

El discurso gubernamental también hizo explícita la importancia de que fuera el Estado el encargado de organizar, mantener y estimular la investigación científica, lo que dio origen en 1936 a la creación del Consejo Nacional de Educación Superior e Investigación Científica (CONESIC), quien se encargó de coordinar y organizar la educación superior en estrecha relación con la actividad científica, sirviendo de base al desarrollo socioeconómico. Esta intervención se vio fuertemente limitada tanto por la insuficiencia de una infraestructura educativa como por el reducido apoyo y desinterés por parte de los diversos sectores sociales del país.

La orientación socioeconómica del cardenismo (1934-1940), se tradujo en la intensificación de la reforma agraria, el apoyo a la organización y la lucha obrera, la creación de una conjunto de empresas estatales, el desarrollo de las comunicaciones, la reorganización del sistema financiero, la utilización de la política fiscal con fines de manejo económico, el fortalecimiento del Estado y una política exterior independiente. Esta política nacionalista propició el desarrollo de la infraestructura económica del país al crear la Comisión Federal de Electricidad, Altos Hornos de México, la expropiación de las compañías petroleras en manos extranjeras y la nacionalización de los ferrocarriles, así como la ejecución de programas destinados a diversificar la producción y el comercio exterior.

El rasgo característico de ese periodo fue la preferencia, en el discurso político, de la ciencia y la técnica como elementos esenciales para los cambios estructurales de la economía nacional, y la capacidad del Estado para unificar variados esfuerzos dando forma a lo que posteriormente llegaría a ser el subsistema de educación tecnológica.

La educación técnica experimentó una progresiva adaptación a las necesidades económicas y sociales, y estrechó los vínculos con el sector productivo, particularmente en la industria de energéticos, con la modernización de la industria azucarera y la nacionalización de los ferrocarriles. La formación profesional tecnológica se relacionó directamente con las necesidades del sector productivo; existió un mercado profesional que creció, ampliándose el campo de la práctica profesional de los ingenieros, particularmente con la ausencia de tecnología extranjera después de la nacionalización de la industria petrolera.

Entre los pedagogos que influyeron en este periodo, tenemos al mexicano Rafael Ramírez y los extranjeros “Makarenko, Blonski, Pinkevich y Pistrak”. (Meneses, 1988: 568) Continúan las ideas pedagógicas de Dewey en donde la propuesta de la Escuela Activa se ajusta a las condiciones del campesino mexicano como escuela de la acción donde se aprendería a explotar la tierra y sentaría las bases para la industrialización.

El profesor Cupertino de la Cruz López, originario de Mazapa de Madero, Chiapas, nos describe que por educación socialista se entendía ayudar a los campesinos a gestionar obras de carácter social para la comunidad, el luchar por la formación de cooperativas de consumo, el tramitar ante las autoridades correspondientes el establecimiento de ejidos, la enseñanza de varios tipos de actividades pues la educación normal que se recibía comprendía la enseñanza de carpintería, ebanistería, sastrería, panadería, primeros auxilios, conservación de alimentos, apicultura, porcicultura, horticultura y otras más.

También por educación socialista muchos maestros entendieron la lucha que habrían de dirigir contra los terratenientes y la fundación de ejidos, este es el caso del profesor Noel López Rico y que en la región cafetalera del Soconusco organizó y participó en la fundación de siete ejidos con tierras pertenecientes a cafeticultores alemanes.

Entre otros objetivos esta educación socialista pretendía:

• Integrar a la mujer a la vida nacional dándole derechos políticos y económicos. La escuela empezó por lograr la igualdad entre hombres y mujeres, implantando la coeducación, que asustó a muchos padres.

• Extirpar enfermedades y vicios de la sociedad mexicana. Campaña contra la tuberculosis, parásitos, alcoholismo, juegos de azar y fanatismos.

• Alfabetizar al pueblo.

• La lucha anticlerical pasó a segundo plano y se combate de manera indirecta a través de las orientaciones sociales y los fundamentos de la ciencia.

• En el terreno propiamente pedagógico el trabajo dentro del aula se organizaba en torno a tres complejos: la naturaleza, el trabajo y la sociedad. (Lerner, 1989: 89)

Las condiciones internacionales de la Segunda Guerra Mundial hicieron que la política cambiara de rumbo y a esta etapa “socialista” le seguirá otra que buscará la confraternidad internacional y la unidad nacional a través del gobierno de Ávila Camach

CONCLUSIONES

Es necesario que la sociedad retome su verdadero papel, preocuparse por sus propios hijos en su casa. Educarlos en la verdad y el respeto por sus maestros y no devaluar la imagen de los educadores frente a sus hijos. Es necesario que padres y maestros luchen unidos por el bien de los niños y, en consecuencia, del país. El mundo del futuro seria de los pueblos mejor educados y aún estamos a tiempo de ser parte de ese futuro con un papel estelar. No se llega a ningún lado jalando la cuerda hacia ambos lados, es necesario que jalemos todos con el mismo rumbo y de forma coordinada. Es necesario que se delimite la responsabilidad de la educación.

Los maestros son responsables en las aulas y los padres son responsables en la casa. En mi opinión, la responsabilidad mayor es la de los padres, pues son el contacto primario de sus hijos con la educación. Además, los niños pasan más tiempo en casa que en la escuela. Los padres deberían preocuparse más de como gastan el tiempo sus hijos en casa viendo televisión o jugando videojuegos, que dé como trata de educarlos el maestro. Y la responsabilidad del maestro es permanecer constantemente actualizado para brindar una educación de calidad como requiere el país. Una educación que fomente el libre pensamiento, el respeto por las personas y las instituciones, el gusto por la lectura y el amor por México y todo lo que representa el país. El maestro tiene la responsabilidad de ser congruente con lo que enseña y su forma de comportarse, a fin de dar un muy buen ejemplo. En fin, es necesario que nos pongamos la camiseta del país para poder salir adelante. Uniendo esfuerzos por el mejor futuro de nuestro futuro: Los niños de México.

BIBLIOGRAFÍA

• Guevara Niebla, Gilberto. La educación socialista en México. SEP.1985

• Lerner, Victoria. La educación socialista. Historia de la Revolución Mexicana.1978. El Colegio de México.

• Meneses Morales, Ernesto. Tendencias Educativas oficiales en México. 1983 Porrúa.

• Francisco Larroyo . Historia comparada de la educación en México

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