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Historia De La Educacion En Mexico


Enviado por   •  16 de Febrero de 2014  •  2.520 Palabras (11 Páginas)  •  244 Visitas

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Juan Jacobo Rousseau nació en Ginebra en el año 1712. Huérfano de madre al nacer, su padre se encargó de él, dándole este una instrucción y enseñanza, pues mientras el padre trabajaba, Rousseau le leía en voz alta. Rousseau fallece en el año 1778.

En este ensayo se estudiara a partir de sus obras, el pensamiento que Rousseau tenia.

Para el año de 1754, Juan Jacobo Rousseau publica sus primera obras, destacando entre ella, el Emilio, tal obra, causó revuelo por la heterodoxia de la profesión de la fe. Misma que en Paris causo su detención.

Al Rousseau escribir sus tesis y obras, es consciente de que no ofrece soluciones a los lectores, si no que plantea problemas para ellos, para Juan Jacobo Rousseau, cada una de sus obras, hablan sobre la naturaleza del hombre, la sociedad, la educación de cada uno de ellos, Rousseau se mostró como un fuerte opositor de las prácticas tradicionales de crianza de los niños, que exigían el control de las relaciones afectivas para apresurar su proceso de desarrollo e integración a la vida adulta.

Planteaba que al nacer el niño sólo posee la capacidad de aprender a través de la experiencia y que la educación es el instrumento mediante el cual podrá desarrollar todas las facultades que posee. La educación debía concebirse como un proceso continuo que empieza desde el nacimiento y sigue el desarrollo natural de las facultades latentes del niño: la sensación, memoria y comprensión, por lo que proponía una educación que tomara como punto de partida la naturaleza del niño. Con la educación natural que proponía, Rousseau refleja una concepción de la etapa de la infancia como diferente de la adulta.

Rousseau refleja una concepción de la etapa de la infancia como diferente de la adulta.

El proceso educativo debía basarse en una visión centrada en el niño y en un trato pedagógico distinto al que se le venía dando.

La esencia del pensamiento de Rousseau es que para educar al hombre, en particular al niño se debe seguir una secuencia correcta: de conocimiento.

En su obra educativa, Rousseau desarrolla principios fundamentales que, a través del tiempo, han representado la base en que se sustentan la mayoría de los modelos pedagógicos de la educación infantil

III. LIBRO PRIMERO “EL EMILIO”.

El libro primero trata sobre la etapa de la infancia, argumentado en primera instancia la importancia del proceso educativo en el niño desde que nace, ya que todos los seres humanos nacemos débiles y necesitamos fuerza, ya que la educación es un logro indispensable.

Señala que la educación no debe de jugar a educar a dos tipos de hombres, uno para sí mismo y otro para la sociedad o para la patria; de este modo el autor nos plantea que no se debe de tomar en cuenta la educación del mundo, porque como ésta se propone dos fines contrarios, sólo es buena para hacer dobles a los hombres.

Para Juan Jacobo Rousseau no se considera institución pública esos tipos de establecimientos llamados colegios. Ya que a su punto de vista no sirve más que para hacer dobles a los hombres, que con la apariencia de proporcionar beneficios a los demás, jamás hacen nada que no sea en provecho propio.

Al igual Rousseau tampoco toma en cuenta la educación del mundo; El hombre se encuentra en conflicto entre dos principios distintos, “ser para sí o ser para los demás”, pero cuando es para los demás pone en peligro su propia libertad, su autonomía. La educación de liceo como la llama el autor contribuye a esta doble función. Desde el momento en que nace el niño inicia su aprendizaje, se comunica a través del llanto, siendo este el medio por el cual da a conocer su insatisfacción y sus padecimientos; y empieza a adquirir todo aquello que rodea su mundo: el lenguaje, su habla, su motricidad. Dicha adquisición de conocimiento empieza por el desarrollo de sus sentidos y a medida que crece el niño, esté adquiere dichas experiencias por actividades como el juego.

Rousseau nos explica que el proceso educativo debe empezar a entenderse desde la naturaleza del niño, de sus características particulares y reconocer que el niño reconoce el mundo exterior no por explicaciones de un libro sino haciendo uso de sus sentidos. A partir de lo anterior, se logra reconocer la importancia del acompañamiento y compromiso de los padres como primeros maestros, quienes deben guiar al niño en el camino del reconocimiento, ellos ya reconocen el mundo y pueden orientarlo.

La orientación que hacen los padres a sus hijos debe darse desde la misma libertad, siendo está muy importante para el pequeño.

Rousseau argumenta que el hombre nace esclavo dentro de la sociedad en la cual se encuentra, al respecto nos dice: “el hombre civilizado nace, vive y muere en esclavitud; al nacer le cosen en una envoltura; cuando muere, le clavan dentro de un ataúd; y mientras tiene figura humana, le encadenan nuestras instituciones” Una solución para que esta esclavitud, tanto del cuerpo como del alma no suceda, es permitir que la educación busque prepararlos para la vida, no esconderlos de ella, los hijos deben reconocer el mundo, sus aspectos reales, tanto positivos como negativos y saber cómo actuar ante sus eventualidades, no se forma a una persona poniéndole ligaduras o impidiendo su movimiento, se forma a partir de sus propios movimientos, indicándole cuales son las consecuencias de tomar diferentes caminos y guiándolo por ellas, para que su paso sea adecuado y enriquecedor. Muestra que en gran medida la responsabilidad de esta solución es de las madres, “Es a ti a quien me dirijo, tierna y prudente madre, que has sabido evitar la gran ruta y librar del choque de las opiniones humanas al naciente arbolillo. Cultiva y riega la tierna 'planta antes de que se muera; de ese modo, sus frutos ya sazonados serán un día tu delicia. Forma a su debido tiempo un círculo alrededor del alma de tu hijo; luego puedes levantar otro, pero sólo tú debes poder apartar la valla”; también señala que “cuando las madres se dignen criar a sus hijos, las costumbres se reformarán en todos los corazones”, son ellas quienes deben guiar y acompañar, pero en ocasiones, y en la actualidad es común ver como ellas, por su miedo o por su sobreprotección o negligencia obstaculizan la formación, delegando en otros lo que ellas deben hacer por sus hijos: formarlos, amarlos y hacerlos libres para conocer.

Juan Jacobo Rousseau señalaba que los problemas que se presentan al no cumplir con los deberes familiares “…todo el orden moral queda alterado, lo natural se extingue en todos los corazones, el interior de las casas es menos vivaz; el tierno espectáculo de una familia naciente ya no produce apego a los maridos ni atenciones a los extraños; es menos respetada la madre cuyos hijos confía a otra mujer, no hay vida familiar, los vínculos de la sangre no los fortalece la costumbre; no hay padres, ni madres, ni hijos, ni hermanos, ni hermanas; si apenas se conocen entre sí.

IV. LIBRO SEGUNDO

El segundo escalón en la vida de un niño es cuando termina su infancia, deja de llorar y empieza a hablar, es el momento en que pueden decir con palabras sus padecimientos, abarcando aproximadamente de los 6 a los 12 años.

Cuando el niño llore o grite, no deberá ponérsele mucha atención, sino hasta que se tranquilice entonces será conveniente acercarse a él, y ver lo que le sucedió, si tiene algún daño evaluarlo, después tranquilizarlo y por último esperar su recuperación.

Hay que dejar que los niños experimenten, sientan, si se hacen algún daño aprendan de sí mismos, sin ser imprudentes y tenerlo vigilado.

En medio de llantos, castigos, amenazas y esclavitud, se va la edad de la alegría. Por ello la importancia de amar la infancia, favorecer los juegos, sus deleites, su amable instinto así como disfrutar de la naturaleza. El que menos penas padece es el más feliz, y el más miserable el que menos placeres disfruta.

Al estimular las facultades virtuales de los niños se despiertan y precede la imaginación.

A veces los padres y maestros no dejan que el niño desarrolle su flaqueza y al hacerlo le impiden que desarrolle sus facultades, sus habilidades. Que sepa convivir con la naturaleza, el niño es curioso, debe descubrir sus debilidades, padecer por ellas, depender no obedecer, pedir no mandar.

Hay dos especies de dependencias, la de las cosas que nacen de la naturaleza y la del hombre que se debe a la sociedad. Como la dependencia de las cosas carece de moralidad, no perjudica a la libertad ni engendra vicios. Para fortalecer el cuerpo y hacer que crezca, tiene la naturaleza medios que nunca deben ser rechazados. No se ha de obligar al niño que este quieto cuando quiere andar, ni a que ande cuando quiera estar quieto.

hay que enseñarles a los niños fórmulas de cortesía, ya que ellos están acostumbrados a hacer lo que quieren, haciendo berrinches y llorando, pero para esto se les debe quitar la arrogancia, enseñándoles a pedir las cosas, rogando en vez de mandando. No hay que acostumbrarlos a conseguir todo, pues verán satisfechas sus necesidades con facilidad, después esa mala costumbre será difícil para él, cuando algo se le niegue, primero querrá el bastón, después pedirá el reloj, después un pájaro que vuela y así sucesivamente. A los hijos no se les debe dar algo porque lo pide, sino porque lo necesita, y no debe hacer nada por obediencia sino sólo por necesidad. Lo que se les conceda a los niños tendrá que hacerse con gusto, sin condiciones, cuando se empeñe en obtener algo deberá tener la habilidad para saber decirle que no, pero de una buena manera, no como algo reprobable.

Antes de formar un hombre, es preciso serlo uno mismo. Ser un humano justo, no hacer limosnas sino caridad, porque alivian más las obras de misericordia que el dinero, al amar a los otros serás amado, al servirlos te servirán.

Es necesario tener mucho cuidado con los ejemplos que ve el niño ya que es una forma de instruirle, las impetuosas pasiones producen gran efecto en el pequeño que las presencia.

Rousseau no se nombra sabio ni filósofo, sino un hombre sencillo, amante de la verdad, sin partido ni sistema: un solitario que como comunica poco con los hombres, que al contar con menos ocasiones para empaparse en sus preocupaciones, goza de más tiempo para reflexionar acerca de lo que le choca cuando con ellos trata.

Emilio muy tarde enteraría lo que es mentir, y su padre haría lo posible por desarraigar todo el interés por ocultar la verdad.

Si un padre quiere que su hijo sea fiel al cumplimiento de su palabra debe ser prudente al exigirlo.

El autor hace mención en su libro que al niño primero le hacen amar todos los vicios pero les prohíben que los contraigan, además si pretendían hacerlos piadosos los llevaban a que se aburrieran a la iglesia. Jamás se deben dar al niño cosas de las cuales no conozca su valor. Existen dos tipos de caridad en el niños:

- El dar aquello que no les sirve o bien,

- Lo que les han de retribuir.

Se dice que en ciertos momentos el niño es un ingenuo sublime, después un tonto, y siempre todo esto será erróneo, por que es sólo un niño.

Se debería tratar como a su edad es propio, de los niños atolondrados se hacen los hombres vulgares. Se debe respetar su infancia y no juzgarla ni para bien ni para mal. La naturaleza es quien debe obrar en el tiempo, no hay que hacerlo en su lugar.

El autor indica que por ejemplo cuando un niño es bueno será fácil hacerle dormir o velar, según se quiera, pero al estar acostado fastidiará con su charla a su criada, pero para esta acción el mejor modo de hacerlo dormir es fastidiándolo a él.

Si sucediera que un niño indolente tuviera la inclinación por la pereza, no se debe dejar al niño con este vicio pues lo entorpecerá totalmente, este caso deberá administrársele un estimulante que lo despierte. Entendemos que no se trata de hacerle obrar por fuerza sino por algún apetito que le excite.

Algo muy importante es enseñar cosas que en realidad tengan un fin específico y que sean de gran ayuda para un determinado momento. Así todos los jóvenes educados con esmero aprenden a montar a caballo, porque cuesta caro; pero ninguno aprende a nadar pues no cuesta nada. No obstante, sin haber entrado en un picadero, cualquiera monta a caballo, se tiene firme y se sirve del cuando lo necesita; pero dentro del agua el que no sabe nadar se ahoga y ninguno nada sin haber aprendido.

Rousseau menciona que su hijo Emilio nunca aprendería nada de memoria, ni siquiera fábulas; dice que al niño no le sirve ni necesita un análisis detallado o complicado de fábulas, puesto que ni siquiera la podrá entender, porque las palabras le serán algo difíciles, con que el niño se imagine de que trata la fábula y le llame la atención, con eso sabrá el contenido y mensaje que le quiere decir, sin hacer un análisis tan detallado. Si el niño no aprende del maestro aprenderá de sus compañeros, si con la verdad no prevés el error, aprenderá mentiras; las preocupaciones que se teme darles, las recibirá de todo cuanto a él se acerca; se introducirán por todos sus sentidos, o estragarán su razón aun antes de que se forme; o bien, entorpecido su entendimiento por tan dilatada inacción, que se absorberá en la materia.

El autor también plasma la idea de que el niño será torpe si siempre le están diciendo que hacer: por ejemplo, vete, vente, quédate, haz esto, haz aquello, etc. Si son conducidos sus brazos por la cabeza del maestro, la suya le viene siendo inútil. Él alumno debe de pensar y hacer las cosas por sí mismo, sin que alguien le esté diciendo que hacer, ellos deben aprender de sus errores y levantarse solos de ellos, sino de que les servirá su cabeza, solo les será de simple adorno.

Rousseau plantea el ejemplo de un niño, bien educado o mejor dicho de una especie de ello, el pequeño rodeado de libros a los cuales menciona como “tristes muebles para su edad” y a cargo de la mano de un hombre severo y enojado; a este niño contrapone otro pero diferente, aquel que posee la viveza de su edad, tiene la presencia despejada y libre, jamás se apegó a un libro, haciendo una comparación el primer niño será culto, memorístico, letrado, sabrá leer los libros que le pongan, pero el segundo tendrá ideas rectas pues nada sabrá de memoria, tendrá más experiencia, quizás no leerá tan bien los libros, pero podrá leer mejor la naturaleza, solo hablará un idioma pero entenderá lo que dice, y si no habla tan bien como los demás, éste obrará mejor.

Para un niño todas las personas son iguales, no ve clases sociales, ni otorga preferencia nadie, hay que dejarle que obre, sin decirle nada, solo contemplar lo que hace y el modo en que lo efectúa.

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