Historia del Trabajo Social en Colombia: de la Doctrina Social de la Iglesia al pensamiento complejo
jsgonzalaez2 de Mayo de 2012
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HISTORIA DEL TRABAJO SOCIAL EN COLOMBIA: DE LA DOCTRINA
SOCIAL DE LA IGLESIA AL PENSAMIENTO COMPLEJO*
Por: Profesora Gloria Leal L. y Profesor Edgar Malagón B.
1. ESTADO DEL ARTE A NIVEL LATINOAMERICANO.
El presente artículo se deriva de un esfuerzo por perfeccionar el proyecto de
investigación “Historia del Trabajo Social en la Universidad Nacional de
Colombia”, elaborado en el marco del programa de investigación sobre la
historia de los saberes en la Facultad de Ciencias Humanas de esta
universidad. Con tal intención y tomando en cuenta la escasez de la
producción bibliográfica sobre el tema para Colombia y para la Universidad,
se decidió llevar el levantamiento bibliográfico a nivel Latinoamericano lo que
permitió redimensionar la formulación del problema de investigación. La
conclusión más interesante de este ejercicio es que la reflexión sobre la
historia del Trabajo Social en el contexto latinoamericano, tiene que
replantearse pues presenta varias incongruencias importantes.
La primera de tales incongruencias consiste en leer la historia de la profesión
en el surgimiento de un dispositivo de ayuda inspirado en la caridad de corte
cristiano católico y centrado en la atención de los pobres, llamado Asistencia
Social. Tal idea hace creer que la acción filantrópica voluntaria, traída con el
proceso de conquista y colonización generó las así llamadas “protoformas”
del Trabajo Social. En Colombia este equívoco conduce a pensar que los
inicios del Trabajo Social datan de principios del siglo XX, cuando en realidad
la primera escuela se fundó solo hasta en 1936. Es posible que las
organizaciones filantrópicas hubieran alcanzado una cierta presencia a
principios del siglo pasado, pero esto sólo representa una de las sinergias
que posteriormente condujeron a la fundación de las primeras escuelas de
Trabajo Social en Latinoamérica y en el país.
La segunda inconsistencia está relacionada con un encuadre sesgado que
condujo a desestimar los desarrollos que tuvo el Trabajo Social antes de
1970 por considerarlos bajo la influencia del ideario católico,
“asistencialistas”, funcionalistas y comprometidos con la perpetuación del
sistema. Tal descalificación, ha sido una constante en la literatura existente
sobre la historia del Trabajo Social Latinoamericano, lo que ha producido que
este período no haya sido investigado y que las publicaciones sobre el mismo
sean escasas.
Una tercera incongruencia, resultado directo de la anterior, consiste en la
construcción de periodizaciones mesiánicas en las cuales el pensamiento
elaborado entre los setenta y los noventa se muestra como el completo y
verdadero Trabajo Social. Según una de estas:…la Asistencia Social más
próxima a la beneficencia, es una acción puntual tendiente a paliar las
emergencias sociales. El asistente social es el protagonista de la acción que
trabaja para las personas con necesidades materiales las que son receptoras
pasivas, espectadoras de lo que aquel hace. La creación de asociaciones
institucionalizó el Servicio Social como profesión, con una acción mássistematizada más técnica fundada en el reconocimiento de los derechos
sociales de las personas a ser atendidos por el estado en sus necesidades.
Repite, en buena, medida, la acción asistencialista de atender lo inmediato.
El profesional sigue siendo un dador, un mero facilitador de recursos, un
solucionador de problemas...Tanto la Asistencia Social como el Servicio
Social al considerar las personas como objetos reproducen la ideología
dominante a través del control que llevan a cabo sobre lo cotidiano de esas
personas… El Trabajo Social en la acepción que le dio la
reconceptualización, en tanto trabaja con las personas más que centrarse en
el problema, puso en énfasis en la realidad en donde este se produce, en el
cómo los sujetos vivencian sus problemas y en el cómo interviene en la
acción liberadora de sus situaciones (Kisnerman, 1998: 91).
Esta visión impide identificar, interpretar y estimar las significaciones del
pensamiento y de los saberes que participaron en la construcción del Trabajo
Social. La descalificación del ideario católico por ejemplo, no permite valorar
la importancia ética y política que tuvo la doctrina social de la Iglesia, tal vez
una de las expresiones más progresistas del catolicismo, ni entender el papel
que esta pudo cumplir en la formación de los trabajadores sociales y en el
ejercicio de la profesión. Deriva en que la literatura existente sobre la historia
del Trabajo Social Latinoamericano no alcance a leer su desarrollo disciplinar,
pues se encuentra construida en una concepción que lo impide: por un lado
aparece la mitificación de la llamada praxis social, dominante en las
discusiones que intentaban definir el carácter del Trabajo Social, y que
ocasionó el desdeño por lo que en su momento se llamó investigación
“especulativa” o de “escritorio”; por otro, la destitución de lo construido antes
de los setenta hizo invisible lo propio del Trabajo Social, velando la
posibilidad de deslindar un campo particular de investigación. Esto derivó
hacia un énfasis excesivo por lo interdisciplinario que también sirvió como
estrategia elusiva frente a los interrogantes sobre el campo disciplinar,
posición reforzada desde el paradigma de la totalidad marxista, tan insistido
en los años de la reconceptualización.
No obstante también debe reconocerse que el debate sobre lo disciplinar es
de muy reciente aparición y que tal vez constituya uno de los últimos
referentes para interpretar la historia del Trabajo Social latinoamericano y
colombiano. Sin embargo, una vez apareció tomó la forma de una hipótesis
desafortunada, según la cual esta transición implicaría una supuesta
desaparición de la profesión en aras del desarrollo disciplinar, considerado
como superior. En realidad lo que parece existir a partir de los ochenta es la
configuración de dos líneas de desarrollo para el Trabajo Social, paralelas y
relacionadas, con sus propias autonomías pero igualmente válidas: La
profesión consolidada en algo más de 65 años y la disciplina que empieza a
constituirse en una inquietud intelectual a partir de los años setenta del siglo
pasado.
Por lo anterior resulta muy razonable la posición de Nidia Alywin, trabajadora
social chilena, profesora de la Universidad Católica de Chile quien afirma
que:Lo que sucede en el Trabajo Social a mi parecer, es que los elementos
negativos se destacaron tanto en la literatura y la docencia en el momento de
la reconceptualización, que llegaron a influir más que los positivos. Y esa
situación no ha cambiando hasta hoy. Dudo que haya otra profesión que se
cuestione tanto a sí misma y que presente en forma tan descalificadora el
pasado profesional...Las respuestas que la reconceptualización buscó
alejaron este proceso de la práctica profesional. En parte ella refleja la
desvalorización de la práctica profesional que compartían los
reconceptualizadores, impulsada en gran medida por los cientistas sociales
que se desempeñaban como docentes en las escuelas de Trabajo Social, los
que lógicamente no la conocían...Cabe preguntarse en que medida estas
narrativas del pasado que se construyeron durante la recnceptualización son
adecuadas a la realidad que pretenden describir y reflejan con justicia los
esfuerzos profesionales del pasado...El desconocimiento de las
potencialidades y logros de la práctica del Trabajo Social condujo ver solo
sus carencias y limitaciones. (Alywin, 1999:14).
La interpretación de la historia del Trabajo Social latinoamericano se inicia en
la década de los setenta, como una de las expresiones de un movimiento
académico y político que intentaba renovar los encuadres filosóficos, teóricos
y metodológicos de la profesión, conocidos como “La Reconceptualización”.
Este movimiento se originó en Chile y Argentina hacia mediados de los
sesenta y luego se extendió por todo el continente latinoamericano. Con el
auspicio de organizaciones académicas como el Centro Latinoamericano de
Trabajo Social CELATS y la Asociación Latinoamericana de Escuelas de
Trabajo Social ALAETS se dio comienzo a las investigaciones y
publicaciones sobre este aspecto. Sin embargo, transcurridos 34 años, el
volumen bibliográfico sobre la historia del Trabajo Social no es muy extenso.
En este esfuerzo se alcanzaron a identificar 35 publicaciones que se
clasifican en trece libros, cuatro capítulos de libros, quince artículos en
revistas y tres artículos en Internet.
El análisis sobre el estado del arte de la historia del Trabajo Social
Latinoamericano pone en evidencia la necesidad de releer esta en una
perspectiva más interpretativa y menos ideológizante. Una investigación
...