ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Hobsbawm-"histria Del Siglo XX"- Capitulo 5-


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  1.974 Palabras (8 Páginas)  •  2.524 Visitas

Página 1 de 8

CAPÕTULO V: CONTRA EL ENEMIGO COM⁄N

El factor que impulsÛ la uniÛn contra Alemania fue que era una potencia fascista. Lo que estaba en juego no era

sÛlo el equilibrio de poder entra las naciones-estado que constituÌan el sistema internacional, y que la polÌtica de

occidente habÌa de interpretarse no tanto como un enfrentamiento entre estados, sino como una guerra civil

ideolÛgica internacional. La frontera no separaba al capitalismo y al comunismo, sino al ìprogresoî y a la

ìreacciÛnî.

Fue una guerra internacional porque suscitÛ el mismo tipo de respuestas en la mayor parte de los paÌses

occidentales, y fue una guerra civil porque en todas las sociedades se registrÛ el enfrentamiento entre las fuerzas

pro y anti-fascistas.

En 1935 Alemania denunciÛ los tratados de paz y volviÛ a mostrarse como una potencia militar y naval de primer

orden y abandonÛ desdeÒosamente la Sociedad de Naciones. Mussolini, mostrando el mismo desprecio hacia la

opiniÛn internacional, invadiÛ ese mismo aÒo EtiopÌa, que conquistÛ y ocupÛ como colonia en 1936-1937, y a

continuaciÛn abandonÛ tambiÈn la Sociedad de Naciones. En 1936, en EspaÒa un golpe militar, apoyado por

Alemania e Italia, iniciÛ la guerra civil espaÒola. Las dos potencias fascistas constituyeron una alianza oficial, el

Eje Roma-BerlÌn, y Alemania y JapÛn concluyeron un ìpacto anti-Cominternî. En 1938 Alemania considerÛ

llegado el momento de la conquista. En el mes de marzo invadiÛ y se anexionÛ Austria sin resistencia militar y, tras

varias amenazas, el acuerdo de Munich de octubre dividiÛ Checoslovaquia y Hitler incorporÛ a Alemania extensas

zonas de ese paÌs, tambiÈn en esta ocasiÛn sin que mediara un enfrentamiento bÈlico. En 1939 Alemania ocupÛ

Polonia y Europa quedÛ paralizada por la crisis polaca. De esa crisis naciÛ la guerra europea de 1939-1941, que

luego alcanzÛ mayores proporciones, hasta convertirse en la segunda guerra mundial.

Pero hubo otro factor que transformÛ la polÌtica nacional en un conflicto internacional: la debilidad cada vez m·s

espectacular de las democracias liberales y su incapacidad o su falta de voluntad para actuar, unilateralmente o de

forma concertada, para resistir el avance de sus enemigos.

El llamamiento en pro de la autoridad antifascista deberÌa haber suscitado una respuesta casi inmediata, dado que

el fascismo consideraba a todos los liberales, los socialistas y comunistas, a cualquier tipo de rÈgimen democr·tico

y al rÈgimen soviÈtico, como enemigos a los que habÌa que destruir. Todos ellos, pues, debÌan mantenerse unidos,

si no querÌa ser destruidos por separado. Los comunistas, despuÈs de la subida de Hitler al poder, se convirtieron

los defensores m·s sistem·ticos y m·s eficaces de la unidad antifascista.

El antifascismo organizÛ a los enemigos tradicionales de la derecha pero no aumentÛ su n˙mero; movilizÛ a las

minorÌas m·s f·cilmente que a las mayorÌas. Los campos de concentraciÛn servÌan sobre todo como factor de

disuasiÛn frente a la posible oposiciÛn comunista y como c·rceles de los cuadros de las fuerzas subversivas, y

desde ese punto de vista eran vistos con buenos ojos por muchos conservadores convencionales.

La segunda guerra mundial pondrÌa en evidencia que, para ser eficaz, cualquier alianza antifascista debÌa incluir a

la URSS, a pesar de la resistencia de los gobiernos occidentales a entablar negociaciones efectivas con el estado

rojo, incluso en 1938-1939, cuando ya nadie negaba la urgencia de una alianza contra Hitler.

La democracia liberal retrasÛ o impidiÛ las decisiones polÌticas, particularmente en Estados Unidos, e hizo difÌcil,

y a veces imposible, adoptar medidas impopulares. Incluso un presidente fuerte y popular como Roosevelt se vio

imposibilitado de llevar adelante su polÌtica exterior antifascista contra la opiniÛn del electorado. De no haber

ocurrido el episodio de Pearl Harbour y la declaraciÛn de guerra de Hitler, es casi seguro que los Estados Unidos

habrÌan permanecido al margen de la segunda guerra mundial.

Lo que debilitÛ la determinaciÛn de las principales democracias, europeas, Francia y Gran BretaÒa, fue el

recuerdo de la primera guerra mundial. Lo sentÌan tanto lo votantes como los gobiernos, porque su impacto habÌa

sido de extraordinarias proporciones y de car·cter universal. HabÌa que evitar a cualquier precio una nueva guerra

de esas caracterÌsticas. La guerra habÌa de ser el ˙ltimo de los recursos de la polÌtica.

La izquierda estaba ante un dilema. Por una parte, la fuerza del antifascismo radicaba en que movilizaba a

quienes temÌan la guerra; tanto los horrores del conflicto anterior como los que pudiera producir el siguiente. El

hecho de que el fascismo significara la guerra era una buena razÛn para oponÈrsele. Por otra parte, la resistencia al

fascismo no podÌa ser eficaz sin el recurso a las armas.

No obstante, no puede utilizarse el dilema polÌtico de la izquierda para explicar el fracaso de los gobiernos, entre

otras

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (12.3 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com