LA EDUCACIÓN COMO PROCESO DE DESARROLLO HUMANO
mltrencoApuntes25 de Enero de 2017
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CAPÍTULO I
LA EDUCACIÓN COMO PROCESO DE DESARROLLO HUMANO
La inteligencia, la fantasía, sensibilidad y la memoria es una cuestión de grado. Son fenómenos vitales no esencialmente diferentes de lo propiamente biológico, mientras que el espíritu es lo específicamente humano.
Lévi-Strauss sostiene que la cultura es naturaleza o si se prefiere, segunda naturaleza. En lo biológico, la indeterminación humana se inicia a la posibilidad de desarrollo humano. Se abre camino a la Educación que es parte del sistema cultura, que a su vez es fundamental para el ser humano. La Educación se ocupa no sólo de cómo llegar a ser hombre, sino también de cómo llegar a ser un buen ciudadano.
- Natura y cultura.
La conciencia es necesaria para el ser humano. De esta indeterminación arrancan un conjunto de facultades nuevas garantizadas por un cerebro capaz de determinar el comportamiento adecuado mediante la autorregulación.
- El cerebro humano.
El cerebro es la característica anatómica fundamentalmente distintiva del hombre, siendo también el agente principal del comportamiento humano; el motor de sus sentimientos y de todo tipo de pensamiento.
Se cree que la evolución del cerebro desde estos primeros estadios hasta la elaboración humana actual ha tenido lugar en sucesivas etapas. En la evolución del cerebro de los vertebrados se han distinguido líneas de progreso que van a culminar en los mamíferos con la gran innovación evolutiva que supuso el neocórtex.
Del tallo encefálico emergieron los centros emocionales, que dieron lugar al córtex y al neocórtex, que configuró evolutivamente el estrato superior del sistema nervioso.
Los centros de emoción poseen un extraordinario poder de influencia en el funcionamiento global del cerebro.
Para bien o para mal, recordamos más las experiencias que más nos han emocionado. El cerebro dispone de dos sistemas de registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los recuerdos con una intensa carga emocional. Ledoux ha llegado a la conclusión de que las relaciones y los encuentros amor-desamor que el niño mantiene con sus cuidadores durante los primeros años constituyen un auténtico aprendizaje emocional. La neurona no madura en el vacío, sino en un contexto sociocultural que puede ser negativo u optimizante y cuyos efectos le acompañarán durante toda la vida.
La corteza del cerebro es donde albergan los procesos superiores del comportamiento humano, convirtiéndose así en un verdadero centro de mando.
El neocórtex experimenta en la hominización una gran expansión cuantitativa que le permite dar un salto cualitativo, al asumir las funciones que el tálamo desempeña y además, que en él existan zonas mudas.
Es posible que desempeñe un papel importante un circuito de retroalimentación interna. Esto, que es propio del sistema nervioso, muestran las diferencias fundamentales entre el ser humano y los otros animales: En el hombre son más complejas; el control del éxito escapa en el ser humano a estos circuitos. El hombre puede pensar en conceptos y hacer abstracciones, generar metalenguajes…
Sin la capacidad de autorreflexión el ser humano se quedaría sin la plena posesión de su cualidad humana, su capacidad de autocontrol.
El comportamiento inteligente se enfrenta a la realidad y soluciona los problemas con la aplicación directa de datos, cualidades, aprendizajes e instrumentos que utiliza como medios para alcanzar sus fines. Las propiedades de las cosas pueden ser aprendidas por la experiencia.
Otra característica que caracteriza la especie humana es su capacidad de memoria. Se entiende por memoria, el reconocimiento y el recuerdo. El primero permite reconocer. El recuerdo es la reproducción mental de objetos y vivencias que no están presentes directamente ante los sentidos. La gran diferencia entre el animal y el hombre es sobre todo la aparición del lenguaje y la cultura simbólica.
La evolución cultural es la capacidad de innovar, contando con la transmisión cultural y la experiencia.
El componente biológico es importante a la hora de comprender el comportamiento social humano. Nuestra percepción y nuestra conducta tienen una base biológica.
La intervención ambiental puede producir cambios cualitativos relevantes.
- Raíces biológicas de la sociabilidad.
El hombre es el ser vivo que para sobrevivir ha de adquirir sus modos de conducta. Su competencia social es la base de la supervivencia.
La programación genética es menor a medida que se avanza en la escala filogenética. Los humanos disponemos de una variedad de respuesta a las distintas situaciones, contando con el aprendizaje por la experiencia.
La especie humana ha vivido tomando decisiones para sobrevivir al medio físico, peros somos seres sociales que necesitamos vivir en comunidad, procesar la información y adaptarnos al medio social. De hecho, es más determinante y significativa la adaptación al mundo social que al medio físico. Tenemos la posibilidad de elegir nuestros modos de conducta, de dar respuestas diferentes en función de nuestros intereses y necesidades. Estas elecciones no pueden estar programadas genéticamente.
Todas las células animales presentan los mismos elementos celulares en su estructura, todos los mamíferos tienen pelo y dan de mamar a sus crías, etc. Los supuestos teóricos, puestos de manifiesto por la etología animal, tienen que ser revisados en su aplicabilidad a los humanos. Sólo se puede constatar que ambos reaccionan de forma similar en algunas situaciones.
Fenómenos observados en el mundo animal como el orden de prioridades o la territorialidad son fenómenos que se dan también en humanos, ya que podemos observarlos en las más variadas situaciones.
En los seres humanos la territorialidad es distinta, porque por su capacidad de reconocer individualmente a los miembros del grupo, en función de características personales, no se necesitan marcas grupales de territorio, para conocerse entre sí, como ocurre con otros animales.
También ocupan y defienden territorios y establecen derechos consolidados por la costumbre, como pertenecientes a un grupo o linaje. Eibl-Eibesfeldt muestra que con la aparición de la cría individualizada se abrieron nuevas posibilidades para el trato social. La cooperación, desde ese momento, representa un papel cada vez mayor en el grupo. Los modelos altruistas se revelan mejor adaptados al medio que los que no lo son.
Lo que incluye datos y conductas prosociales afiliativas que determinan por constituir un ethos familiar solidarios, que además puede ampliarse hasta formar un ethos grupal. Se sostiene que es posible que la misma expansión cerebral de las especies de homínidos esté directamente vinculada al aumento de la complejidad social. Según esto, la expansión del cerebro y de la inteligencia representa una adaptación a la vida social, en un medio en el que se tiene a la vez que cooperar y competir con los mismos individuos.
Tenemos predisposiciones filogenéticas que con el ambiente modulan nuestra percepción, pensamiento y acción. Son objeto de aprendizaje cultural en un determinado contexto social. La inteligencia social desarrollada en este medio permite utilizar diversas estrategias que van desde la formación de alianzas entre individuos hasta imaginar situaciones hipotéticas y actuar en consecuencia. PENSAR Y ACTUAR. Además, los seres humanos en proceso de crecimiento necesitan de los demás para su desarrollo.
En medios sociales donde se fomenta la amistad y cooperación, como es el caso de los tasaday de Mindanao […], la conducta agresiva es rechazada y se encuentra básicamente bajo control. Es una conducta tan rara que cuando aparece se considera un signo de anormalidad y es reprimida. Las potencialidades genéticas no han recibido los estímulos necesarios para el desarrollo de la conducta agresiva. Las sanciones sociales, formales o informales, contra la práctica de esa conducta han sido tan fuertes, que han aprendido a no ser agresivos. La conducta agresiva es potenciada y aparece con fuerza en otros grupos humanos, cuando esta conducta es aceptada y constituye una acción eficaz en la adaptación social.
Los seres humanos necesitan adaptarse al medio social. Necesitan cuidados y atenciones sin los cuales no sobrevivirían. Necesitan la orientación y mediación de unos modelos guía, que les sirvan de apoyo y protección. Necesitan del grupo para su socialización y Educación.
Numerosas evidencias nos muestran que las personas de las llamadas “sociedades individualizadas” suelen desarrollar, generalmente, una gran competencia social, que les permite controlar la agresividad y activar pautas de comportamiento social adecuadas. La competencia social se adquiere por inmersión de las culturas tradicionales, sobre todo en los primeros años y a través del grupo de iguales mediante el juego y la interacción social. No es de extrañar que se observen disfunciones en la conducta prosocial de los niños en las sociedades urbanas cuando se da un empobrecimiento en las relaciones sociales de los individuos.
- El ser cultural.
El concepto de cultura es polisémico y abordable desde distintos ángulos. Por ser un comportamiento aprendido y característico de la especie humana, es un concepto nuclear “en” Antropología de la Educación. Los “modos de conducta” que necesita aprender el ser humano llevan implícitos una serie de contenidos que sólo le puede proporcionar la cultura. Su configuración orgánico-biológica precisa de la práctica adquisitiva cultural dentro de la cual hay que incluir los procesos de enculturación, socialización y Educación.
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