LA INTERDEPENDENCIA COMPLEJA
IVETTEE2225 de Noviembre de 2012
3.413 Palabras (14 Páginas)647 Visitas
- La Interdependencia Compleja en la Teoría de las Relaciones Internacionales
De las secciones anteriores, se puede decir que existe cierto nivel de consenso en la
literatura, respecto de la resignificación de lo local (glocalización) a través de su
transnacionalización, así como también se acepta como válida la observación del creciente
número de actores en el sistema internacional que, a la vez, han empujado a un proceso
generalizado de descentralización (y en el último y tiempo, de integración subnacional)
fenómenos que han hecho que las relaciones internacionales en el mundo actual se hayan
complejizado crecientemente. Así, cabe la pena preguntarse ¿qué modelo teórico de las
relaciones internacionales es el más apto para explicar dichos fenómenos? Primero, habría
que decir que los modelos del neorrealismo no son muy explicativos para este caso, debido
a que consideran al Estado-nación como el único actor realmente importante en la política
internacional. Por otro lado, las teorías estructuralistas tampoco sirven para analizar el
surgimiento de actores subnacionales y su interacción en la política internacional, ya que,
se caería en una lógica unívoca de dependencia hegemónica que no explicaría las
“dependencia mutuas” de los Gobiernos No Centrales (GNC). Por lo tanto, solo queda
echar mano al modelo de IC que si recoge los elementos anteriormente señalados, para dar
una explicación al fenómeno de la integración subnacional, claro que extrapolando sus
conceptos de manera prudente. A continuación, se entrega el modelo de la IC en detalle.
La Teoría de las Relaciones Internacionales comienza a adquirir un corpus teórico recién en
el siglo XX. Lo anterior se desarrolla al alero de la ciencia política, más bien, la ciencia
política en su doble desempeño de estudiar, de una parte los fenómenos del poder y, de
otra, la organización institucional de los Estados que ha monopolizado el estudio de los
asuntos internacionales en un amplio sentido (Ortiz. 2000: 18), es decir, se entiende a las
relaciones internacionales como una sub-disciplina de la politología, básicamente por los
conceptos de poder y dominación que parecen como constantes durante el análisis empírico
del sistema internacional.
Sin embargo, paralelamente se ha desarrollado toda visión del cuerpo teórico de la subdisciplina que da cuenta de los denominados “debates” de las relaciones internacionales.
Así, hay un consenso entre los teóricos que señalan que el desarrollo de los estudios
internacionales se ha dado a partir de tres “paradigmas” que son el idealista, el realista y el
estructural-funcionalista. (Ortiz. 2000: 75)
Dejando de lado esta discusión, se debe señalar que el debate más reciente en las relaciones 23
internacionales dice relación con la teoría de los regímenes internacionales, la cual se
expresa en que el concepto de régimen internacional (categoría central en la Economía
Política Internacional, aunque empleada en general en las Relaciones Internacionales) y que
es casi exclusivamente un producto del diálogo neorrealismo-post-liberalismo (Salomón.
2002: 19) y la teoría de la integración regional. Es así que, bajo este cuadro discursivofenomenológico, recién durante la década de los 90’ comienza a desarrollarse en la teoría
de las relaciones internacionales estas disputas de carácter conceptual, bajo el alero de,
fundamentalmente, politólogos y de los enfoques dicotómicos entre neorrealistas v/s postliberales (Salomón. 2002: 2). El hecho de que recién en la década pasada comienza esta
porfía, da cuenta de lo incipiente de la cuestión, lo que también se explica por el desarrollo
del enfoque neorrealista-postliberalista (su convergencia), fundamentalmente de Keohane y
Nye , quienes proponen (desde el post-liberalismo) que es el Estado el que aún continúa
siendo un actor importante, más no es el único determinante, adquiriendo relevancia en el
sistema internacional. En este periodo surge la teoría de la sospecha, es decir, la guerra
preventiva, por tanto se hace necesario realizar acuerdos regionales y supranacionales, lo
que implica el surgimiento de interdependencias complejas entre los Estados, generalmente.
Lo precedente, lo configuran a partir de su real convicción de dar cuenta de un enfoque
válido para conceptualizar ciertos aspectos de la realidad internacional- con el enfoque de
la interdependencia, dedicado al análisis de las relaciones transnacionales- (Keohane y Nye.
1988: 23-24). Por lo tanto, “la internacionalización de la economía mundial ha llevado a las
grandes democracias industrializadas a una IC, caracterizada por la existencia de múltiples
problemas en la política mundial, numerosos actores (no solo los Estados), y la ineficacia
del uso de la fuerza para la resolución de muchas cuestiones”. Contraponiendo la realidad
Latinoamericana (en particular la chilena) al modelo de IC, se puede argumentar de forma
prematura que es perfectamente aplicable, debido a que Chile es uno de los países más
abiertos del mundo y que, además, desde el retorno a la democracia, la aparición de nuevos
actores es una realidad indesmentible en el contexto actual). Sin embargo, es necesario
aclarar que este modelo de análisis de la política internacional es un tipo ideal, pero sin
duda, contrastable en la realidad, de forma general (Keohane. 2001: 674).
La IC, como constructo teórico para el análisis de las Relaciones Internacionales, se
estructura en el ya clásico “Poder e Interdependencia: La política mundial en transición” de
1977. Keohane señala (unos años más tarde) que, el modelo expresa anomalías en tres
dimensiones, con respecto a las teorías anteriores en la disciplina: 1) el Estado, que siendo
aún el actor más importante en la política mundial, ha dejado de tener el papel
predominante que tenía en el pasado; 2) las democracias liberales tienen un
comportamiento en política exterior que es diferente al de los regímenes no democráticos.
Dependiendo de la definición que cada uno adopte, o bien las democracias liberales no se
enfrentan entre sí en absoluto, o bien lo hacen mucho menos de lo que cabría esperar; 3) la
tercera anomalía, se refiere al papel fundamental de las instituciones internacionales en la
política mundial contemporánea, en donde estas se definen como “conjuntos de reglas
(formales e informales) duraderas y conectadas, que prescriben comportamientos, limitan la
actividad y dan formas a las expectativas”. (Keohane. 2001: 675-676). Así, el hecho de que
los Estados apoyen y proliferen este tipo de estructura internacional obliga pensar que tales
instituciones, realizan eventualmente, algún servicio a sus intereses, o por lo menos, los
protegen en cierta medida, ante la inexistencia de un gobierno común, en forma, si se
quiere, de Leviatán. 24
Entonces, la interdependencia afecta tanto a los Estados como al sistema político
internacional, pero las acciones de gobierno también tienen efecto sobre los modelos de
interdependencia, por ejemplo “al crear o aceptar procedimientos, normas o instituciones
para ciertas clases de actividades, los gobiernos regulan y controlan las relaciones
transnacionales e interestatales. A estos acuerdos gubernamentales los denominaremos
regímenes internacionales” (Keohane y Nye. 1988: 18).
En estricto rigor, el modelo de IC implica dependencia, lo que significa un estado en que se
es determinado o afectado por fuerzas externas. Así mismo, “interdependencia, en su
definición más simple, significa dependencia mutua. En política mundial, interdependencia
se refiere a situaciones caracterizadas por efectos recíprocos entre países o entre actores en
diferentes países” (Keohane y Nye. 1988: 22). Los autores plantean que donde se dan
efectos de costos recíprocos en los intercambios (aunque no necesariamente simétricos), se
puede hablar de interdependencia. Cuando no se dan dichos costos, simplemente hay
interconexión.
El enfoque de la IC siempre sostendrá costos debido a que ésta reduce la autonomía, ya que
nada asegura que las relaciones denominadas “interdependientes” puedan caracterizarse
como de beneficio mutuo.
En relación al rol del poder en la interdependencia se debe distinguir entre dos
dimensiones, estas son “la sensibilidad y la vulnerabilidad”. “Sensibilidad implica grados
de respuestas dentro de una estructura política (¿Con qué rapidez los cambios en un país
ocasionan cambios, con determinado costo, en otro país y cuál es la magnitud de ese
costo?). La sensibilidad de la interdependencia se crea mediante interacciones dentro de un
marco de políticas. La sensibilidad supone que el marco permanece invariado. El hecho de
que un conjunto de políticas permanezca constante puede reflejar la dificultad para
formular nuevas políticas en un corto plazo o también el compromiso con cierto patrón de
normas internas
...