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La Educacion Azteca


Enviado por   •  1 de Mayo de 2014  •  1.879 Palabras (8 Páginas)  •  350 Visitas

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La educación azteca

Introducción

En el siguiente ensayo tratare de explicar cómo era la educación de recibían los aztecas o también llamados mexicas tratando de relacionarlo como es ahora.

El concepto de educación según la ley general de educación: proceso que tendera a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentara en él, a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, también nos dice que: es un proceso permanente que contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y es factor determinante para la adquisición de conocimientos y para formar al hombre de manera que tenga sentido de solidaridad social.

México es un país afortunado: siendo un lugar de grandes culturas como la olmeca, teotihuacana, huasteca, totonaca, mixteca, zapoteca, tarasca, maya, AZTECA, entre otras.

México territorio constelado por diversas sensibilidades que supieron consumar y trascender con fuerza e impacto la grandeza de los pueblos. De ella dejaron muestras perdurables, porque mucha conciencia hubo sobre la muerte y el tiempo. Supieron dejar los suficientes documentos para conocer su rostro y el sentido de su vida. Toda creación estuvo encaminada hacia esta meta, la de la clara permanencia a través del porvenir.

Esta fue una de las principales razones en la educación: no solo alcanzar la sabiduría si no significarla en el tiempo.

La educación de los aztecas tenía como propósito fundamental, formar la personalidad del individuo, lo cual se expresaba en lengua náhuatl como “in ixtli, in yollotl”, “alcanzar el rostro y el corazón”. En toda actividad se les inculcaba un gran sentido de la familia y del grupo humano. Su educación era tradicionalista y estaba basada en un origen bélico, por esa razón es considerada una cultura guerrera.

Palabras clave: educación, amor a la patria, solidaridad social

El templo mayor

En una fría mañana de febrero del año de 1978, un grupo de trabajadores de la compañía de luz y fuerza de centro se topó con una extraña roca que, aparentemente, se trataba de un monumento hecho durante la época del México prehispánico.

Rápidamente los trabajadores dieron aviso y durante el transcurso de la mañana se dieron cita, en la esquina que conformaban las calles de República de Guatemala y Seminario, en el Centro Histórico, un grupo de arqueólogos del departamento de Salvamento Arqueológico del INAH. Durante los días que transcurrieron a este descubrimiento y tras la completa liberación del monolito, el arqueólogo Felipe Solís, actual subdirector de Arqueología del Museo Nacional de Antropología identificó que el relieve tallado en la roca, era la representación de la diosa Coyolxauhqui, la antigua deidad a quien los mexicas identificaban con los poderes femeninos de la noche, identificados en la diosa-lunar misma.

Según los expertos que han estudiado los documentos donde se describen las viejas tradiciones históricas y religiosas de los mexicas, Coyolxauhqui era la hermana de Huitzilopochtli, el dios más importante a quién los mexicas, veneraban como la máxima representación de la fuerza solar, la cual solo podía mantenerse vigente mediante la obtención de la sangre de los guerreros enemigos muertos durante el combate o bien, después de él sobre una piedra de sacrificios en el corazón de la capital tenochca.

Fue gracias a este singular descubrimiento que nació, por iniciativa del en aquel entonces, presidente de la República, don José López Portillo, el proyecto Templo Mayor, el cual, desde 1978 y hasta los últimos años, ha dado a conocer los restos de lo que fuera el famoso Templo Mayor de los mexicas, mediante la exploración sistemática de toda el área cercana al sitio donde se encontró la Coyolxauhqui. Cabe señalar que los trabajos arqueológicos en la zona aún se mantienen vigentes y que en el momento menos pensado pueden salir a la luz de nuestro tiempo, nuevos hallazgos que confirmen o bien que revolucionen el conocimiento que actualmente tenemos sobre la religión y la vida cotidiana de los antiguos mexicanos, más entre eso sucede, la zona arqueológica del Templo Mayor y su museo, aún tienen mucho que enseñarnos

A raíz del descubrimiento de la Coyolxauhqui –el monolito de la diosa lunar– se impulsaron las excavaciones de la antigua Tenochtitlan, y fue así como se encontraron las ruinas de la pirámide doble de Tláloc y Huitzilopochtli, en la que se reconocieron por lo menos seis etapas constructivas, laEl monolito de la Coyolxauhqui pertenece a esta etapa constructiva. El andador se interna en el núcleo de la pirámide a través de las superposiciones agregadas al conjunto; de éstas sobresale la etapa III, atribuida al reinado de Itzcóatl (1426-1440), en la que se encontraron, al pie de la escalinata, los restos de siete portaestandartes. Al fondo del andador se localiza la estructura correspondiente a la etapa II, construida hacia 1390.

se encuentran bien conservados vestigios que permiten imaginar cómo eran los templos que remataban el edificio, así como la doble escalinata que lleva hasta los restos de los templos gemelos, el de la izquierda dedicado a Tláloc y el de la derecha a Huitzilopochtli, los dos con restos de pinturas alusivas a ambas deidades y objetos de culto. Siguiendo por el andador se llega a los más fascinantes hallazgos de la exploración del sitio, el llamado Recinto de las Águilas, que es un espacio cuadrangular con una antesala porticada con columnas y patio interior con una magnífica banqueta labrada, estucada y pintada, que muestra la procesión de unas 170 figuras de guerreros y una cenefa en la que ondula el cuerpo de una serpiente. s cuales pueden observarse durante el recorrido por la zona arqueológica del Templo Mayor.

Escuelas aztecas

Las escuelas de Tenochtitlan atendían a los jóvenes de acuerdo con su extracción social: los hijos de los nobles acudían al Calmécac, institución

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