La Santa Inquisicion
jnvalle6Resumen10 de Junio de 2021
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LA SANTA
INQUISICIÓN
INTRODUCCIÓN
Las prácticas del Santo Oficio de la Inquisición de España han sido motivo de muchos análisis y recuentos históricos. Aquí una aproximación a uno de los episodios de la historia que ha dejado una marcada huella en la memoria de la humanidad por los aberrantes actos que en nombre de la fe se realizaron.
El enfoque, aunque histórico como consecuencia lógica del momento en que estos hechos se desarrollan, tiende a ser también jurídico, tratando de privilegiar aquellos elementos dentro del proceso que le daban características especiales.
La tortura y la confesión, al igual que la secrecía, jugaban un papel esencial en la evolución y desenlace de los procesos inquisitoriales y le imprimían, al mismo tiempo, su sello personal. Aun cuando constituían violaciones terribles a los derechos humanos de quienes tenían la desgracia de caer en manos del Santo Oficio, tanto la secrecía, la confesión, como la tortura misma, tenía una razón de ser.
La Inquisición abarcó un largo periodo, desde el siglo XII hasta el XIX, y sus prácticas se extendieron por el viejo continente incluido México y alcanzaron a victimar a quienes ajenos a sus intereses y políticas habitaban el continente americano. El daño infligido y las características propias de sus procesos le han dado al término inquisición una equiparación con prácticas que se ejecutan de manera autoritaria dentro de procedimientos penales y que violan los derechos de quienes enfrentan la justicia penal en la actualidad.
DESARROLLO
El origen del Santo Oficio de la Inquisición es resultado del momento histórico en el que se da y de la intolerancia religiosa por parte de la Iglesia católica hacia grupos, internos y externos, que eran identificados como ajenos al dogma. Su experiencia en las catacumbas, su persecución bajo el yugo romano, fue una experiencia olvidada tan pronto como se dio la conversión cristiana de los emperadores en el siglo IV, y su condición social cambió. [pic 1]
Tanto el Estado como la Iglesia tenían sus motivos de preocupación política. La hegemonía religiosa que para el siglo XII había consolidado la Iglesia, encontró una amenaza creciente en el surgimiento de las diferentes corrientes heréticas que evidenciaban el debilitamiento del dominio eclesiástico venido a menos por la "pereza y corrupción clerical que contribuyó a que el discurso eclesiástico ya no encontrara eco en una sociedad que estaba harta de contemplar cómo aumentaba la riqueza material de los miembros de la Iglesia.
El IV Concilio de Letrán fue el momento jurídico más importante que antecedió al comienzo de la llamada Inquisición romana o pontificia de 1231, instaurada por Gregorio IX. Sin embargo, no fue el único antecedente que le dio forma a los usos procésales y de derecho penal que fue el fundamento de esta Inquisición, ya que al igual que recogió lo fundamental del derecho inquisitorial plasmado en instrumentos ya existentes, como las leyes de Federico II, también se complementó con otras supervenientes, como la Decretal Ad extirpanda de Inocencio IV (1252), dirigida a las autoridades y príncipes de Italia.
Entre los mandatos más relevantes de esta Decretal están: la obligación de las autoridades de encarcelar a los herejes; la autorización para que cualquier persona que descubriera un hereje se apoderara de su persona y bienes; la obligación de los magistrados "de elevada categoría" a nombrar "doce buenos católicos" en cada ciudad o pueblo para que se dedicaran a perseguir herejes e incautar sus bienes para entregarlos a los obispos; obligaba a los lugareños a cooperar con los "doce buenos católicos" quienes los convocaban, hacían jurar según la costumbre y constreñían a denunciar herejes o sospechosos de serlo (no cooperar era severamente castigado); obligaba a las autoridades civiles a derribar las casas de los herejes dentro de los diez días siguientes en que pronunciaba sentencia; la introducción de la "cuestión de tormento" o la tortura, que podría aplicarse a los reos como medida procesal, no de castigo, y como el único medio para resolver dudas y obtener confesiones "ciertas"; y la pena de muerte.
En el primer cuarto del siglo XIV las herejías habían perdido mucha fuerza y con ello el Santo Oficio de la Inquisición reduce su actividad pero no su presencia. Existen casos como el de Margarita Porete, oriunda de Hennuyère, quien es condenada y ejecutada por la autoría del libro Miroir des simples âmes, sin embargo, la actividad del Santo Oficio no se compara con la desplegada en el siglo XIII.10 Pasado el peligro del movimiento hereje, el Santo Oficio no encuentra más motivo de existencia y sus funciones cesan por un tiempo para ser reanimado con un vigor desatado durante el siglo XV en España. [pic 2]
El establecimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en España tiene lugar el 1o. de noviembre de 1478, mediante la bula papal Exigit sincerae devotionis affectus. Su objetivo primordial era la homogeneidad cristiana, "persiguiendo y castigando la herejía de los judaizantes". Los reyes católicos, Fernando (de Aragón) e Isabel (de Castilla), arribaron al poder ante una sociedad pluricultural que profesaba tres religiones distintas.
El proceso de integración territorial y político que representaba la unión matrimonial de los reyes era sólo el comienzo de una concentración monárquica del poder que concluiría posteriormente en la constitución del Estado moderno de los reyes católicos. En dicho proceso, la ortodoxia religiosa tenía una prioridad especial. Como lo sostiene Pérez, durante los primeros quince años de su reinado, Fernando e Isabel gobernaron sobre tres grupos de súbditos estratificados en otras tantas comunidades autónomas según la religión que profesaban sus miembros: judíos, moros y cristianos.[pic 3]
Las inconveniencias propias de esta situación, aunadas a los reclamos de la masa mayoritaria de la población (los cristianos) con relación al proceder de los otros dos grupos en cuestiones religiosas y la creciente influencia socio-económica que representaban los judíos, los conversos y los judaizantes (aquellos que una vez convertidos al cristianismo regresaran a su fe y a sus prácticas judías abierta o veladamente), entre otras cosas, hizo que los propios reyes católicos soliciten al papa Sixto IV el establecimiento de un Tribunal del Santo Oficio en Castilla (porque para 1478, Fernando aún no heredaba la corona de Aragón), pero otorgándoles a ellos la atribución de nombrar a los inquisidores, a quienes el papa en su oportunidad otorgaría las facultades para ejercer su oficio.
Y así fue, Sixto IV cedió a la petición porque, según versa en la narrativa de la bula, muchos convertidos del judaísmo llevaban... vida religiosa doble. Comportabanse como cristianos en público; en privado seguían observando los ritos y practicando las costumbres de la fe judaica, en ella educaban a sus hijos y, aprovechando las ventajas de la convivencia, hacían prosélitos, removiendo en otros conversos la querencia de su antigua ley e induciendo a los cristianos... a las prácticas del judaísmo.
Ya con la bula en el bolsillo, los reyes católicos esperaron hasta el 27 de septiembre de 1480 para nombrar a los primeros inquisidores, Juan de San Martín y Miguel de Morillo, unos frailes dominicos que se aprestaron a fines de ese mismo año a dictar el solemne edicto a través del cual refrendaban los fines de su misión y las facultades encarnadas. Por medio del mismo edicto extendieron la invitación para que, de manera espontánea, los pecadores confesaran sus culpas, era sólo un último periodo de gracia, la inquisición estaba en marcha.
Ante los rasgos de la época que da paso a la operación del Santo Oficio en España, que por un lado convierten a los judaizantes en el blanco único de la actividad de la Inquisición y por otro, extienden el nuevo tribunal "en todo el ámbito de la doble monarquía, incluso en los reinos y señoríos forales de la Corona de Aragón", su establecimiento es recibido con emigraciones masivas de judíos o con resistencias violentas.
La consolidación del Santo Oficio fue el preámbulo para su expansión y viceversa. En 1483 se crea el organismo central de esta Institución llamado Consejo de la Suprema y General Inquisición, conocido comúnmente como la Suprema, presidido por el fraile Tomás de Torquemada, quien a la vez tuvo el poco honroso privilegio de ser también el primer inquisidor general de España, nombrado por los reyes católicos después de que el papa consolidara en uno solo los diversos nombramientos de inquisidores para diversos tribunales en territorios españoles. [pic 4]
El fraile Tomás de Torquemada, una vez investido en su carácter de inquisidor general (y muy familiarizado con la actividad a desempeñar, ya sea por su práctica, sus estudios y los informes que preparaba a los reyes católicos con relación "al estado alarmante de la cuestión religiosa y social"), organizó la Institución y la dotó de las reglas fundamentales por las que habría que regirse por casi cuatro siglos.
Tales reglas son llamadas Instrucciones, y se promulgaron en 1484 bajo el nombre Compilación de las Instrucciones del Oficio de la Santa Inquisición. No fueron las únicas, pero sí la esencia que le dio vida a la actividad del nuevo Tribunal y que influyeron en gran medida las instrucciones que les siguieron, las de Valladolid de 1488 y las de Ávila de 1498.[pic 5]
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